Familias españolas se ofrecen a acoger a otras familias o a niños ucranianos que huyen del terror de la guerra. Pero, ¿cómo pueden hacerlo? La invasión de Ucrania por parte de Rusia ha despertado una ola de solidaridad, aunque las ONG que trabajan en el acogimiento advierten: "No todo vale, no se puede repartir sin control".
A los grupos de wasap de padres llegan mensajes organizando listas de personas dispuestas a abrir su hogar a los niños y sus madres que han logrado salir del país y que buscan protección en Europa. También a los ayuntamientos, entidades vecinales, ONG y comunidades autónomas que estos días organizan el dispositivo de acogida de los refugiados que van a llegar a España.
"Hay muchísimas familias, no va a ser un problema la falta de hogares, pero no se puede estar repartiendo niños sin control; vienen de una situación de desprotección y hay que hacer las cosas bien para garantizar su seguridad también en España", explica a Efe, la presidenta de la Asociación Estatal de Acogimiento Familiar (Aseaf), María Arauz de Robles.
En el caso del acogimiento de niños, es necesario seguir un procedimiento para evaluar la idoneidad de las familias acogedoras y garantizar que van a un entorno protector. "Los niños no pueden ir a cualquier sitio que se ofrezca, imagino que acortarán los plazos para realizar esos procedimientos, pero es necesario una regulación legal".
Desde Aldeas Infantiles hacen una "llamada a la calma" ante esta solidaridad para que no se extienda la idea de que cualquiera puede acoger.
"Como ONG de protección de la infancia nos preocupa que se frivolice con el acogimiento; estamos recibiendo un montón de llamadas de gente que dice que quiere acoger a familias, pero hay que aclarar que deben seguirse todos los mecanismos de control y los canales para asegurar que se cumple con el protocolo de acogida", que ha aprobado este jueves la Comisión Europea, señala a Efe Laura Prados, portavoz de Aldeas Infantiles SOS.
El Gobierno ultima un plan logístico de acogida a los refugiados que llegarán en los próximos días, en colaboración con las comunidades autónomas, para coordinar los recursos sociales y de protección estatales y autonómicos.
Estos refugiados tendrán derecho a un permiso de residencia de al menos un año, la posibilidad de trabajar y el acceso a sanidad, educación, apoyo social y ayuda económica. Para los menores no acompañados, la directiva sobre protección temporal de la UE incluye el derecho a la tutela legal, recuerda la portavoz de Aldeas.
Las asociaciones de acogimiento van a mantener una reunión la próxima semana en el Ministerio de Derechos Sociales para analizar y coordinar la acogida de los menores.
"No se sabe el tiempo que va a durar el acogimiento, no se sabe cuándo podrán retornar, son procedimientos más abiertos que los habituales; la disposición de las familias es total, pero debemos hacer bien las cosas", insiste María Arauz de Robles.
Organizaciones de acogida de menores ucranianos, como Fundación Juntos por la Vida, Infancia de Nad o Expoacción, que desde hace varios años realizan programas con niños de Chernóbil han sido las primeras en movilizarse.
Incluso, la Fundación Juntos por la Vida se ha desplazado a la frontera con Polonia. Desde este martes se encuentra en ese país organizando la llegada, recepción y traslado a Valencia de familias que tienen vínculos con esta ciudad por esos programas de acogida.
Ya están llegando familias a la frontera y la intención es que vayan saliendo autobuses en los próximos días. La Fundación ha decidido no evacuar a menores solos para evitar problemas en las fronteras y por tanto los niños vendrán acompañados de sus madres y abuelas. "Sería desolador separar a las madres de sus hijos", asegura su presidenta, Clara Arnal.
Para Aldeas Infantiles, es urgente localizar y evacuar a más de 98.000 menores que vivían tutelados en centros de estado ucraniano al comienzo del conflicto. "Muchos de ellos están ahora prácticamente abandonados; están en refugios improvisados sin luz, en sótanos donde permanecen sentados y se esconden de las bombas".
La ONG ha conseguido desplazar a algunos de los menores tutelados a Aldeas en Polonia, pero señala que es cada vez más complicado mantener el contacto con las familias de acogida y los trabajadores sociales que trabajaban con los menores.
Sobre la posibilidad de traerlos a España, la responsable de Aldeas explica que la prioridad es mantenerlos lo más cerca de su país, al igual que a las familias que también están ayudando. "En Ucrania se quedan padres y otros miembros de la familia y además priorizamos que los países próximos tienen una cultura más parecida y están cerca de sus raíces".
"Las despedidas de las mujeres y los niños del miembro familiar que se queda están siendo dramáticas; para ellas es importante, mientras dura el conflicto, no estar lejos de sus maridos", concluye.