La hostilidad se instala en el Congreso de los Estados Unidos
Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de representantes, ha dicho que la alerta es máxima no sólo por la profunda división que sufre el país sino porque “el enemigo está dentro de la Cámara de Representantes”.
Lenguaje agresivo, choques entre congresistas por estar a favor o en contra de llevar armas dentro del Capitolio, petición del aumento de medidas de seguridad o el uso de chalecos antibalas son los elementos que en los últimos días caracterizan las sesiones del Congreso de los Estados Unidos.
La creciente hostilidad, que es una más de las consecuencias que ha dejado el asalto al edificio el pasado 6 de enero, está alcanzando unos niveles preocupantes tanto entre los miembros de la cámara alta (Senado ) como de la baja (Cámara de Representantes), ya que hacía mucho tiempo que no se vivían situaciones tan tensas como las actuales.
MÁS
Armas en el hemiciclo
Fue la propia Nancy Pelosi, presidenta de la cámara baja, quien lanzó el primer mensaje incendiario el jueves pasado asegurando que la alerta es máxima no sólo por la profunda división que sufre el país sino porque “el enemigo está dentro de la Cámara de Representantes”. Con ello se refería al lenguaje incendiario usado por algunos congresistas los días previos al asalto y a la virulenta reacción que han tenido otros tras la instalación de los detectores de metales para evitar la entrada de armas en el edificio.
De hecho, la policía del Capitolio está investigado al menos un caso en el que un legislador republicano intentó entrar con un arma que fue detectada por la máquina. Otros expresaron su indignación por tener que someterse al control del detector de metales. “No solo hay miembros del Congreso que quieren llevar armas a las sesiones sino que amenazan con violencia a otros congresistas”, añadió Pelosi.
Reembolso de los chalecos antibalas
La preocupación ha llegado hasta tal punto que algunos legisladores que tienen que viajar fuera de Washington, y que ya se han visto increpados en aeropuertos o en la vía pública por personas de ideología contraria, han enviado una carta a través de la Comisión de Administración de la Cámara Baja al resto de los congresistas recordando las opciones existentes para garantizar su propia seguridad.
La misiva avisa de que el Sargento de Armas de la cámara proporcionará mejoras de seguridad a las oficinas de los respectivos distritos de cada legislador así como el reembolso del gasto realizado en los chalecos antibalas, lo que ha despertado críticas en algunos miembros del Partido Republicano que defienden su derecho a llevar armas e incluso a no tener que someterse a ciertas medidas.
Una verja para aislar el Capitolio
La última polémica ha surgido tras la propuesta, por parte de Yogananda Pittman, el jefe interino de la Policia del Capitolio, de establecer una cerca permanente y otras medidas de seguridad alrededor de todo el complejo del edifico que alberga ambas cámaras. El simbolismo que transmitiría el aislamiento del icono de la democracia del resto del pueblo preocupa a los miembros de los dos principales partidos.
Ni siquiera con motivo de los atentados del 11 de septiembre contra las torres gemelas este edificio fue bloqueado, ya que normalmente aglutina a políticos, periodistas, turistas y personal asignado, entre otros. Pero la atmósfera que se respira estas últimas semanas, representativa de la alta polarización del país, alienta la controversia y la división de opiniones.
Segundo impeachment
Segundo impeachmentSi bien en estos momentos la valla sigue en pie, lo que impide el habitual desarrollo de la vida en esa parte de la ciudad, la idea es que cuando acabe esta época de crispación el edifico recupere el áurea de accesibilidad que siempre ha tenido.
Sin embargo, el 9 de febrero empieza el segundo juicio político a Trump, que tendrá lugar en el Senado, lo que desaconseja el levantamiento de las medidas de seguridad. Y es que aún resuenan en la ciudad los ecos de los disturbios acontecidos el 6 de enero, con las investigaciones al respecto en marcha, que desvelan cómo ciertas personas, algunas con asiento en el Congreso, alentaron esos sucesos.
QAnon en el Congreso
Marjorie Taylor Green es una de ellas. Esta congresista republicana por Georgia, recién llegada a la cámara baja, tiene un largo historial de apoyo a la violencia y es una seguidora convencida de las teorías de conspiración promovidas por QAnon.
El pasado 27 de enero apareció en un vídeo difundido por Fred Guttenberg, un padre que perdió a su hija en un tiroteo en 2018, en el que la congresista aparecía acosando a David Hogg, un estudiante de la escuela en la que tuvo lugar el suceso y que había iniciado unas peticiones para el control del uso de las armas, pocas semanas después de que tuviera lugar la masacre. También se ha descubierto que hace tiempo mostró apoyo a las publicaciones en redes sociales que sugerían disparar a Nancy Pelosi en la cabeza.
Por estas razones los progresistas escribieron una propuesta para expulsarla del Congreso. “Los demócratas y sus portavoces en los medios de noticias falsos no se detendrán ante nada para derrotar a los republicanos conservadores. Vienen a por mí porque soy una amenaza para su objetivo del socialismo”, escribió la republicana en su defensa.
También el líder de los republicanos en la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, que siempre ha estado muy cercano a Trump y ha apoyado sus acusaciones de fraude electoral, describió los comentarios de Taylor Greene como “profundamente inquietantes”. Un ejemplo más de la situación en la que se encuentra la situación política del país, a poco más de una semana de que empiece el juicio político al anterior presidente, lo que no parece que vaya a contribuir a calmar los ánimos.