La ofensiva de Rusia está dificultando el reparto de productos básicos en Ucrania. Cerca de tres millones de ucranianos han salido del país desde el comienzo de la invasión. No obstante, algunos no pueden hacerlo debido a su edad o a alguna enfermedad que les impide moverse. "Pensé que iba a morir", dice una anciana a un grupo de voluntarios tras esperar días a que le llegará comida y medicinas.
Igor Chumak es uno de los ucranianos que está repartiendo alimentos y medicinas voluntariamente. Su labor es crucial para aquellos habitantes que viven en zonas del interior de Ucrania. Allí, lejos de las fronteras, es más complicado proveer de ayuda. Las explosiones de los bombardeos y los disparos del conflicto suponen un riesgo para voluntarios y ciudadanos vulnerables.
"Se está quemando todo en este lugar. Ahí hay gente muerta tapada, hay muchos muertos aquí", explica Chumak durante un reparto en la ciudad de Irpin, situada en el norte. Los estragos de la guerra son palpables. Varios cadáveres están tapados con mantas en la calle, en la que hay vehículos y barricadas abandonadas. "No va a morir, aún vivirá, nosotros le vamos a ayudar", asegura a una mujer mayor que sobrevive sola en su hogar.
Vitaly Suárez es otro de los voluntarios que proporcionan ayuda. Él está en la ciudad de Jersón, ubicada al sur de Ucrania. "Estamos esperando para echar por lo menos 10 litros de gasolina", relata mientras espera su turno en una gasolinera. En su furgoneta lleva más de 20 bolsas con pan, pañales y otros productos básicos.
El destino de la pequeña carga es un bloque de viviendas. Allí viven familias y personas enfermas de cáncer. "Muchísimas gracias", dice a Suárez una mujer que padece cáncer tras recibir la comida. Este es un día más en su labor humanitaria. Van puerta por puerta entregando ayuda a los atrapados dentro de la guerra.