Ernier LaPointe se ha pasado media vida justificando y defendiendo su parentesco con el mítico jefe de los Lakota Sioux, Toro Sentado. Mientras creció, su madre le dijo que no hablara con la gente sobre su vínculo con la leyenda de los nativos americanos. Sin embargo, antes de que esta falleciera, alguien le advirtió que llegaría el día en que sería importante dejar las cosas claras sobre su bisabuelo y su historia. Y ese día llegó.
LaPointe comenzó a dar conferencias por el mundo sobre los descendientes de sangre directa de Toro Sentado, escribió un libro e incluso colaboró en un premiado documental que refleja las historias y recuerdos familiares, lejos, por cierto, de la biografía estándar y ampliamente aceptada del líder guerrero.
Pero este bailarín del sol y orador, nacido en la reserva india de Pine Ridge, en Dakota del Sur, sentía las miradas desafiantes y escuchó conclusiones desconfiadas de muchos incrédulos, a pesar de poseer los certificados de nacimiento y defunción que avalaban su relato. Ahora, a sus 73 años, su suerte ha mejorado gracias a un novedoso método que analiza el ADN de personas que dejaron este mundo hace mucho tiempo al confirmarse definitivamente que LaPointe es bisnieto del gran jefe de los Sioux, quien murió hace más de 130 años.
El responsable del revelador procedimiento científico es el profesor danés Eske Willerslev, una eminencia en el campo de la genética evolucionista, admirador incondicional desde niño del mítico guerrero, al quedarse embaucado por su heroicidad, fuerza y empuje.
Cuando en 2007 Willerslev leyó en una publicación que el Museo Smithsonian, de Washington DC, había entregado a un descendiente de Toro Sentado un mechón de su pelo, casi se le atragantó el café que desayunaba esa mañana. Para él, aquella publicación, de repente asomaba la oportunidad de demostrar científicamente la veracidad de la estirpe nativa.
“Escribí a LaPointe y le expliqué que estoy especializado en el análisis de ADN antiguo, que era un admirador de Toro Sentado, y consideraría un gran honor si se me permitiera comparar el ADN de Ernie y de sus tres hermanas con el ADN del cabello del líder nativo americano cuando se les devolvió”, ha manifestado el profesor Cambridge y también director del Centro de Geogenética de la Fundación Lundbeck en la Universidad de Copenhague.
Desde que se produjo aquel contacto, han tenido que pasar nada más y nada menos que 14 años para que obtener resultados contundentes e incuestionables. Y es que Willerslev y su equipo se encontraron ante un gran desafío al tener que averiguar la manera de extraer ADN de un mechón de cabello que medía entre cinco y seis centímetros de largo. Originalmente la muestra era mayor, pero gran parte se quemó en una “ceremonia espiritual”.
Además de la escasa cantidad de pelo, la temperatura ambiente en la que se ha conservado durante más de un siglo, ha hecho que se encontrara en un estado “extremadamente degradado”.
“En la década de 1800 usaban cianuro para cubrir el cabello para que se viera brillante. Había que eliminarlo para llegar al ADN del interior del cabello”, comenta LaPointe.
El desarrollo de la técnica demostró ser crucial ya que los estudios de genealogía tradicionales se centran en coincidencias genéticas específicas del sexo, además de enfocarse regularmente en el cromosoma Y, que se transmite a los hombres. Los registros escritos indican que LaPointe es descendiente de Toro Sentado por parte de madre, descartando así el uso de marcadores uniparentales.
En base a esta información, los científicos utilizaron una técnica llamada prueba de ADN autosómico, que analiza el genoma completo de una persona. Dado que los humanos heredan la mitad de sus genes de su padre y la mitad de su madre, los expertos pueden encontrar coincidencias tanto por el lado paterno de la familia como por el materno.
La herencia autosómica dominante significa que la afección genética ocurre cuando el niño hereda una sola copia de un gen mutado (cambiado) de uno de los padres. Si la madre o el padre tienen un gen mutado, el niño presenta una probabilidad de 50 % de heredar ese gen mutado. Se investigan los 22 pares de cromosomas de la mayoría de las células humanas y que se numeran del 1 al 22. Los cromosomas sexuales (X y Y) responsables del sexo femenino o masculino no se clasifican como cromosomas autosómicos, quedan fuera de la investigación.
“El ADN autosómico es nuestro ADN no específico de género. Pudimos localizar cantidades suficientes de ADN autosómico en la muestra de cabello de Toro Sentado y compararlo con la muestra de ADN de Ernie Lapointe y otros 12 miembros vivos de la tribu Lakota Sioux, y nos encantó descubrir que coincidía”, ha manifestado el profesor Willerslev quien también ha destacado la importancia de que estos hallazgos pueden abrir nuevos horizontes sobre casos de personas cuyo ADN sea viable extraerlo de restos de cabello, de huesos o dientes.
“Esta es la primera vez que los investigadores han utilizado el ADN para probar una relación familiar entre individuos vivos e históricos”, ha subrayado el profesor.
Inmortalizado en las pantallas de Hollywood como uno de los indios americanos más conocidos y legendarios de la historia, Toro Sentado fue bautizado con el nombre de Tatanka Iyotake al nacer en 1831. Convertido en jefe y curandero de los Hunkpapa Lakota Sioux, logró con extraordinario liderazgo unir a las tribus Sioux a lo largo de las Grandes Llanuras, así como capitanear durante años la resistencia contra las políticas del gobierno de Estados Unidos y contra los colonos que invadían las tierras tribales.
En la batalla más famosa del Viejo Oeste, la de Little Bighorn, en 1876, dirigió a más de 1.500 guerreros Lakota y derrotó al Séptimo Regimiento de Caballería liderado por el teniente coronel George Armstrong Custer, a pesar de contar con unos 700 hombres equipados con modernos rifles. Toro Sentado fue asesinado a tiros 14 años después por la llamada "Policía India" que actuaba en nombre del gobierno de los Estados Unidos cuando intentaban arrestarlo en la reserva de Standing Rock.
Tras su muerte, Horace Deeble, un médico del ejército de la base militar de Fort Yates en Dakota del Norte, sin permiso ni autoridad según cuenta la historia, tomó un mechón del cabello y las calzas de lana de Toro Sentado. Unos años después, en 1896, las muestras se destinaron al Museo Nacional de Historia Natural de DC, hasta que en 2007 en fueron devueltos a LaPointe y sus tres hermanas.
Oficialmente hay dos tumbas de Toro Sentado, una en Fort Yates (Dakota del Norte) y otra en Mobridge (en Dakota del Sur), que hacen las veces de reclamo turístico para dar la bienvenida a los visitantes. Es curioso cómo los años pueden cambiar el curso de la historia y la percepción de los personajes, ya que, cuando estaba vivo, a Toro Sentado no lo querían en ninguno de los dos estados pero con el tiempo, pasó a ser motivo de orgullo de dos ciudades separadas por la frontera estatal, a la par que ambas se disputan la autenticidad de sus sepulcros.
Inicialmente, el guerrero de los Xious fue enterrado en Fort Yates, pero se presume que sus restos fueron robados y trasladados a una nueva tumba en Mobridge, donde el bisnieto LaPointe no le encuentra sentido puesto que su bisabuelo no tiene ninguna conexión con su cultura.
Con la evidencia de ADN que respalda su afirmación de linaje, Lapointe pondrá en marcha de una nueva cruzada con el deseo de que los restos del gran nativo americano descansen finalmente en un lugar apropiado.