El estudio en cuestión, publicado en la revista 'Eurosurveillance', muestra que los casos tenían niveles más bajos de virus en el tracto respiratorio superior y menos tos que el sarampión en individuos no vacunados. Por otra parte, la primera no causó ninguna transmisión posterior.
Este tipo de infecciones parecen ser mucho menos contagiosas, y no pudieron identificar ninguna transmisión posterior de individuos con una infección así, según explica Nicklas Sundell, el primer autor del estudio, investigador de la Academia Sahlgrenska y médico de enfermedades infecciosas del Hospital Universitario Sahlgrenska (Suecia).
Según los investigadores, los resultados deberían ayudar a identificar rápidamente quién tiene qué tipo de sarampión durante un brote, facilitando así las medidas de control de la infección al limitar el rastreo de contactos en torno a las infecciones epidémicas.
De los 28 casos de sarampión identificados en el brote de Gotemburgo, 16 fueron infecciones de alto riesgo y 12 fueron infecciones leves. Además, también se diagnosticaron seis infecciones causadas por la propia vacuna.