¿Cómo gestionará Italia el gas que compre para disminuir la dependencia rusa?
El Gobierno trabaja en varios planes para sustituir el gas del Kremlin
No solo deben buscarse nuevos compradores, sino desarrollar una infraestructura que sepa gestionar los nuevos flujos energéticos
talia cuenta con tres plantas regasificadoras y plantea abrir dos más
Para 2025 el Gobierno italiano pretende liquidar la dependencia del gas ruso, que representaba un 40% del total de gas utilizado. Este sistema, alimentado con contratos con el Kremlin desde hace años, ha sido el gran caballo de batalla para Italia desde que empezó la guerra. La vulnerabilidad energética ocupa todos los desvelos del Ejecutivo, que trabaja sin descanso, con viajes internacionales y con nuevos proyectos de mercado, para establecer un nuevo mapa desde donde llegará el gas que necesita el país para no caer en una crisis enérgica. La gran pregunta está en la parte técnica: ¿Cómo lo hará? ¿Existen los medios que faciliten la sustitución del gas ruso?
Responde uno de los mayores expertos en la materia en este momento en Italia: Davide Tabarelli, profesor universitario y presidente de la consultora Nomisa Energia. “La dependencia completa del gas ruso no puede resolverse en tres o cuatro años. Para encontrar 29 mil millones que importamos de Rusia hace falta encontrar muchos proveedores”, explica. “Debe esforzarse en sus relaciones con Argelia, Libia, Azerbaijan… Hay muchas reservas de gas en el mundo pero se tiene que trabajar el mercado”, añade.
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Las vías por las que el gas es transportado al país suelen desarrollarse en un medio plazo, grandes tubos que pasan por medio mundo hasta que a nivel usuario llega el gas a nuestras casas o nuestras fábricas. Italia, por ejemplo, utiliza el gran gasoducto TransMed, a través del cual llega el gas argelino y que lo transporta desde el campo de Hass R’Mel, desde Túnez hasta, en este caso, Sicilia.
En este caso, tal y como se ha sabido en los últimos días y tras la visita de Mario Draghi al país, las relaciones entre Argelia e Italia crecerán en el plano energético, ya suponía su segundo proveedor y aspira a convertirse en el primero con la intención de excluir, en un futuro, el mercado ruso. Es posible aumentarlo más fácilmente porque las estructuras ya existen y porque la gran energética italiana, ENI, trabaja en el terreno para desarrollar nuevos medios. Así lo confirma también el experto: “ENI está activa en Argelia desde los 80. El gaseoducto que funciona tiene una capacidad de 36 mil millones, el año pasado solo usó 21. Hay aún mucha capacidad disponible. La disposición es que derive, por ejemplo, parte del gas que vende a España a Italia. No producirá más tan fácilmente pero puede cambiar sus preferencias de mercado”, justifica.
Una vez que llegan a través de estas grandes “rutas energéticas” varias plantas regasificadoras convierten el gas líquido en gaseoso y facilitan su transporte final vía terrestre. En Italia están en funcionamiento tres: La Spezia, Livorno e Rovigo. El ministro de Transición Ecológica, Roberto Cingolani, anunció que otros dos estaban en las condiciones de comenzar a funcionar: Gioia Tauro y Porto Empedocle. “Ahora mismo energéticamente en Italia nos hace falta todo. También nuevos regasificadores, ahora el Gobierno piensa incluso en alquilar plantas temporales para gestionar el nuevo gas que llegará”, valora Tabarelli.
El Gas Italiano y las contradicciones de "objetivos de descarbonización"
Las diferentes opciones en las que trabaja el Gobierno italiano, no solo pasan por reordenar sus grandes proveedores, también por rebajar la dependencia del gas con otros tipos de energía o recurrir a las propias reservas nacionales. Italia es rica en Gas Natural gracias al Mar Adriático, los yacimientos italianos cuentan, aproximadamente, con 350 mil millones de metros cúbicos de gas, del que se extraen, respetando la tutela ambiental, mucho menos. “La producción italiana de gas en el 2021 fue de 3 mil millones de metros cúbicos. Es el mínimo desde 1984. Tenemos muchos pozos creados hace años y están casi todos parados.”, explica el experto.
El problema es que se genera una contradicción entre el camino que desde hace años estaba tomando el país a nivel energético y las nuevas necesidades
Para aumentar la producción se podrían utilizar varios plantas ya construidas que, aunque no sustituirían las grandes cantidades de gas ruso, podrían ayudar. El problema es que se genera una contradicción entre el camino que desde hace años estaba tomando el país a nivel energético y las nuevas necesidades.
Producir gas propio ha sido una estrategia que Italia ha rehusado el los últimos años, más de 50 plataformas a lo largo y ancho del país están paradas o producen poquísimo por una reforma vinculada a la transición ecológica que lanzó el primer Gobierno de Giuseppe Conte y que, paradójicamente, fue puesta en marcha oficialmente este mes de febrero. Italia tiene la infraestructura pero no los medios adecuados para hacerla funcionar. Es por eso que la principal organización ecológica en Italia, Legambiente, pide desmantelar las bases inutilizadas y frenar las concesiones en el mar Adriático. Advierte del riesgo de volver sobre esa política energética que ya habían rechazado. “Ahora la transición ecológica tiene que ponerse en segundo lugar porque tendremos necesidad de usar carbón como está haciendo ya Alemania. Esta situación, hay que aclarar, nos lleva más que nunca a pensar en la verdadera solución de las fuentes renovables”, justifica el experto.
“Ahora la transición ecológica tiene que ponerse en segundo lugar porque tendremos necesidad de usar carbón como está haciendo ya Alemania. Esta situación, hay que aclarar, nos lleva más que nunca a pensar en la verdadera solución de las fuentes renovables”, añade el experto
Por ahora la opción de reducir la cantidad de gas utilizada es también factible. Italia ha invertido 85 mil millones de euros en energía renovable, eólica y solar, que podría substituir hasta un 20% de la energía total que utiliza el país. En los últimos años Italia ha consumido aproximadamente 70 mil millones de metros cúbicos de gas cada año.
Solo 3,3 mil millones son producción propia, en plantas que habían recibido autorización antes de las medidas vinculadas a la transición ecológica del 2020. En el inicio de los 2000 Italia, sin embargo, producía 20 mil millones de metros cúbicos de gas al año, la disminución insiste en unas políticas de menos impacto. Las medidas de crisis del Gobierno entran en contradicción con las medidas de los últimos años orientadas a una energía más limpia. Ahora Italia debe perfilar aún más la estrategia energética de los próximos años. Este mes el primer ministro Draghi viajará también a Angola y el Congo. La ruta del nuevo mercado energético no para.