La inflación hace peligrar los planes políticos y económicos de Biden
Algunos de los principales actores de la economía estadounidense, como la Reserva Federal (un organismo independiente del gobierno) y la Casa Blanca, empiezan a hablar de que la alta inflación podría no ser tan transitoria como se esperaba
A estas alturas del año todo el mundo sabe que la inflación en Estados Unidos ha subido de forma alarmante. Atendiendo a los datos de noviembre, adelantados por Biden el jueves pasado, es fácil comprobar que en los últimos 12 meses se ha producido la mayor subida de precios (6’8%), desde 1982. Y lo que es peor, que este aumento ha sido más rápido que el de los salarios (4’8%), lo que afecta a la capacidad de consumo de la ciudadanía.
Lo que sin embargo no es tan fácil predecir es si esta inflación ha venido para quedarse una larga temporada, lo que abre un escenario peligroso por las consecuencias, o desaparecerá en breve. De momento, algunos de los principales actores de la economía estadounidense, como son la Reserva Federal (un organismo independiente del gobierno) y la Casa Blanca, empiezan a hablar de que esta situación podría no ser tan transitoria como se esperaba.
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Causas
Las razones están ahí desde hace tiempo pero el análisis aún es objeto de controversia. Está claro que las políticas de estímulo puestas en marcha durante la pandemia, tanto por Trump como por Biden, han contribuido a que las familias y empresas tuvieran ingresos durante una época dura. También que los costes del transporte y almacenamiento de productos aumentaron durante este tiempo, según datos del Índice de Gerentes de Logística (LMI), así como los de las cadenas de suministro en general.
Todo ello, junto con la evolución del coronavirus y el confinamiento, ha producido un desajuste del mercado laboral que ha dado lugar a problemas de contratación, falta de personal y escasez de productos, lo que ha producido un encarecimiento de los mismos. Del gas al petróleo, de las viviendas a los coches o los alimentos, la subida de precios se ha dejado notar en todos los ámbitos de la vida de los ciudadanos.
Consecuencias
Para que esto no vaya más la Reserva Federal estadounidense, como venía anunciando desde hace un tiempo, subirá los tipos de interés, con lo que se espera controlar el consumo de los norteamericanos y con ello el aumento de los costes. El incremento será gradual y se anunciará próximamente. De hecho, Bloomberg informa de serias posibilidades acerca de los dos incrementos que realizaría la FED, en 2022, y de otros tres en 2023.
Con ello se intentará controlar la subida de los precios, pero también evitar una percepción caótica de la situación económica por parte de los ciudadanos y que esta se convierta en su mayor problema. Especialmente ahora que se da el pistoletazo de salida para las elecciones intermedias que tendrán lugar en noviembre de 2022 y que decidirán qué partido obtendrá la mayorías tanto en la Cámara de Representantes como en el Senado.
Pero también habrá que vigilar de cerca los planes del gobierno para la recuperación de la economía, ya que la inyección de dólares con la que se plantea dotar tanto el plan de infraestructuras como el de gasto social (este aún por aprobar) es altísima en términos cuantitativos, lo que podría a su vez producir un incremento de precios mayor aún.
Demócratas
Los progresistas, por su parte, señalan que los costes ya han alcanzado un tope y a partir de ahora se espera su desaceleración. Además, como señaló Biden en un comunicado el viernes pasado, se han creado 6 millones de puestos de trabajo en los últimos 12 meses, los salarios mínimos (de los que más lo necesitan) han subido en proporción más rápido que los precios y su plan social ayudará a disminuir el impacto de la inflación, ya que va a reducir “los costes para la mayoría de la gente”.
Sin embargo, el presidente es consciente de la situación y de la gravedad que supone tener la inflación así, a largo plazo. Por ello, al mismo tiempo que decía que todo está bajo control, se vio obligado a reconocer que “todo, desde un galón de gasolina hasta una barra de pan cuesta más y es preocupante” mientras tomaba medidas inusuales, como la autorización que dio a la Reserva Estratégica de Petróleo, a finales de noviembre, para controlar la subida de los precios de la gasolina.
Republicanos
Por su parte los conservadores llevan tiempo ya haciendo sonar sus tambores de guerra alertando de la situación. Como señaló el senador Patrick J. Toomey a través de un comunicado, cuando se conocieron los datos de noviembre, “el asombroso informe sobre la inflación de hoy debería alarmar a todos los estadounidenses”, “las familias trabajadoras están sufriendo como resultado directo de las imprudencias políticas… de la administración Biden”, añadió.
En estos términos también se manifestó recientemente la congresista republicana, Liz Cheney, en Twitter: “la administración Biden ha intentado, y no ha podido, confiar en nuestros adversarios para bajar el precio en el surtidor. Ahora están considerando aprovechar la Reserva Estratégica de Petróleo. Esto está mal. Debemos apoyar a los productores estadounidenses para que puedan suplir nuestras necesidades”, dijo criticando la medida tomada al respecto por el presidente. Una censura que se incrementará a lo largo del año según avance la campaña electoral y que se exacerbará, sustancialmente, si los datos de la inflación no mejoran en breve.