Un joven canadiense promueve el reciclaje donando alimentos a cambio de tapas de botellas de plástico que utiliza para construir patinetes. En la favela de Rocinha de Río, un proyecto local promueve el reciclaje dando donaciones de alimentos a cambio de tapas de botellas que se utilizan para construir patinetes.
Na Laje Designs es un proyecto creado por el ingeniero mecánico canadiense Arian Rayegani, de 27 años, quien se mudó a Río de Janeiro antes del inicio de la pandemia. "No somos una fábrica de patinetes, es más grande que esto. Queremos crear un hub y un centro de innovación para el reciclaje aquí en Rocinha", explicó Rayegani.
La mayoría de las tapas de plástico son donadas por residentes de Rocinha. Los lugareños crearon puntos de reciclaje en la favela donde recolectan, separaran y limpian las tapas antes de entregárselas. "Estoy muy feliz de estar trabajando en el reciclaje. Además, al reciclar los tapones se los doy a las personas que hacen juguetes y se los donan a los niños", cuenta María Del Rosario Da Silva, una de las vecinas a cargo de un punto de reciclaje. Rayegani dice que también ayuda a la comunidad aumentando la conciencia sobre la importancia del reciclaje a través de sermones a jóvenes y niños.
"Hoy trabajamos en plástico pero mañana queremos poder reciclar papel, metal, vidrio y más allá de eso, queremos traer a la próxima generación, traer a los niños aquí, para que aprendan, para prevenir el problema", explica Rayegani.
Según Rayegani, Rocinha produce 230 toneladas de basura al día. Cada patinete utiliza 1,5 kilogramos de tapones de botella, aproximadamente 500 tapones y tarda unas dos horas en fabricarlo. Primero se trituran las tapas, luego se funden, se colocan en un molde y se "cuecen" en un horno industrial para pizzas. El resto ya lo ven, porque reciclar siempre trae cosas buenas.