El Gobierno italiano, tras días de prudente espera, se mueve a Kiev, a donde ha viajado hoy martes el ministro de Exteriores Luigi di Maio, y posteriormente, este jueves, estará en Moscú visitando a su homólogo y no el presidente Putin, que no realiza encuentros con ministros de exteriores. Desde la Farnesina italiana la posición que han defendido es la del concepto de carrera de relevos. Han explicado que hasta que no haya un canal y una modalidad fuerte de negociado, “nosotros los países de la UE alternaremos viajes a Kiev y Moscú intentado tener abierta, aún a patadas, la puerta de las negociaciones”.
Mario Draghi viaja también a Europa para la reunión que tiene como objetivo esta semana, por programa, el Sahel, y que servirá como excusa para afrontar el tema ucraniano. La estrategia de los 27 intenta favorecer la distensión pero existen ciertas particularidades en cada país. Italia, debe mantener un perfil bajo porque no tiene intereses entre los dos protagonistas, más allá de un clima tranquilo predominante que favorecería a todos. Así lo explica el experto en Geopolítica de la Universidad de la Sapienza de Roma, Gabriele Natalizia.
Históricamente las relaciones de Italia con las potencias protagonistas en esta crisis demuestran que, cuando las cosas están tranquilas internacionalmente, Moscú e Italia son “cooperantes” pero este siglo y el anterior han dejado ver que cuando el panorama internacional entra en crisis Italia se debe alinear con su aliado más fuerte, en este caso, EE.UU, añade el experto. Además, en cuanto a dependencia energética con Rusia, la situación Italiana, en la que los recursos importados están diversificados, no depende tanto de Moscú como en el caso alemán, por ejemplo.
“Italia es una media potencia, no toma decisiones decisivas dentro de la propia alianza OTAN, es consultada e involucrada, pero no es determinante. Además, la posición de Italia es la de potencia del Mediterráneo y no la del espacio post-soviético. La posición tiene que ser lo más neutra posible porque podemos buscarnos enemigos sin comerlo ni beberlo”, explica Natalizia.
En definitiva en la crisis ucraniana, el Gobierno italiano se ha limitado a demostrar fidelidad a la OTAN y a la UE a través de las declaraciones del Ministro de Defensa Lorenzo Guerini, mientras que el Ministro de Exteriores Luigi di Maio mantiene una postura para favorecer “una desescalada de la tensión” y así lo defendió en las primeras palabras tras la visita a Ucrania y lo hará en los siguientes encuentros institucionales.
Grecia, en una estrategia similar a la que seguiría Italia, está desvinculada geográfica de la realidad entre Rusia y Ucrania y esto tiene cierto peso en su posición y relativa relevancia en el conflicto. Hace unos años los vínculos de Grecia con EE.UU se intensificaron, aunque eso no significó que tuviesen grandes desencuentros con Rusia, aunque sus buenas relaciones con Turquía, histórico enemigo de Grecia, reforzaron la idea de una supuesta aversión. Si fuese necesario, al igual que Italia, todo apunta a que la cercanía con los americanos pesaría más que cualquier otra cosa. Así lo ha expresado el embajador de Estados Unidos en Grecia, Geoffrey Pyatt que ha declarado que Grecia “es una parte muy importante del esfuerzo para garantizar la alineación con nuestros aliados europeos y de la OTAN mientras respondemos al problema de Rusia contra Ucrania”.
Al igual que otros países de la Unión, el Ministerio de Exteriores griego, ha aconsejado a los ciudadanos que se mantengan en constante contacto con la Embajada en el país y que abandonaran el territorio ucraniano ante lo que pudiese ocurrir en los próximos días.
Además, se instaba a no viajar, salvo extrema necesidad, al país. Se ha reducido el personal necesario en la embajada griega de la capital, Kiev, y se ha reforzado el del consulado de la zona de Mariupol, por la presencia de una minoría de ciudadanos griegos destacable.