Florida es hoy el tercer estado con más contagios de coronavirus en Estados Unidos, en un índice encabezado por California y Nueva York. Ya tiene más del triple de infectados que China e incluso ha superado a Italia.
En un solo día, a mediados de este mes, el estado de la ciudad del sol llegó a registrar más de 15.000 casos nuevos, una cifra que no dista de la media que lleva arrastrando en las últimas semanas. Este sábado, el Departamento de Salud sumó otros 12.199 test positivos de Covid-19, elevando el número de afectados por la pandemia a 414.511. Los decesos ascienden a cerca de 5.800.
Estas cifras distan bastante de las que se conocían cuando el estado comenzó la reapertura de sus negocios hace algo más dos meses, pero, ¿qué ha pasado desde entonces, y cuál es estilo de vida están llevando sus residentes ahora?
Fue un 18 de mayo cuando Florida inició la primera fase de reapertura. Los restaurantes, museos y comercios comenzaron a operar al 50%, adaptando sus establecimientos al proceso para llegar a la “nueva normalidad” pero dos semanas después comenzaron conocerse los primeros aumentos de contagio. Aún así, el gobernador Ron DeSantis, republicano aliado de Donald Trump, decidió pasar a la fase 2 el 5 de junio. En un mes, las cifras se triplicaron. Del 5 de junio al 5 de julio, pasaron de 61.500 a 200.000 casos positivos.
DeSantís, defiende que tomó la decisión porque el porcentaje de afectados, en una población de 21 millones de personas, era muy bajo en mayo y a principios de junio.
Las recomendaciones de guardar distancia social, así como el uso de mascarilla, entre otras medidas de precaución, no han cesado, pero no todos los residentes se han preocupado de la misma manera. Las reuniones de más de 10 personas nunca se prohibieron.
Son muchos los ciudadanos que llevan un estilo de vida muy relajado y que responden adecuadamente a las recomendaciones establecidas por el Centro de Salud, pero no
todos actúan de la misma manera. A día de hoy, con las playas abiertas llenas de gente que no cumple con las medidas establecidas por los gobiernos locales, hoteles, piscinas y gimnasios abiertos, fiestas privadas en casas, apartamentos y también en los barcos, se han disparado los casos de coronavirus, especialmente entre los jóvenes que se niegan a usar la mascarilla porque no creen que sea necesaria.
El Departamento de Salud Estatal emitió esta semana un nuevo aviso de salud publica recordando a los floridanos que deben usar el cubrimiento facial en ‘cualquier entorno donde no sea posible el distanciamiento social’. Y es que el “cubre bocas” en Miami es obligatorio, pero no es una orden a nivel estatal.
Algunos alcaldes de Miami-Dade y sus ciudades, al igual que los de otros dos condados al sur de la Florida, Broward y Palm Beach, anunciaron medidas para tratar de frenar el avance del Covid-19 aunque no se ha ordenado una nueva cuarentena, para evitar las consecuencias en la economía.
En Miami Beach, el corazón turístico de la ciudad, los residentes y turistas que quieran divertirse en la zona de restaurantes, bares y discotecas y clubes nocturnos, sólo pueden hacerlo hasta las 8 pm, porque hasta las 6 am comienza un toque de queda. En el vecino condado de Broward, la restricción para circular comienza a las 11 pm.
Otra de las medidas que se ha tomado en esta ciudad es el castigo por no usar mascarilla facial, que podría conllevar multas de 100 dólares la primera y la segunda vez que sea denunciado por un oficial. La tercera, podría ser conducido ante el juez para luego ser arrestado.
Los restaurantes y bares que se sumaron a la reapertura de la ciudad a finales de mayo, casi un mes después recibieron una orden estatal que limitaba la venta del alcohol en sus establecimientos. Así lo anunció el secretario del Departamento de Negocios y Asuntos Regulatorios de Florida (DBPR), Haley Beshears después de que los casos de contagio se dispararan a 9.000 en un sólo día, superando la marca establecida hasta entonces.
Pero ante las quejas de muchos restauradores, poco después se emitió una orden ejecutiva aclarando que los vendedores que obtienen el 50 % de sus ventas de alcohol podían continuar “vendiendo bebidas alcohólicas en envases sellados para consumo fuera de las instalaciones”. Dos semanas después, en 9 de julio, el estupor volvió a apoderarse de los propietarios de estos negocios cuando se dispuso otra orden por la que sólo podrían atender a sus clientes en mesas al aire libre o en terrazas.
