Julian Assange era ya una piedra en el zapato de Lenin Moreno. Su insolencia y sus formas, le acusan hasta de manchar las paredes con heces. "Le hemos quitado el asilo a este malcriado. Assange tenía malos hábitos, ese señor grosero ha golpeado a nuestros guardias, además de haber seguido publicando material capaz de desestabilizar gobiernos y de dejarse los dedos tuiteando a favor del independentismo, como lo hicieron con Cataluña". Así que el presidente ecuatoriano dijo basta dejando claro que los ecuatorianos eran "mansos pero no estúpidos". Ahora Assange teme la extradición a EEUU, que no le va a perdonar la filtración de datos.
Y mientras lo que en las redes todo el mundo se pregunta es ¿qué pasa con el gato de Assange? Ese, aunque muchos no lo crean es ahora el debate que se ha abierto en torno al gato del activista, James, por el cual muchos han preguntado al conocer la noticia del arresto. El felino, que ha sido compañero de Assange durante los últimos años, ha despertado en muchos la preocupación por saber si había sido puesto a salvo y, tal y como ha informado la agencia Reuters. "Por lo menos el gato se salvó. Sí fue entregado, no sé si a un amigo pero salió ya de la embajada, posiblemente semanas antes de que terminara el asilo", confirmó el abogado del fundador de Wikileaks, Carlos Poveda.
El felino ha sido durante estos años tan protagonista en las redes como Assange al que en muchas ocasiones ha eclipsado-. Entre las normas que Ecuador impuso el año pasado al asilo de Assange se detallaba que el activista debía encargarse de la alimentación, aseo y cuidado de su mascota, asegurándose de su bienestar, algo que criticaban que no hacía, aunque el look del gato siempre fue imperial.