La Policía de Brasil ha lanzado gases lacrimógenos contra los manifestantes que este viernes han paralizado Río de Janeiro por la convocatoria de los sindicatos y la huelga de 24 horas contra las nuevas protestas del Gobierno ultraderechista de Jair Bolsonaro. Estas pretenden recortar las pensiones y congelar el gasto en educación.
Algunos sectores de la sociedad se oponen ferozmente a estos recortes, destinados a “restaurar” las finanzas públicas y “reactivar” una economía en declive, según el Gobierno. Además los recortes harán que aumente la edad mínima de jubilación.
En la ciudad más grande de Brasil, Sao Paulo, el transporte público se interrumpió cuando los trabajadores del metro se adhirieron a la huelga, afectando los horarios de los trenes y cerrando algunas estaciones. Sao Paulo es sede del partido inaugural del torneo de fútbol de la Copa América, al que se esperaba que asistiera el presidente brasileño, Jair Bolsonaro.
Se han informado bloqueos y manifestaciones en calles y autopistas en los alrededores de Sao Paulo, incluida la quema de neumáticos cerca del aeropuerto internacional de la ciudad. Además de tratar de bloquear los recortes en las pensiones del sector público, los manifestantes se reunieron en ciudades de todo Brasil para unirse en contra del recorte de gasto en educación.