Marion Hedges, y su hijo Dayton estaban en un centro comercial de Nueva York comprando caramelos de Halloween para los niños pobres, cuando dos adolescentes tiraron al vacío, desde un rellano de una altura de 24 metros, un carrito de la compra que cayó sobre la cabeza de la Sra. Hedges. Aquel 30 de octubre de 2011, todo cambió para ella, su marido y sus dos hijos.
La mujer, que entonces tenía 47 años, resultó gravemente herida. Tras pasar varios meses en el hospital debatiéndose entre la vida y la muerte, las lesiones mentales, físicas y emocionales que sufrió, resultaron irreversibles en algunos casos como consecuencia de los daños cerebrales causados por el impacto: incontinencia, pérdida de memoria, visión doble… además de otros problemas para llevar a cabo actividades básicas.
"Ella es una sombra de lo que era", dijo su abogado, Thomas Moore, durante los alegatos finales del juicio, celebrado 7 años después. Hedges llevaba 25 años dedicando su tiempo y trabajo de manera altruista a organizaciones benéficas. En aquel momento, colaboraba con seis de ellas.
En el video registrado por las cámaras de seguridad, se ve cómo dos jóvenes de 12 años de edad, se empeñan en lanzar por el rellano del centro comercial un carro de la compra desde una cuarta planta. Un tercer chico los intenta detener, pero ante la obstinación de los otros dos, desiste y se marcha. Los muchachos, que ni miraron por la barandilla si alguien podía resultar herido, salieron corriendo tras perpetrar su salvaje travesura.
Los responsables principales del suceso fueron identificados y sentenciados a prisión juvenil, pero la víctima no demandó a los agresores, sino que se querelló contra el centro comercial East River Plaza Mall, contra los grandes almacenes Target -por ser los propietarios del carrito-, y contra a la compañía de seguridad encargada del recinto comercial, “por negligencia”, según dijo su abogado, quien alegó que las empresas ignoraron incidentes pasados que involucraron a niños jugando con carritos.
El letrado Moore reveló en sus declaraciones de apertura del juicio que, anteriormente, ya habían ocurrido dos incidentes similares en el mismo centro comercial: a principios de 2011, los empleados de uno de los minoristas de la superficie comercial, “agarraron a dos niños antes de que lanzaran un carrito por la barandilla de una pasarela”, dijo Moore. Unos días antes del fatal incidente que afectó a Hadger, el 10 de octubre de 2011, otros tres niños arrojaron un carrito de la compra por una escalera mecánica.
Tras un juicio de cuatro semanas y media, y una deliberación de sólo tres horas, los seis miembros del jurado dieron la razón a la demandante, quien sería recompensada con una indemnización récord de 45,2 millones de dólares: 40,7 para ella, 2,5 para su hijo de 19 años que resultó ileso, y otros 2 millones de dólares para su marido.
Inicialmente, el abogado Moore pidió como indemnización casi el doble de esa cantidad, 75 millones de dólares, considerando los daños causados al hijo de Hedges, que a día de hoy todavía sufre pesadillas tras presenciar el suceso; la compensación del marido la solicitó en base a la pérdida de “compañerismo” con su esposa, quien testificó en el juicio que él y su mujer ya no pueden hacer el amor. Pero la jueza del tribunal de primera instancia, redujo la histórica cantidad a la mitad.
El jurado finalmente determinó que los adolescentes eran responsables en un 10% de las lesiones de Hedger; asignaron el 65% de la culpa al centro comercial, y el 25% a la empresa de los servicios de seguridad.
Cuando se anunció el veredicto, la víctima tembló de emoción, pero no derramó una lágrima porque uno de los efectos secundarios de su daño cerebral es la incapacidad de llorar. Luego se puso de pie y aplaudió a los miembros del jurado antes de que salieran de la Corte Suprema de Manhattan.
“Ha sido un camino muy, muy largo”, dijo Hedges, quien manifestó su intención de donar parte de la suma a la organización benéfica Johnson Community Center: “Solo quiero poder hacer algo con el dinero que ayude a los niños de Harlem -el barrio neoyorquino en el que se encuentra el centro comercial en el que fue agredida-, para que tengan la oportunidad de hacer algo más que lanzar un carrito de la compra una aburrida tarde de domingo”, señaló.
