Boris Johnson: “Mi propuesta o el caos”

  • La última y "definitiva" propuesta de Johnson es complicada de aceptar por la UE

  • Jonhson mantiene que no se pedirá más tiempo. El Brexit será el 31 de octubre

Setenta días después de haber traspasado las puertas del número 10 de Downing Street por fin había llegado el día que tanto ansiaba Boris Johnson: la clausura de su primer congreso como líder del partido conservador; el momento de dirigirse a sus fans en el centro de convenciones de Manchester. No parecía haber un entorno mejor para lanzar, entre aplausos, su oferta a Bruselas y decirle que este es el momento de la verdad, un “lo tomas o lo dejas”. O, lo que es lo mismo: “mi propuesta o el caos”. Y es que el Primer Ministro británico volvió a repetir que la alternativa a su oferta es salir de la Unión Europea a las bravas (sin acuerdo) el próximo 31 de octubre.

El plan de Johnson plantea que todo el Reino Unido salga de la unión aduanera (y por tanto se introduzcan aranceles), pero que Irlanda del Norte siga, a diferencia del resto, dentro del mercado único. Así, por ejemplo, agroalimentarios y productos industriales se regirán por la misma regulación en Irlanda del Norte y en la República de Irlanda para facilitar el comercio entre el norte y el sur de la isla.

Controles en la frontera

El líder conservador aseguró durante su discurso que “no habrá controles bajo ninguna circunstancia: ni en la frontera ni cerca de ella” (sí en el mar de Irlanda para el comercio con Gran Bretaña). Sin embargo, el Gobierno finalmente ha admitido que algunos serán necesarios aunque lo menos intrusivos posible y, con el tiempo y el desarrollo de la tecnología, apenas se notarán. El Ejecutivo niega que esto constituya una frontera, pero algunos no están de acuerdo.

Según el investigador del Real Instituto Elcano, Enrique Feás, “para solucionar la cuestión de los aranceles y el IVA, Londres propone centros de control entre Irlanda e Irlanda del Norte, no en la misma frontera. Pero controles, al fin y al cabo; declaraciones previas (basadas en confianza) y comprobaciones aleatorias sin especificar”. Además, Feás explica que “los Acuerdos de paz del Viernes Santo hablaban de evitar cualquier tipo de control. Decir que no hay control solo porque estén a unas millas no es cumplir los compromisos”.

Para Jonathan Powell, que fue jefe de Gabinete de Tony Blair y uno de los artífices de ese proceso que acabó con décadas de conflicto, “la cuestión no es el tiempo que tarda un camión en cruzar la frontera (ahora invisible), sino la identidad de las personas. El acuerdo de paz intentó resolver eso permitiendo a los ciudadanos de Irlanda del Norte sentirse irlandeses, británicos o ambos. Si pones una frontera eso se destruirá”.

El plan de Londres también contempla que la Asamblea de Irlanda del Norte, suspendida en la actualidad, apruebe estas disposiciones y vote cada cuatro años si mantenerlas o no. El Partido Democrático Unionista (DUP, en sus siglas en inglés) y socio esencial de los conservadores en el Parlamento británico se oponía a la propuesta de salvaguarda irlandesa de Theresa May, pero ha mostrado su conformidad con la oferta del actual Primer Ministro.

Concesiones

El documento de siete páginas en el que Johnson resume su plan y la carta que lo acompaña dirigida al Presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, están escritos en un tono algo más conciliador que el que escuchamos en Manchester frente a los delegados de su partido. Habla de la necesidad de que ambas partes hagan concesiones. En su caso viene a decir: “Yo unionista convencido acepto que Irlanda del Norte tenga una relación económica con la UE diferente que el resto del Reino Unido”. E insta a Bruselas a que lleguen a un compromiso o será un fracaso “del que todos seríamos responsables”.

La lectura que hace hoy de la propuesta la prensa británica depende de si el periódico es pro o anti Brexit. El Daily Telegraph destaca la “presión sobre Dublín para apoyar el acuerdo”, mientras que el Daily Express titula “Brexit: ¿Es este el principio del fin?”. Sin embargo, el resto de publicaciones no se muestra muy esperanzada de que la UE vaya aceptar la oferta de Londres: “El plan de Boris une a los pro Brexit pero recepción gélida en Bruselas”, titula el Financial Times; El Independent critica que “la solución de Johnson para una frontera abierta sea dos fronteras”, mientras que para el semanario The Economist, “la propuesta del Primer Ministro no parece posible que vaya a llevar a un acuerdo”.

La periodista Jenni Russell del diario Times opina que “no es una oferta seria. Es un juego político. A Boris Johnson solo le interesa su audiencia británica. Poder decir: he hecho todo lo que estaba en mi mano. Estos europeos no han cooperado. Es terrible que la gente se lo vaya a creer, pero temo que probablemente se crea ese discurso”.

Y es que la estrategia del líder conservador es poder culpar a otros de un posible fracaso y señalarlos públicamente ante los ciudadanos. La oposición, un día más, estuvo en su diana. De hecho, uno de los momentos en los que ayer se metió a su audiencia en el bolsillo a carcajadas fue cuando dijo que “si el Parlamento fuese un programa de telerrealidad a todos nosotros nos habrían expulsado de la jungla, pero al menos podríamos haber visto al Presidente de los Comunes forzado a comerse el testículo de un canguro. La triste realidad es que los votantes tienen más voz en “I’m a celebrity” (Supervivientes) que sobre el Parlamento”.

A 28 días de la fecha oficial de salida de la Unión Europea y con un Boris Johnson sin el control de la Cámara, los analistas siguen diciendo que puede pasar cualquier cosa. Ayer el Primer Ministro describía al Reino Unido “como un atleta de primera con una piedra en el zapato”. Una piedra que este parece querer quitar de cualquier manera y a cualquier precio para cumplir su promesa de sacar al país antes de Halloween. Sin embargo, aquí sigue habiendo quienes están dispuestos a frenarle los pies. Así que, al menos de momento, la batalla continúa…