La voladura del puente de Irpín, cerca de Kiev, dificulta la salida a los ucranianos que intentan huir de la guerra
La evacuación de los refugiados se paraliza tras el incumplimiento del alto al fuego tras el bombardeo en Irpín
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Décimo día de horror provocado por la guerra en Ucrania. Las primeras novedades que deja el décimo día de la invasión rusa es el alto al fuego declarado a primera hora de esta mañana en las ciudades de Mariúpol y Volnovaja al sureste de Ucrania para la apertura de corredores humanitarios que permitan la evacuación de la población civil. Una evacuación que, de momento, se ha aplazado. Rusia y Ucrania se culpan del incumplimiento del alto el fuego.
La invasión rusa continúa con toda su crudeza. Con bombardeos aéreos en la ciudad de Irpín, al nordeste de Kyiv. La capital ucraniana está cada vez más asediada desde el norte, pero también desde el sur, con bombardeos en Bila Tserkva.
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En el nordeste se libran ataques aéreos, como este en Chernígov, en el que se derriba supuestamente un avión de combate ruso. Cerca de ahí, en Járkov estremece el sonido después de los últimos bombardeos que permiten el avance del ejército ruso.
En otro lugar indeterminado, Ucrania asegura haber derribado este helicóptero ruso, mientras que Moscú difunde supuestos ataques desde el aire a vehículos ucranianos. En la sitiada Mariúpol, en el este del país, el alto el fuego de las tropas de Putin para favorecer corredores humanitarios para unas 400.000 personas no ha durado ni dos de las cinco horas que había prometido el Kremlin.
La viceprimera ministra ucraniana asegura que Moscú ha atacado con artillería pesada la ciudad de Volnovaja y sus alrededores en Mariúpol y Zaporiyia. Un extremo que niega el avance ruso, que acusa a Ucrania de reiniciar el ataque.
En Jerson, las protestas se suceden contra los invasores, que disparan al aire para dispersar a la multitud que trata de defender su país. Incluso con sus manos para evitar el avance ruso. Lo mismo que en Melitópol. En otro de los grandes objetivos del Kremlin, la ciudad de Odesa, la magnitud de la tragedia queda patente en el desbordado hospital materno de la ciudad.