El jefe del FBI ha asegurado que “le horroriza pensar que sus investigaciones pudieron influir en el resultado electoral, pero que lo volvería a hacer”. Esta misma semana la mismísima Hillary Clinton le acusó de haber influido en las elecciones presidenciales con el anuncio de las investigaciones sobre sus colaboradores más cercanos, para dos días antes de las elecciones argumentar que la investigación se cerraba.
Comey ha asegurado que a él le gusta su trabajo, que lo hace con el mayor respeto y que “hizo lo que tenía que hacer” comunicando lo que sabía sobre todas las cuestiones sobre las que “se podía comunicar” en tiempo y forma.
James Comey fue elegido director del FBI el 4 de Septiembre de 2017, y con el presidente Barak Obama estuvo al frente de la organización hasta el último día. Durante el último año, con los escándalos de la supuesta injerencia rusa en las elecciones y las investigaciones y filtraciones de WikiLeaks sobre Hillary Clinton. Durante su testimonio en el Senado de Estados Unidos, tanto republicanos como demócratas le han pedido explicaciones por ambas cuestiones. Todos le han atacado, y él ha dicho que hizo lo que tenía que hacer. Hoy era el turno de hablar de las investigaciones sobre el famoso servidor de Hillary Clinton, que tenía en su casa y que utilizaba aparentemente para su trabajo en el Departamento de Estado. La investigación del FBI se cerró un año antes de las elecciones, dando un respiro a Hillary Clinton y su campaña, pero dos semanas antes de las elecciones sorprendió con una rueda de prensa en la que explicó que se habían requisado el ordenador personal y el teléfono móvil del marido de Humo Abedin, la principal asesora de Hillary Clinton. Huma Abedin se separó poco después de su marido, el congresista demócrata Anthony Weiner tras varios escándalos sexuales.
Comey, en todo caso, ha querido restar importancia a la posible influencia de sus decisiones al frente del FBI en las elecciones presidenciales del 8 de noviembre pasado, donde finalmente ganó Donald Trump.