El Gobierno lo negó en un comunicado oficial e insistió que su postura estaba alineada con lo que habían decidido de forma conjunta con los demás miembros de la UE: las sanciones iban a ser duras y estaban pensadas para acorralar a Rusia. “No existe ninguna solicitud de excepción sobre las sanciones por parte de Italia. La posición de nuestro país está alineada a la de la Unión Europea”, decían las fuentes de Palacio Chigi.
Los rumores en los días precedentes habían apuntado a la posibilidad de que Draghi hubiese solicitado eliminar de las sanciones el mercado de artículos de lujo que Italia mantiene con Rusia. ¿Cuál es la verdad sobre este tema?
Lo cierto es que la venta de artículos de lujo es un mercado destacado que Italia mantenía con Rusia. Pero mínimo si lo comparamos con el gran mercado energético, el del gas ruso que llegaba a Italia. Más de un 45% que el país transalpino compraba a Putin y que supone el punto de máxima vulnerabilidad en este conflicto para Italia. Pero, la postura que ha defendido Draghi en sus diversas comparecencias ante la Cámara en los últimos días, fue la de asumir una mayor vulnerabilidad interna a favor de una unidad en las sanciones y en la postura de los miembros de la UE. Sus riesgos eran mayores que muchos de los 27, pero pesaba el europeísmo ante la guerra.
Lo cierto es que durante muchas décadas las relaciones económicas entre Italia y Rusia fueron fructíferas. En la época de la posguerra, tras la caída de Mussolini, con la expansión de compañías como Fiat, por ejemplo, y en la época del boom de los oligarcas rusos Italia se convirtió en un lugar perfecto para el ya nombrado comercio de lujo, la agricultura y los negocios bancarios. Con estos últimos, Putin mantuvo grandes conversaciones con algunos de los bancos y empresas más importantes de Italia en las semanas previas a que saltase la guerra. Rusia veía a Italia como uno de los más importantes países de la UE con los que mantener unos destacables vínculos comerciales. La apuesta por el diálogo antes del “desastre económico” fue insuficiente con la escalada de violencia en las horas y días posteriores.
Las buenas relaciones también fueron con la política, a pesar de que Italia mantuvo siempre el apoyo de EE.UU y sus aliados en momentos de crisis, como explica para NIUS el experto en geopolítica Fabrizio Coticchia, desde Berlusconi a otros líderes de la derecha encontraron en Putin puntos de encuentro en sus estrategias políticas en materia de migración, por ejemplo. Ha sido polémico estos días el acuerdo que en su día firmó el partido de Matteo Salvini, La Liga Norte, con el partido de Putin. Aunque a día de hoy en la Cámara el apoyo a Ucrania y a las medidas de Draghi es unánime y las relaciones en el discurso político de la derecha con alguna época de Putin se quedan como algo simbólico, explica también el experto. Las prisas por desvincularse de un líder ahora odiado por todos https://www.niusdiario.es/internacional/europa/putin-obsesionado-pasado-covid_18_3291498823.html?amp=true son visibles en las rede sociales, donde el peso de la hemeroteca puede poner en apuro a algún político italiano.
Pero en esta lucha de poderes e intereses pudo la convicción europeísta de Mario Draghi para su país. Desde que están en el poder la desafección de los ciudadanos por Europa, en el discurso político de los últimos años, ha quedado atrás en gran medida. El Gobierno italiano ha aceptado la vulnerabilidad en la que lo dejan las sanciones a Rusia para apostar por una estrategia unitaria y así se lo ha transmitido a la ciudadanía. De la misma forma ocurre con el otro gran tema de los últimos días: la ayuda en Defensa enviada por Italia a Ucrania “La apuesta de Draghi ha sido en los últimos meses aumentar el gasto en Defensa, lo ha defendido en su discurso y quiso también poner la atención sobre una respuesta militar unificada europea. A eso se le suma la presencia, siempre de las más altas en cuanto a número de hombres, sobre el terreno con la OTAN. Acaba de enviar cuatro mil hombres más”, explica Coticchia. La gran pregunta, añade el experto, será si el cambio de discurso tras este conflicto violento en marcha acaba siendo también cada vez más militar en Europa.