La semana pasada volvieron a moverse las placas tectónicas de la política italiana. Un movimiento espontáneo, comandado por jóvenes instruidos que se sienten huérfanos de una alternativa política, comenzó a tomar las calles para manifestarse contra el ultraderechista Matteo Salvini. Se hicieron llamar “las sardinas”, por su capacidad para aglomerarse entre los muros de una plaza.
“Se trata de un mundo que en su momento se acercó al M5E y que hoy busca nuevos interlocutores”, dijo Max Bugani, uno de los dirigentes más fieles a ese ambiente original con el que nació el Cinco Estrellas y que ahora ha caído en desgracia.
Beppe Grillo logró llenar en 2007 la misma Plaza Mayor de Bolonia que la semana pasada estuvo copada por “las sardinas”. Pero esas imágenes contrastan con las últimas convenciones celebradas por el partido, en palacios de congresos sólo aptos para la militancia más cercana. “A mí me disgusta que el Movimiento no consiga tomar las calles, pero será imposible hasta que no logremos comprender qué queremos ser”, replicó el senador Gianluigi Paragone. Hoy el M5E ha perdido el alma callejera, practica una política errática desde el Gobierno y busca desde hace tiempo una identidad.
El mes pasado las elecciones regionales de Umbria tradujeron esa deriva en un 7,4% de los votos. Una debacle que se lleva repitiendo en el cargado calendario electoral italiano. Dentro de dos meses se volverá a votar en Emilia Romaña, otra región llena de simbolismo, pues se trata de un bastión tradicional más de la izquierda que Salvini y sus socios conservadores se proponen conquistar.
El líder del M5E, Luigi Di Maio, se mostró partidario de no presentarse para evitar un nuevo ridículo. Sin embargo, el partido lo consultó con sus bases y, por una vez, estas llevaron la contraria a la dirección. “El liderazgo de Di Maio, que ya estaba deteriorado, ha vuelto a sufrir un golpe. Lo que ocurre es que la formación lleva meses instalada en el caos y no ha cambiado el organigrama, por lo que la conflictividad sigue en aumento”, señala Antonio Noto, director de la empresa demoscópica IPR Marketing. Tras la decisión de los militantes se ha reabierto una rebelión interna que pide la cabeza de Di Maio.
Esta decisión se traducirá en que el M5E obtendrá en Emilia Romaña entre un 7% y un 8%, según los sondeos. Y esto podría provocar que el candidato del socialdemócrata Partido Democrático (PD), al que se considera favorito, vea amenazada su victoria en detrimento del bloque de derechas. Lo que tenían claro en el M5E es que no querían repetir la experiencia de Umbria, donde se presentaron junto con el PD, intentando extrapolar a las regiones el pacto de Gobierno. Si el PD pierde en Emilia no tardará en culpar al M5E por dividir el voto, lo que podría resquebrajar el Ejecutivo, ya amenazado por el empuje de Salvini.
Lo que ha quedado claro en estos tres meses es que la alianza entre el M5E y el PD no despega. Ideológicamente, el Cinco Estrellas es tan ambiguo que podría estar igual de cerca (o de lejos) a la Liga o al PD. Pero con el partido de Salvini al menos compartía la idea común de romper con la política tradicional, enfrentarse a los burócratas de Bruselas y dar respuesta al cabreo de la ciudadanía. Más antinatural aún es el pacto con el Partido Democrático, un conglomerado de socialdemócratas, democristianos y comunistas reciclados que representan mejor que nadie lo que viene catalogado como “el sistema”.
“En el Movimiento 5 Estrellas vemos actualmente varias corrientes que reman en direcciones opuestas: por un lado, está una parte del grupo parlamentario que quiere volver a los orígenes con banderas como el ecologismo o la política social; y, por otro, está el primer ministro, Giuseppe Conte, que se ha diseñado un perfil muy distinto, centrista y garante de las instituciones”, opina Massimiliano Panarari, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Luiss.
En un tercer lugar estaría Luigi Di Maio, deslegitimado y en terreno de nadie. La cuadratura del círculo consiste en que Conte ni siquiera forma parte del partido, pero se le considera uno de los mayores valores para la formación y fue su figura la que se reforzó para llegar al acuerdo de gobierno con el PD.
El M5E pasó del 33% de las generales del año pasado al 17% en las europeas de este año. Y los últimos sondeos de la compañía Youtrend siguen acentuando esa caída hasta el 16%. “Están próximos a tocar su suelo, ya les ha dejado una buena cantidad de sus votantes y se ha quedado sólo el núcleo duro. El trasvase se ha producido principalmente hacia la Liga y, en menor medida, ha ido a parar a la abstención”, apunta Antonio Noto.
Ese núcleo duro es el que deberá dirigir la línea política a partir de ahora. Y ahí vuelve a surgir Grillo, como el único autorizado para hacerlo. Sin embargo, si hace una década la ruptura ideológica le sirvió para ampliar su electorado, hoy esa indefinición le castiga a la hora de elegir un espacio político.
Los continuos cambios de discurso y la derechización de los últimos años complican su posicionamiento a la izquierda de los socialdemócratas. En el centro ya está el PD y otras opciones como el partido de Matteo Renzi. Mientras que en la derecha populista hay demasiados inquilinos, puesto que a Matteo Salvini se añade la líder de Hermanos de Italia, Georgia Meloni. La enésima transformación será una incógnita, sobre todo cuando todos los caminos parecen quemados.