La polémica en el sector empresarial volvió a caldear el ambiente, puesto que muchos habían invertido miles de dólares para adaptar sus establecimientos a las nuevas medidas de seguridad para garantizar la salud de los clientes, y la nueva orden, les hacía polvo. Según los expertos, esta decisión significaría casi un suicidio para más del 60% de estos negocios.
“Para nosotros representa un impacto devastador, porque ya los clientes estaban regresando a los restaurantes, con una mayor confianza. Nosotros hicimos la inversión de todo lo que nos exigieron para reabrir, volver a este punto es perder casi todo. Tenemos un pedazo de la calle, pero me caben dos mesas, yo con dos mesas no vivo, y tengo casi 30 adentro”, dijo Bárbara Yusti, dueña de Eggs and Bakery, un restaurante en distrito financiero de Brickell.
Otros empresarios se han quejado de que grandes superficies comerciales como Home Depot, especializado en hogar, bricolaje y materiales de construcción, “están llenos de gente paseando con carritos, y los gimnasios abiertos, pero a quienes nos van a hundir con estas incongruentes y contradictorias decisiones, es a los propietarios de restaurantes y bares, cuando además, hemos cumplido con responsabilidad con todo lo que nos han ido pidiendo”, apunta el dueño de un pequeño restaurante en el popular barrio de Little Havana.
Recientemente, algunos alcaldes de Miami, en reuniones con empresarios del sector, han vuelto a plantear la posibilidad de cierre de todos los restaurantes salvo para proveer el servicio de “delivery” (comida para llevar a casa), pero de momento, esta medida, no se ha llevado a cabo.
La situación en Florida, que en cualquier momento podría volver a romper su propio record de casos de contagio, además, no ha impedido la llegada de turistas de otras partes de Estados Unidos, especialmente de los estados que están en el norte del país. Muchos, no quieren perder la ocasión de visitar los parques temáticos de Universal Orlando Disney World Resort, en Orlando que, tras varios meses de cierre, reabrieron parte de sus instalaciones a principios de junio y julio, respectivamente.
También en los últimos días se ha hablado de la vuelta a los colegios. El superintendente de Miami-Dade Alberto Carvallo, quien dijo que no tenían ninguna presión del gobierno nacional ni tampoco de gobernador, explicó que los estudiantes se incorporarían a las aulas si fuera viable y seguro; DeSantids, por su parte, ha dicho que “la evidencia de que los colegios pueden abrir de una forma segura, es abrumadora, aunque entiendo el recelo de algunos padres pueden sentir. Creo que los padres deberían tener la opción de no ser obligados a llevar a sus hijos a clase presenciales si no quieren”.
También los docentes de la Universidad de Miami han mostrado su inquietud y molestia por los planes de reapertura de sus campus en otoño al quejarse de que la administración ha ignorado sus preocupaciones sobre seguridad personal. Si bien los estudiantes tienen la opción de tener clases online, o asistir a las clases en persona, la Universidad de Miami alentó a los profesores con afecciones médicas subyacentes, -según lo definido por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, a solicitar adaptaciones, pero no les ha dado el mismo beneficio a aquellos que se sienten inseguros: “Personalmente, no me siento a salvo enseñando cara a cara”, ha expuesto Scot Evans, miembro del Senado de la Facultad y presidente de la Asociación Americana de Profesores Universitarios. “No estoy en ninguna categoría de riesgo y no tengo ningún familiar en casa, pero al mismo tiempo hay tanta incertidumbre sobre esta enfermedad y sus efectos que no me siento cómodo al estar expuesto”.
Mientras los casos de coronavirus siguen al alza en el estado de Florida, 51 hospitales han solicitado enfermeras extras para poder atender a los pacientes. En Miami-Dade, los hospitales alcanzaron la capacidad de operación del 132% y quedan tan solo 400 camas disponibles que pueden ser convertidas en camas de unidades de cuidados intensivos.
Las autoridades estatales han vinculado el progresivo aumento de casos con el incremento de pruebas disponibles para diagnosticar el coronavirus. Los expertos, instan a que Estados Unidos vuelva a cerrar y comenzar de nuevo, cuando los casos de coronavirus en el país afectan ya a más de 4 millones de personas.