La negociación para resolver la última crisis de la corona británica ha acabado con una solución drástica. Harry y Meghan Markle han renunciado a sus títulos y a la financiación pública. Además, tendrán que poner de su bolsillo los 2,82 millones de euros que se pagaron por la rehabilitación de la Frogmore Cottage, ya que seguirá siendo su vivienda cuando estén en el Reino Unido. La pareja nunca más representará formalmente a la reina de Inglaterra.
El acuerdo entrará en vigor la próxima primavera. En un comunicado personal, la reina dice que "después de muchos meses de conversaciones y más recientemente discusiones", está satisfecha de haber encontrado una manera "constructiva" de apoyar "a mi nieto y a su familia". "Harry, Meghan y Archi serán siempre queridos miembros de mi familia", continúa el comunicado: "Reconozco los retos que han experimentado como resultado del intenso escrutinio público en los últimos dos años y les apoyo en su deseo de tener una vida más independiente".
La reina tiene palabras amables para ellos: "Quiero agradecerles el trabajo que han hecho por todo el país, la Commonwelth y más allá y estoy particularmente orgullosa de lo rápido que Meghan se ha convertido en un más de la familia". "Es el deseo de toda la familia que los acuerdo de hoy les permita comenzar a construir una feliz y pacífica nueva vida", añade.
Después, detalla el acuerdo económico: "la pareja ha entendido que tiene que abandonar sus funciones, incluyendo las militares". "Nunca más recibirán fondos públicos por obligaciones reales" dice específicamente, para añadir después que "con la bendición de la reina", mantendrán "sus patronazgos y asociaciones privadas".
"Aunque ya no pueden representar formalmente a la Reina" -continúa el comunicado- la pareja "ha dejado claro que en todo lo que hagan continuará manteniendo los valores de Su Majestad". "Nunca más usarán sus títulos reales, ya que no son miembros de la Casa Real", puntualiza. Y, también referido a la parte económica, dice que la pareja "ha compartido su deseo" de pagar los gastos de la reforma de Frogmore Cottage, ya que seguirá siendo su vivienda familiar en el Reino Unido.
El comunicado especifica que "los acuerdos de seguridad no se harán públicos". Pero hay otra serie de cuestiones en las que no entran. Los periodistas especializados de la BBC se preguntan, por ejemplo, qué estatus -en cuanto a impuestos e inmigración- tendrán Harry y Meghan en el Reino Unido y en Canadá. Tampoco si Meghan seguirá adelante con el proceso de obtener la ciudadanía británica.
Más allá, los corresponsales británicos se preguntan si si el hecho de dejar la Casa Real Británica oficialmente supondrá descansar del acoso mediático. Y subrayan que la pareja tienen todavía un papel importante que jugar en la institución.
La crisis provocada por los duques de Sussex al anunciar su intención de emanciparse de la familia real hizo que se convocase una cumbre en Sandringham. Fueron dos horas en las que se decidió el futuro de Harry y de Meghan. Allí la reina Isabel II se reunió cara a cara con su nieto el príncipe Enrique -además de con su hijo, el príncipe Carlos, y el heredero de este, Guillermo-.
El comunicado que salió de esa reunión ya intentó calmar los ánimos: "Mi familia y yo apoyamos completamente el deseo de Harry y Meghan de construir una nueva vida", declaró la reina entonces. Ese día se anunció que la pareja viviría a caballo entre Reino Unido y Canadá: "Si bien hubiéramos preferido que siguieran siendo siendo miembros de la familia real trabajando a tiempo completo, respetamos y entendemos su deseo de vivir una vida más independiente".
"He solicitado -concluía la reina- que se tomen las decisiones definitivas en los próximos días". Han sido 5 días de espera para conocer el veredicto real... y final.