Según informa el diario Daily Mail, la supuesta enfermera y comadrona Grace Adeleye, de 66 años y origen nigeriano, cobró 100 libras (unos 123 euros) por la circuncisión del pequeño recién nacido. Lo que los padres no sabía es que la sanidad pública británica realiza este tipo de intervenciones.
Al parecer, los padres del pequeño llamaron a los servicios médicos al comprobar que tenía una herida que no paraba de sangrar. Pero Adeleye niega cualquier acusación de homicidio por negligencia grave.
El fiscal ha relatado al tribunal como Adeleye operó a Goodluck, de 27 días, con unas tijeras mojadas en agua caliente y sin anestesia previa. Tras llevarla a cabo, limpió la herida y aplicó un vendaje, pero la madre del niño asegura que la herida no paraba de sangrar. La enfermera aseguró que era algo normal.
Al día siguiente los padres de Goodluck llamaron a una ambulancia porque temían que algo no iba bien, llamaron a los servicios médicos pero fue demasiado tarde, el bebé había fallecido desangrado.