Kanya Kanya, una niña de doce años que vive en Agra, India, donde cose zapatos durante largas jornadas junto a su madre y dos hermanas mayores. "Hace calor en el verano y trabajar durante largas horas es muy agotador", cuenta la pequeña. "Me duelen las manos porque el cuero es difícil de perforar. Es aún más difícil porque tengo que tener cuidado al usar la aguja para coser. Me he pinchado muchas veces y es muy doloroso", explica. Su padre y su hermano mayor trabajan en una fábrica de zapatos cercana, mientras que su madre, sus dos hermanas mayores y ella trabajan en casa haciendo zapatos.
"Hace un año que dejé de ir a clase y comencé a trabajar en casa" dice Kanya, antes de dejar claro que la escuela le gustaba pero tuvo que abandonarla. "Leer siempre me hacía feliz pero desde que mi madre me sacó para trabajar en casa no he vuelto", señala.
De 152 millones de niños que están trabajando, 85 millones de niños se encargan de tareas que la ONG define como "las peores formas de trabajo infantil": trabajos potencialmente peligrosos que dañan la salud, la seguridad y el desarrollo moral de estos menores. "El trabajo infantil impide a los niños disfrutar de su infancia y recibir una educación, afectando a su salud física y mental", ha advertido World Vision.
La ONG ha advertido de que los conflictos, guerras y las crisis migratorias han provocado "un aumento del trabajo infantil entre los niños refugiados, desplazados internos y otras poblaciones vulnerables, especialmente en Oriente Próximo, Asia y en el norte de África".
Con el objetivo de mostrar la realidad que viven millones de niños en el mundo, World Vision ha puesto en marcha la iniciativa Destapa el Trabajo Infantil (Unbox Childlabour, en inglés), siguiendo el ejemplo de los vídeos difundidos en Internet con la etiqueta Unboxing, dedicados a contar las características de un producto para ayudar a un consumidor a decidirse con la compra. "Hay algo relacionado con esos productos que nadie está viendo: lo que pasa antes de cada unboxing", ha contado la ONG. "Muchos de los productos que consumimos son fabricados por los más de 152 millones de niños que trabajan en todo el mundo impidiéndoles disfrutar de su infancia, afectando a su salud física y mental", ha explicado.
World Vision busca concienciar a toda la sociedad sobre la importancia del consumo responsable, mientras insta a los gobiernos y empresas a mejorar sus sistemas de protección infantil porque "cada caja" que se abre "encierra una historia".
Según la Organización Internacional de Trabajo (OIT), casi la mitad del trabajo infantil, 72 millones de niños, se concentra en África, mientras que 62 millones de niños trabajan en la región de Asia y Pacífico; 10,7 millones en las Américas; 1,1 millones en países árabes y 5,5 millones en Europa y Asia Central.
La ONG ha denunciado que "miles de niños" en Oriente Próximo no tienen opción que no sea el trabajo infantil, especialmente "los refugiados y desplazados que se ven obligados a sacrificar su infancia por la venta ambulante en la calle, matrimonios precoces, explotación sexual o reclutamiento por parte de grupos armados". "Niños que cambian su infancia por el trabajo, ya que el 75 por ciento de los niños trabajadores tiene entre 5 y 14 años", ha explicado.
World Vision ha señalado que está trabajando para proteger a los niños en los lugares más peligrosos del mundo, en países que han sufrido catástrofes naturales, emergencias y conflictos y en regiones con índices de mortalidad infantil "extremadamente altos". "En este tipo de contextos los niños son mucho más vulnerables a cualquier tipo de abuso infantil: ablación, matrimonios tempranos, explotación infantil --desde violaciones hasta tráfico y prostitución--, o el reclutamiento de niños soldado", ha indicado.
Tras destacar que está trabajando con gobiernos y autoridades locales para que fortalezcan los sistemas de protección infantil y social, World Vision ha subrayado la importancia de "responsabilizar a las empresas productoras y multinacionales". "World Vision también exige a los gobiernos que obliguen a las empresas a revelar cómo se fabrican o se obtienen sus productos para corroborar que ningún menor se ha visto involucrado", ha añadido.
En este sentido, ha lamentado que no existan etiquetas ni "ninguna certificación oficial" que informe de si hubo "trabajo infantil" involucrado en la elaboración de un producto concreto. "Necesitamos cambiar esto para poner fin al trabajo infantil", ha concluido.