El Grupo de los siete países más ricos del mundo (G7), conformado por Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido, se ha comprometido a la entrega de 1.000 millones de vacunas a los países en vías de desarrollo a lo largo de los próximos 12 meses con vistas a un total, como ya anticipó la canciller alemana Angela Merkel, de 2.300 millones de vacunas a finales de 2022, según el comunicado final de la cumbre celebrada en Cornualles (Reino Unido).
En el texto, los firmantes recuerdan su compromiso de "proporcionar un total de más de 2.000 millones de dosis de vacunas" y de "crear los marcos adecuados para fortalecer la defensa colectiva contra las amenazas a la salud mundial". El G7 manifiesta su intención de adoptar medidas para desarrollar "la capacidad de fabricación en todos los continentes; mejorar los sistemas de alerta temprana; y apoyo a la ciencia en una misión para acortar el ciclo para el desarrollo de vacunas seguras y efectivas, tratamientos y pruebas".
De todas formas, este compromiso dista bastante de cifras como la propuesta por el director de la Organización Mundial de la Salud, el doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus, que ha estimado en 11.000 millones la cantidad de dosis necesaria para dar por controlada la pandemia en términos de vacunación.
Responsables del Parlamento alemán y el presidente de Sudáfrica, uno de los países más afectados por el coronavirus, Cyril Ramaphosa, han considerado que este compromiso no es suficiente. "La entrega inicial de 1.000 millones de vacunas es un paso importante pero no es suficiente", ha explicado el responsable del Comité de Asuntos Exteriores del Bundestag, Juergen Trittin, a Deutsche Welle, antes de remarcar que cualquier incremento en la producción podría suponer un problema para los países más pobres.
En este sentido, Ramaphosa ha instado a los líderes del Grupo de los Siete a ayudar a "abordar la importante brecha financiera" para las pruebas, el tratamiento y la vacunación contra la covid-19, estimada en 16.800 millones de dólares para el programa de aceleración de acceso a las herramientas en la lucha contra la enfermedad.
Asimismo, el G7 también respalda la iniciativa de la OMS para una nueva investigación sobre los orígenes de la pandemia de coronavirus. "Pedimos un asesoramiento oportuno, transparente, dirigido por expertos, así como la Fase 2 del estudio sobre los orígenes (de la pandemia), China incluida, como recomiendan los propios expertos", según el comunicado final.
El director de la oms, Tedros Adhanom Ghebreyesus, ha estimado que "todas las hipótesis deberían permanecer abiertas" y pedido una nueva pesquisa para "conocer realmente los orígenes de la pandemia". Si bien la propia OMS concluyó en febrero que el origen del coronavirus en un laboratorio de Wuhan era "extremadamente improbable", el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha ordenado nuevas investigaciones a sus servicios de Inteligencia y presionado a la OMS para realizar un nuevo examen de la situación.
De hecho, el director ejecutivo de la OMS, Mike Ryan, ha indicado que "todas las hipótesis siguen sobre la mesa" y que "serán necesarios nuevos estudios para dilucidar el origen del virus".