La ‘guerra de las visas’ solivianta los ánimos en el Magreb

  • Las autoridades francesas deciden reducir el número de visados a los ciudadanos argelinos, marroquíes y tunecinos que quieran visitar el Hexágono, esgrimiendo falta de cooperación de los países del Magreb en la repatriación de inmigrantes ilegales

  • Hemos tomado nota de la decisión, que consideramos injustificada”, aseguró el ministro marroquí de Exteriores Nasser Bourita

  • Argelia y Francia, ex colonia y antigua metrópoli, se encuentran al borde de la ruptura a raíz tras un duro cruce de acusaciones desatado tras el anuncio de reducir a la mitad de las concesiones de visados a sus ciudadanos por parte de las autoridades galas

La guerra de las visas En la primera mitad del año fue Marruecos el que, con la sensibilidad de su diplomacia a flor de piel, se enfurruñó con Alemania y España a propósito de la posición de ambos en relación al conflicto saharaui, con sendas crisis aún por superar por cierto. Ahora es Argelia la que parece haber tomado el testigo de sus vecinos del oeste, con los que además rompió relaciones diplomáticas a finales de agosto, y se enzarza ahora con Francia, su antigua metrópolis, socia y némesis al mismo tiempo. La post-pandemia, los cambios sísmicos en la región a raíz del reconocimiento estadounidense de la soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental, la inmigración como arma de doble filo, la proximidad de las elecciones francesas… el resultado es un todos enfadados con todos.

Todo comenzó con la decisión de las autoridades francesas el pasado 28 de septiembre de reducir a partir del año que viene el número de visas a los ciudadanos de sus ex colonias en África septentrional, Marruecos, Argelia y Túnez, que quieran visitar el Hexágono. En el caso de los marroquíes y argelinos, la rebaja será nada menos que del 50%. En el del más pequeño de los tres países del Magreb, Túnez, de un tercio. La razón: a juicio de las autoridades galas, ninguno de los tres países colabora lo suficiente con París cuando se trata de repatriar a sus ciudadanos llegados a Francia de manera ilegal. “Una medida drástica, inédita, pero necesaria”, afirmó el portavoz del Gobierno francés Gabriel Attal.

La respuesta contundente de París con sus tres socios encontró reacción verbal de los Estados magrebíes, como tampoco era de extrañar. Desde Túnez, por boca del presidente Kais Saied apenas “se lamentó” la medida, aunque según una nota de la Presidencia tunecina, según el propio Macron, “le decisión podría ser revisada”. Desde Marruecos, su canciller Nasser Bourita rechazó la “injustificada decisión” y se recordó que en lo que va de año Marruecos ha emitido 400 salvoconductos consulares en beneficio de personas en situación irregular. Para el ministro de Exteriores marroquí, la medida afectará fundamentalmente a enfermos y altos cuadros de la administración. Argelia fue más lejos y convocó al Ministerio de Exteriores al embajador francés en Argel. Argelia y Marruecos, quién los vio y quién los ve, en el mismo barco, aunque ello no haya significado por el momento aproximación alguna.

No se cumplen las expulsiones

Los datos dicen que entre enero y julio de 2021, sobre un total de 7.731 obligaciones de abandonar territorio francés remitidas a ciudadanos argelinos, solo se ejecutaron 23 de ellas, según datos del Ministerio del Interior francés recogidos por Le Parisien. Una caída del 94% en un año. En relación a Marruecos, de 3.301 obligaciones se ejecutaron 80. Diez veces menos que en 2020. Por lo que respecta a los tunecinos, sobre un total de 9.424 obligaciones, se expulsó de Francia a 131 individuos.

El núcleo del problema estriba en estos salvoconductos (‘laissez-passer’ consulares, según la jerga francesa), que tienen que ser concedidos por el consulado del país en cuestión en Francia para que las citadas obligaciones sean finalmente ejecutadas. Y que, según las autoridades francesas, las autoridades de Marruecos, Argelia y Túnez sólo conceden a cuentagotas.

Al mismo tiempo, también han caído abruptamente las demandas de visados de ciudadanos de los países magrebíes y las concesiones por parte de las autoridades francesas. Entre enero y julio de 2021, se presentaron 11.815 demandas de ciudadanos argelinos; 8.726 visas fueron concedidas. El contraste con 2019, antes de la pandemia, es notable: entonces se presentaron 504.173 solicitudes desde Argelia, según datos del francés La Voix du Nord.

Desde Marruecos se presentaron 24.191 solicitudes de visados y 18.579 fueron concedidos. En 2019, 420.000 solicitudes y 346.000 aceptaciones. Cifras mucho más modestas desde Túnez: 12.921 demandas de visado presentadas y 140 concesiones. En 2019 se presentaron desde el pequeño país magrebí 192.000 solicitudes, que se tradujeron en 145.000 visados.

Francia en campaña electoral

Para entender la medida adoptada por París es importante tener en cuenta el hecho de que Francia se encuentra ya en la cuenta atrás para las elecciones presidenciales –abril de 2022- y la cuestión migratoria será central en toda la larga campaña (el pasado 12 de septiembre se confirmó la candidatura de la ultraderechista Marine LePen, quien ha anunciado un referéndum sobre las políticas migratorias). Lo cierto es que en el último año, las solicitudes y concesiones de visado de ciudadanos de los citados países del Magreb habían caído abruptamente como consecuencia de la pandemia.

