Irán, uno de los aliados más acérrimo de Siria, ha reclamado al régimen de Bashar al Assad que "responda a las demandas legítimas de su pueblo". Sin embargo, no ha reprochado explícitamente la represión ejercida contra los manifestantes prodemocráticos.
"Si hay un cambio o un vacío de poder en el sistema de gobernanza de Siria, se dará una serie de consecuencias imprevisibles", ha asegurado el ministro de Asuntos Exteriores iraní, Alí Akbar Salehi. "El estallido del cambio en Siria no tendrá buenas consecuencias para nadie en la región y puede ser un objeto de una crisis severa en la región", ha precisado. "Un cambio en Siria", ha dicho, "es poco convencional y persigue un fin demoníaco".
Estas declaraciones significan el primer toque de atención que recibe el régimen de Al Assad de uno de sus aliados regionales más importantes. No obstante, sí ha especificado que hay que ser más cauteloso y paciente al tratar a la gente.
Por ello, "el Gobierno debe responder a las demandas de su pueblo, sea Siria, Yemen u otros países", ha sostenido Salehi. "Tomamos una misma posición en los acontecimientos populares tanto en los países de Oriente Próximo como en los norafricanos", ha apostillado.
"Los gobiernos regionales deben de estar atentos ante el entrometimiento de los extranjeros en asuntos domésticos", ya que "la interferencia actual (...) , especialmente en Siria, es clara", ha continuado.
A este manifiesto, recogido por la agencia de noticias iraní ISNA, se ha sumado el anuncio de la Liga Árabe del envío de su secretario general, Nabil al Araby, a Damasco para acelerar el fin de la represión y a la creciente presión internacional mediante la imposición de sanciones económicas al régimen y a sectores estratégicos del país por parte de Estados Unidos y la Unión Europea.