Francia es uno de los países de Europa en donde la oleada de protestas por la muerte de George Floyd a manos de un grupo de agentes de policía se está viviendo con más intensidad. Miles de personas han vuelto a salir a las calles de París para respaldar el movimiento 'Black Lives Matter' en una concentración que un grupo de extrema derecha ha tratado de boicotear desplegando sobre la fachada de un edificio una pancarta denunciando el "racismo anti-blanco", pero la tela ha sido rápidamente rasgada por los vecinos del inmueble.
Por su parte, la Policía de París ha lanzado gases lacrimógenos para dispersar la multitudinaria protesta, que había degenerado en conatos de enfrentamientos entre grupos antifascistas y miembros del grupo ultranacionalista conocido como Los Identitarios.
La manifestación, que ha congregado a unas 20 000 personas según han confirmado fuentes de la organización a 'Le Figaro', ha sido convocada por Assa Traore, cuyo hermano Adama, un joven de raza negra, murió bajo custodia policial en 2016 al norte de la capital.
"Hoy nos reunimos para denunciar la violencia policial. Nos reunimos para denunciar la violencia social. Nos reunimos para denunciar la violencia racial", ha asegurado Traore ante la multitud, mientras que los contramanifestantes de extrema derecha desplegaban una enorme pancarta denunciando lo que llamaron "racismo anti-blanco" desde una azotea, que fue hecha trizas rápidamente por los residentes de un balcón en uno de los pisos inferiores, según testigos de DPA.
Traore proseguía con su discurso, en el que trazó un paralelismo entre la muerte de su hermano y la del ciudadano de raza negra George Floyd en Estados Unidos, también durante una detención policial, en el principio de las mayores protestas callejeras de la historia reciente del país.
Las últimas protestas han reavivado el debate en Francia sobre el racismo, pero también sobre las tácticas policiales. Las fuerzas de seguridad ya fueron criticadas el año pasado por la dureza de sus tácticas durante las manifestaciones, a menudo violentas, del movimiento de protesta de los 'chalecos amarillos'.
El ministro del Interior, Christophe Castaner, anunció el lunes reformas limitadas que incluyen la prohibición del uso de estrangulamientos para sospechosos y la suspensión automática de oficiales en caso de cualquier "sospecha confirmada" de acciones o comentarios racistas.
Ese anuncio, sin embargo, provocó una furiosa respuesta de los agentes de Policía, cientos de los cuales protestaron el jueves en todo el país, arrojando simbólicamente sus esposas al suelo. El radical líder izquierdista Jean-Luc Melenchon criticó esas protestas y exigió a la Policía que "cambie de actitud".
"Es la primera vez que vemos sindicatos que, en lugar de exigir el pago de horas extras o mejores condiciones de trabajo, exigen el derecho de ahogar a la gente", lamentó ante la prensa antes de la protesta del sábado.