Mario Draghi tiene hasta el jueves, día en el que se espera que lleve la aprobación de sus presupuestos a la Cámara de Diputados, para conseguir algún acuerdo con el que se ha revelado el tema más complicado de los últimos días para el Gobierno técnico: las pensiones.
La actual ley, bandera del M5S y de la Lega en el primer gobierno de Giuseppe Conte, propuso el sistema de cuotas, denominado ‘Cuota 100’, a través del cual se permitía que los italianos se jubilasen cuando hubiesen cumplido 40 años de servicio y tuviesen, al menos, 60 años de edad, sumando así el 100 que dio nombre a la ley. Se acortaba así los años cotizados y se accedía a la jubilación hasta 6 o 7 años antes de lo que lo hacían las generaciones anteriores.
Esta ley caduca a final de año y el primer ministro Draghi se mantiene firme en su idea de no renovarla. El ministro de trabajo, Andrea Orlando, declaraba hace unos días la necesidad de ajustar la ley de “cuotas” dado que los resultados de los últimos años no habían sido los esperados. “Ofrece un tratamiento igual para situaciones diferentes y eso es problemático.
Se han beneficiado del sistema de cuotas un 70% de los hombres, las grandes empresas y los empleados del sistema público. Hay que corregir estas problemáticas”, apuntaba Orlando. Si no se llega a un acuerdo de volvería a entrar en vigor la antigua Ley Fornero, adoptada en el Gobierno técnico de Monti de 2011 para afrontar la grave situación de crisis que vivía Italia, y que plantea la jubilación a los 67 con 41 años de media de servicio, o sea claramente más tardía.
“La Unión Europea ya ha alertado a Italia sobre esta ley de pensiones anteriormente y la línea que quiere seguir Draghi es que desaparezca de forma gradual, por cómo está diseñada, y ese es otro problema, no puede derogarse de inmediato” explica Andrea Roventini, macro economista de Scuola Superiore Sant’Anna. “La ‘Cuota 100’ ha generado mucho coste para el Estado pero sigue sin ayudar a los sectores de la sociedad que deberían estar amparados por una ley de pensiones favorable, como aquellos trabajadores de riesgo”, añade. Existe unanimidad entre los partidos sobre la necesidad de encontrar una manera para evitar el problema más grave ahora que, entre una ley y otra, se produzca un gap de 5 años en el que algunos trabajadores se jubilarían en los últimos meses de 2021 a 62 años y otros en enero de 2022 con 67.
Otro aspecto importante a nivel sociológico: el escalón entre la generación de los que ahora con 20 años entran en el marcado laboral y la de sus padres, que se habían beneficiado de un sistema mixto de pensiones en Italia. Los expertos anuncian que puede darse un problema a largo plazo muy grande y piden cambiar las reglas ahora para evitar que los jóvenes que se jubilen en 2050 tengan que hacerlo a los 70. “Si verdaderamente se sale de la ‘Cuota 100’ el Estado va a ahorrarse muchos millones de euros que tienen que servir para incentivar el mercado laboral joven que, al final, es quien pagará las pensiones del futuro”, explica Roventini.
¿Qué posiciones mantienen los partidos principales en este momento? El equipo de Draghi y el ministerio de trabajo apuestan por acercarse más a la Ley Fornero, o sea a una jubilación tardía, que alivie fiscalmente al país, pero de una manera claramente gradual. Para eso se está negociando actualmente con los sindicatos un modelo que viene definido como “cuota 102-204” y que prevé un aumento de la edad de jubilación gradual en los próximos años, siempre con una tendencia clara a jubilarse más tarde como dice la Ley Fornero (67 años) con el horizonte puesto en el año 2024.
La Lega de Salvini insiste en la prórroga de su ‘Cuota 100’ y el Partido Democrático apuesta por un sistema específico para las mujeres y una mayor flexibilidad para los trabajos con condiciones especialmente duras. “Cortar el problema de raíz sería pasar de verdad a un sistema retributivo en el que se permitiese la jubilación más pronto a quién la quisiese pero que se calculase su pensión directamente con su base retributiva, su aportación al sistema”, añade Roventini.
Las predicciones de la OCDE son que Italia tendrá más jubilados que personas en edad laboral en 2050. Si no se diseña una ley a largo plazo de pensiones sería imposible financiar uno de los países que más envejece de toda Europa. El acuerdo de las pensiones, que mantiene en vilo la política italiana, promete ser crucial en la estrategia económica del Gobierno Draghi.