El primer ministro de Italia, Giuseppe Conte, ha anunciado nuevas limitaciones para contener el avance de un coronavirus disparado en los últimos días, con más de 11.700 nuevos contagios en el último día, la quinta jornada consecutiva de récord de positivos. No obstante, no se ha establecido ningún toque de queda.
Las actividades de restauración deberán cerrar a las 00.00 horas si tienen consumo en mesa, si no, deberán cerrar a las 18.00 horas. En los restaurantes queda limitada la ocupación de mesas a un máximo de seis personas.
Además, cada alcalde podrán ordenar el cierre al público, pasadas las 21.00 horas, de calles o plazas en núcleos urbanos, donde puedan producirse reuniones sociales, sin perjudicar el acceso y la salida a establecimientos comerciales y domicilios particulares.
En cuanto a las piscinas y gimnasios, uno de los temas más controvertidos, Conte dio siete días para adaptarse a los protocolos de seguridad, de lo contrario serán cerrados. Se prohíbe, sin embargo, todos deportes de contacto.
La enseñanza escolar, por su parte, se mantiene de forma presencial aunque en Bachillerato se favorecerán modalidades flexibles con alumnos que deberán llegar a partir de las 9 y, si es posible, en turnos de tarde.
A pesar de reconocer que la situación es "crítica", el primer ministro italiano ha afirmado en rueda de prensa que "la estrategia no es ni puede ser la misma que en primavera". "Debemos proteger la salud y la economía, utilizando un principio de proporcionalidad y adecuación", ha añadido.
El Gobierno se ha reunido este domingo con los responsables regiones y lo hizo la pasada noche con el comité científico que le asesora, que sugirió mantener los institutos y universidades abiertos, aunque imponiendo entradas por turnos, según recogen los medios. También propuso reorganizar el transporte público para evitar su posible saturación en las horas puntas, uno de los grandes temores en Italia, y reducir el aforo en los establecimientos públicos.
Desde el pasado martes Italia prohíbe las fiestas en locales privados, el deporte a nivel aficionado y los viajes escolares. Las regiones más afectadas están reforzando estas disposiciones con ordenanzas propias: Lombardía, donde el virus afecta especialmente a su capital Milán, ha limitado las aperturas de los establecimientos, y Campania ha cerrado las escuelas, ha impuesto un toque de queda en la noche de Halloween y ha suspendido los ingresos hospitalarios que no sean urgentes.
El país asiste a un aumento constante en los contagios tras los relativamente tranquilos meses de verano. Este domingo se han confirmado 11.705 nuevos contagios de coronavirus, casi 800 más que el pasado sábado. Se trata de la cifra más elevada de la crisis sanitaria y la quinta jornada consecutiva de récords, aunque ahora se hacen muchas más pruebas, 146.500 solo en el último día.
En total se han infectado en Italia 414.241 personas desde el inicio de la emergencia, el pasado 21 de febrero, con los primeros positivos autóctonos. Actualmente hay 126.327 personas con la covid-19 en el país, aunque la gran mayoría está aislada en casa con síntomas leves o sin ellos.
Los muertos del último día son 69, en la línea de las últimas jornadas, lo que eleva el balance a las 36.543 víctimas mortales.
Sin embargo, como viene notándose en las últimas semanas, crece el número de personas que necesitan ser hospitalizadas. En concreto, este domingo había 7.881 personas ingresadas en el país, 559 más que la jornada anterior, de las que 750 necesitan cuidados intensivos (45 más). Los expertos apuntan que por el momento el sistema hospitalario tiene capacidad y no está saturado.