“El dinero no puede recuperar lo que se perderá el resto de su vida”, dijo un miembro del jurado, sumándose a la declaración de la jueza que quedó impresionada por la actitud de la víctima durante todo el proceso legal: “Nos ha demostrado a todos cómo vivir frente a la adversidad", señaló al final del juicio.
Previamente al pleito, los Hedges llegaron a un acuerdo con Target por una suma confidencial.
Aún así, la demandante y su familia todavía están luchando para que las compañías de seguros del centro comercial y su empresa de vigilancia le paguen.
Más allá de estas circunstancias, Hedges se ha encontrado con otra situación tampoco prevista: la ciudad de Nueva York, aunque no formaba parte de la demanda, está pidiendo al Tribunal de Apelaciones de Manhattan que reduzca el pago de los 45,2 millones de dólares porque teme que la suma de ocho cifras establezca un precedente que podría acarrear problemas de liquidez para las agencias municipales.
La petición viene concretamente de la mano del Departamento Legal de la ciudad, la Autoridad de Vivienda de la Ciudad de Nueva York (NYCHA) y la Autoridad de Tránsito de la Ciudad de Nueva York (MTA), considerando los costos legales futuros en demandas contra la ciudad.
“Los gobiernos estatales y locales de todo el país se enfrentan a una crisis fiscal sin precedentes, y están haciendo profundos recortes en los servicios públicos desde la educación y la atención médica”, refleja un informe reciente.
Como consecuencia del cierre de Nueva York por la pandemia del coronavirus, la ciudad se encuentra en números rojos con 9.000 millones de dólares de deuda: “La MTA se encuentra en medio de un tsunami fiscal que de un plumazo ha demolido el 40% de nuestros ingresos", explicó el abogado de la Autoridad de Tránsito de Nueva York, Lawrence Heisler, señalando que la compañía sufre un déficit de 16.000 millones de dólares hasta 2024, con un 30% menos de pasajeros en el transporte desde la llegada del Covid-19.
“Esta nueva realidad exige que los tribunales rechacen la petición de los abogados que piden a los jurados una recompensa injustificadamente elevada, y que seducen a los jurados para que concedan indemnizaciones que difieren enormemente de una compensación razonable”, argumenta Heisler.
Los pagos por daños y perjuicios personales de la MTA se han disparado de 43 millones de dólares en 2007, a 150 millones de dólares en 2019.
Los costos de litigio de la ciudad y la NYCHA son igualmente exorbitantes. La Gran Manzana tiene al año alrededor de 17.000 nuevos casos de daños personales, que conllevan una compensación de 100.000 dólares de media cada uno. Una cantidad que se ha cuadriplicado en los últimos siente años. De hecho, la NYCHA reserva decenas de millones de dólares al año para defenderse de las demandas.
“La vigilancia de la Corte es ahora más necesaria que nunca”, destaca en un escrito, Devin Slack, abogado asistente de varias corporaciones del Departamento Legal del alcalde de Nueva York, Bill De Blasio, dirigido a los jueces de la Corte de Apelaciones: “Elevar el techo de las indemnizaciones por dolor y sufrimiento empeoraría la situación, en detrimento de los residentes de la ciudad”, agrega Slack.
“Si el tribunal respalda estas astronómicas indemnizaciones del jurado, y se permite que los abogados litigantes de lesiones personales continúen con estas tácticas, surgirá una temporada abierta en agencias de la ciudad que ya tienen problemas de efectivo”, dijo Tom Stebbins, director de Lawsuit Reform Alliance de Nueva York, una organización no partidista y sin fines lucrativos, dedicada a reducir el abuso de demandas en beneficio de todos los neoyorquinos.
“Como tiburones en un naufragio, todos los abogados de la ciudad olerán sangre en el agua mientras los presupuestos de la ciudad y la MTA, financiados por los contribuyentes, se están ahogando”, señaló Stebbins.
Se espera que el tribunal de apelaciones se pronuncie sobre el asunto a principios del próximo año.