“La crisis de las visas se produce en el contexto particular de la campaña electoral por las presidenciales francesas y su timing no es inocente. La apuesta de Macron es atraerse a una parte del electorado de extrema derecha. Argelia ha respondido y aclarado su posición en relación a la repatriación de sus nacionales, que se rige por un acuerdo bilateral que Francia no ha respetado de manera estricta”, opina a NIUS el politólogo argelino Adel Ourabah. “Recordemos que este tipo de acuerdos existen entre Alemania y España también, y se tradujeron en la repatriación de cientos de nacionales argelinos desde estos dos países en 2018 y 2010”, zanja.

Lo cierto es que Europa tomó nota de la entrada masiva de migrantes en la ciudad española de Ceuta –más de 10.000 entre los días 17 y 18 de mayo- desde territorio marroquí. No en vano, el Parlamento Europeo suscribió el 10 de junio una declaración de rechazo al uso de la migración por parte de Rabat como arma de presión diplomática. Aunque Francia no comparta frontera física con los países del Magreb ni tendrá que afrontar situaciones como la de Ceuta, las autoridades galas no parecen estar dispuestas al chantaje de parte de sus socios norteafricanos.

Entretanto España trata de sellar la reconciliación con Marruecos, el problema migratorio para las autoridades españolas se sitúa ahora en la ruta argelina. Varios miles de argelinos han llegado ilegalmente a territorio español desde que comenzara el año a través de aguas del Mediterráneo. Argelia supera a Marruecos en este dudoso honor en los últimos meses. No obstante, en su reciente visita a Argel, el jefe de la diplomacia española, José Manuel Albares, no se refirió al problema, pues el objetivo principal era entonces garantizarse el suministro de gas argelino ante la llegada del invierno y la crisis abierta entre Rabat y Argel (que ha supuesto la suspensión del contrato del gasoducto Magreb Europa, que suministra el hidrocarburo desde Argelia a España pasando por Marruecos).

Escalada franco-argelina

Tras la decisión de reducir los visados a los argelinos a la mitad y después de ser convocado el embajador francés en Argel, el siguiente acto del drama en cinco actos fueron unas declaraciones atribuidas al presidente francés Emmanuel Macron en un artículo del pasado sábado en el diario Le Monde. En él, el mandatario -ante los ‘nietos de la guerra de Argelia’- aseguraba que “el sistema político-militar” argelino ha construido la actual Argelia sobre “una renta memorial” y un “discurso que descansa sobre el odio a Francia”. No iban a tardar las autoridades argelinas en responder.

Así las cosas, el mismo día subía un grado más la temperatura de la escalada: tras conocer las palabras del presidente galo, Argel llamó a consultas de manera inmediata a su embajador en París. Las autoridades del país magrebí “expresaron su rechazo categórico a la injerencia inadmisible en sus asuntos interiores”, en referencia a las declaraciones de Macron en el reportaje aparecido en Le Monde. “Las palabras en cuestión suponen una ofensa intolerable a la memoria de los 5.630.000 valerosos mártires que sacrificaron sus vidas en su resistencia heroica a la invasión colonial francesa, así como en la Gloriosa Revolución de liberación nacional”, afirmaba la Presidencia argelina en una nota.

El remate: “los crímenes de la Francia colonial en Argelia son innombrables y responden a las definiciones más exigentes del genocidio contra la humanidad. Crímenes que no prescriben ni pueden ser objeto de una manipulación de los hechos y de interpretaciones atenuantes”. ¿Podía llegarse más allá verbalmente?

“Las declaraciones de Macron están igualmente relacionadas, en parte, a la apuesta electoralista. Pero en vista de los candidatos que concurren contra Macron por la presidencia y que todo conduce a creer que logrará –salvo milagro- su segundo mandato sin demasiadas dificultades, sería inoportuno pensar que sus duras declaraciones sobre Argelia obedezcan únicamente a consideraciones electoralistas, máxime teniendo en cuenta que desde el lado francés se miden bien este tipo de declaraciones y que no tardaron en producirse”, reflexiona el politólogo Adel Ourabah.

Está por ver qué consecuencias económicas a medio y largo plazo tendrá la crisis argelina para las empresas francesas en el país magrebí. “Varias fuentes indican que las autoridades argelinas barajaban medidas económicas de respuesta apuntando a los prósperos intereses franceses en Argelia. Algo que puede beneficiar a países como China, Alemania y Turquía. Las declaraciones son testimonio en efecto de una verdadera crisis en las relaciones franco-argelinas más que una simple tensión pasajera”, advierte a NIUS.

Está claro que las cosas son siempre susceptibles de empeorar. Este domingo, sin ir más lejos, las autoridades argelinas decidieron cerrar su espacio aéreo a dos aeronaves militares francesas que se dirigían a una de sus misiones en la región del Sahel, concretamente al norte de Mali, en el marco de la operación Barkhane. Recordemos que Argel había hecho lo propio con la aviación civil y militar marroquí el pasado día 22 de septiembre, una de las consecuencias de la ruptura diplomática entre los dos vecinos malhadados del Magreb.

Este mismo martes Macron volvía a referirse a la crisis abierta con Argelia en una entrevista ante los micros de France Inter haciendo una llamada a la calma. “Tengo el mayor respeto por el pueblo argelino y mantengo relaciones verdaderamente cordiales con el presidente Tebboune”. “Habrá sin falta otras tensiones. Son historias de heridas. El problema es que muchas son irreconciliables unas con las otras”, concluía el mandatario francés.