Algunos ciudadanos del norte de Etiopía han sufrido terribles quemaduras debido a presuntos ataques con fósforo blanco, en lo que podría considerarse como un crimen de guerra, según revela una exclusiva del diario británico The Telegraph.
Relatos de testigos y víctimas en la región de Tigray sugieren que los Ejércitos etíope y eritreo pueden haber utilizado poderosas armas incendiarias en áreas civiles. Los principales expertos en armas químicas dijeron que las imágenes son consecuencia del fósforo blanco, cuyo uso contra objetivos humanos está prohibido bajo el derecho internacional.
Entre las víctimas se encuentra Kisanet Gebremicheal, una niña de 13 años de la localidad etíope de Adi'ayqoro, en el centro de Tigray, que sufrió quemaduras agonizantes cuando su casa fue atacada el 20 de abril. "Un arma pesada golpeó la casa y el fuego cayó desde el techo", dijo por teléfono entre sollozos. "Me quemó inmediatamente. Tenía el olor a pólvora", añadió.
Las imágenes tomadas en el hospital poco después de que la señora Gebremicheal llegara al centro médico muestran cómo la piel oscura de la pequeña está completamente quemada. Ya ni siquiera la morfina funciona, así que incluso el suave tacto de su madre le produce un terrible dolor.
El fósforo blanco es un químico que se incendia cuando se expone al aire y se quema a más de 2.700 grados centígrados. Al igual que el napalm (o gasolina gelatinosa), utilizado en la guerra de Vietnam, es casi imposible de apagar una vez que toca la piel humana.
Este químico incendiario se puede emplear legalmente para iluminar el campo de batalla por la noche o para proporcionar cortinas de humo tácticas, pero su uso contra las personas puede clasificarse como un crimen de guerra en virtud de las Convenciones de Ginebra de las Naciones Unidas.
"Estas terribles lesiones se parecen mucho a las heridas que he visto en las bajas en el noreste y noroeste de Siria", aseguró Hamish de Bretton-Gordon, excomandante del regimiento químico conjunto, biológico, radiológico y nuclear de Reino Unido.
"El fósforo blanco se ha utilizado en Siria como un dispositivo incendiario para prender fuego a ciudades y pueblos y para expulsar a los civiles de las zonas que el Ejército sirio quiere capturar. Fue muy efectivo. La ONU y otros organismos fueron llamados a investigar, pero nadie condenó su uso porque es muy difícil probar que fue utilizado con "intención" contra la gente", añadió Hamish de Bretton-Gordon.
Las imágenes llegan seis meses después de que el primer ministro de Etiopía, Abiy Ahmed, ganador del Premio Nobel de la Paz, y el dictador totalitario de Eritrea, Isias Afwerki, lanzaran una ofensiva masiva para destruir al poderoso partido gobernante en Tigray.
Desde noviembre, decenas de miles de personas han muerto en el conflicto, que ha empujado a grandes partes de la región a la hambruna. El acceso restringido para periodistas e investigadores de derechos humanos dificultan la verificación de una avalancha de relatos de crímenes de guerra, limpieza étnica y violaciones en grupo que han surgido.
Genet Asmelash, la madre de Kisanet Gebremicheal, dice que sus dos hijas trabajaban en la casa familiar el 20 de abril cuando el arma pesada explotó.
Se sabe que las tropas eritreas están bloqueando la entrada de ayuda alimentaria a los civiles en la zona del centro de Tigray, donde viven. La señora Asmelash aseguró que no había combates en la zona, y que era de día cuando el proyectil golpeó.
Hubo humo y fuego por todas partes inmediatamente, explicó, agregando que estaba demasiado sorprendida para volver corriendo a la casa para rescatar a sus hijas.
Cerca de la cama de Kisanet se encuentra otra víctima: un joven con quemaduras horribles que le cubren la cara, las manos, los brazos y las piernas. Yemane Weldemicheal, de 18 años, es de una zona completamente diferente, un pueblo llamado Adi Woluwo, en el este de Tigray.
"Era el 9 de abril. Estaba solo sentado en mi casa, que está hecha de piedra y barro. Un arma pesada aterrizó de repente. Hizo un incendio dentro de la casa. Me estaba quemando inmediatamente. Todo excepto mi cabello se estaba quemando", apuntó a The Telegraph.
Weldemicheal afirmó que tanto los soldados eritreos como los etíopes tenían el control de la zona cuando fue atacado, y que no había combates en curso. El personal médico manifestó que han visto más víctimas infantiles y que sospechan que muchos otros murieron de sus heridas antes de llegar.
Etiopía es signataria de la Convención sobre Armas Químicas, que prohíbe el uso de armas como el gas mostaza, mientras que Eritrea no lo es. Ninguno de los dos países ha firmado la Convención sobre ciertas armas convencionales, que prohíbe el empleo de armas incendiarias como el fósforo blanco contra las personas.
The Telegraph pidió comentarios a los Gobiernos etíope y eritreo pero ninguno de ellos respondió.