Se estrecha el cerco sobre el príncipe Andrés por el caso de pederastia de Epstein
Investigaciones periodísticas desmontan sus coartadas por las tres veces que Virginia Giuffre lo acusa de haber mantenido relaciones sexuales con ella cuando era menor
Andrés ya fue apartado de sus cargos y funciones reales por la reina Isabel II en noviembre de 2019 para evitar que el escándalo salpicara a la corona
Su nombre figura en el informe de la red de tráfico infantil del FBI, que ya detuvo a Ghislaine Maxwell, exnovia de Epstein y amiga del príncipe
El cerco sobre el príncipe Andrés por su implicación en la red de pederastia del difunto magnate estadounidense Jeffrey Epstein se estrecha cada vez más. Andrés, de 60 años, había sido acusado por Virginia Giuffre, de 37, de haber mantenido relaciones sexuales con ella cuando era menor de edad y esclava sexual de Epstein entre 2001 y 2002. Las coartadas que dio Andrés para defenderse de tales acusaciones han sido desmontadas en las últimas semanas por investigaciones de medios británicos.
Giuffre (Roberts era su apellido de soltera) acusó públicamente a Andrés, en una entrevista para la BBC en octubre de 2019, de haber mantenido relaciones sexuales forzosas con él en tres ocasiones cuando ella tenía 17 años. La primera fue en la casa que tiene en Londres Ghislaine Maxwell, exnovia de Epstein, miembro de la alta sociedad británica y considerada la ‘madame’ o ‘facilitadora’ de los encuentros con menores dentro de la red de Epstein. La segunda vez fue en la mansión de sesenta millones que tenía Epstein en el centro de Manhattan. Y la tercera en la isla privada de Epstein en Little St John, en las islas Vírgenes, en el Caribe.
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Virginia Giuffre no tuvo una infancia fácil. Creció en una familia desestructurada de Florida. Su padre era empleado de mantenimiento en el centro turístico de Mar-a-lago, el club de Donald Trump, en Palm Beach. A los siete años fue violada por un familiar. Los abusos persistieron y Virginia fue enviada a diversas casas de acogida y a los trece años terminó viviendo en la calle. Allá fue atrapada por Ron Eppinger, un peligroso pederasta que tenía una red de prostitución de menores y que se la llevó a su casa. Eppinger terminó en la cárcel. Virginia volvió con su padre a los 16 años y empezó a trabajar en el club de Trump. Allá fue descubierta por Maxwell mientras leía un libro de masajes y captada para su red.
La red de Epstein y Maxwell
Según han contado Virginia y otras muchachas esclavizadas, Ghislaine se dedicaba a reclutar menores de trece, catorce, quince años para que masajearan el cuerpo de Epstein, su novio. Durante los masajes las obligaba a mantener relaciones sexuales con él. Eran llevadas con su jet privado a cualquiera de sus mansiones en Nueva York, Florida, México o en el Caribe. Más tarde eran forzadas a tener relaciones con amigos de Epstein, gente muy poderosa en fiestas organizadas en sus casas.
“[Epstein] necesitaba tener relaciones sexuales varias veces al día y nos hacía ir a su habitación y nos obligaba a desnudarnos y a veces nos tocaba los pezones, otras se masturbaba delante de nosotras, otras nos obligaba a realizar una felación, y Ghislaine estaba siempre allí”, contó Giuffre. También dijo que Maxwell y Epstein tenían un trato familiar con ella el resto del tiempo y que en una ocasión le pidieron que tuviera un hijo para ellos a cambio de una casa y dos mil euros al mes para el resto de su vida. Ella era menor aún. Dijo que sí, pero que antes quería sacarse el diploma de masajista.
La enviaron a Tailandia para un curso. Allí conoció a un experto en artes marciales australiano que se llamaba Robert Giuffre. Se casaron enseguida y se marchó con él a Australia, escapando de la red de Epstein. Robert y ella tuvieron tres hijos. Se quiso alejar de su vida anterior hasta que en 2005 empezaron a aparecer testimonios de niñas que habían sido víctimas de Epstein y Maxwell como Virginia. Entonces decidió explicar su caso a los medios y creó una organización que se llama 'Victims Refuse Silence' (las víctimas rechazan callar) para dar voz a esclavas sexuales como ella. Y confesó que Epstein y Ghislaine la habían obligado a mantener relaciones con el príncipe Andrés.
La catastrófica entrevista de Andrés
Tras años de silencio, el príncipe Andrés pidió una entrevista a la BBC en noviembre del año pasado para limpiar su nombre. La entrevista se realizó en el Palacio de Buckingham. El príncipe negó conocer a Virginia Giuffre. Giuffre había contado que le presentaron al príncipe en el club Tramp de Londres en 2001 y que estuvieron bailando. Era agosto, hacía calor y recordaba que el príncipe sudaba mientras bailaba y el sudor le caía en la cara “como si fuera lluvia”. El príncipe dijo que en esa época él no podía sudar por una extraña condición médica que adquirió cuando estuvo destinado a la guerra de las Malvinas en 1982.
Después del club fueron a la casa de Maxwell en Belgravia y allí mantuvo relaciones sexuales con ella. “Al día siguiente, Ghislaine [Maxwell] me dijo que había hecho un muy buen trabajo y que el príncipe estaba muy contento”, explicó Giuffre. De esa noche hay una foto en la que aparece el príncipe cogiendo por la cintura a la adolescente muchacha con Ghislaine Maxwell detrás, en la puerta del lavabo. En la entrevista Andrés dijo que era un montaje, pero reconoció que no había podido demostrarlo pese a llevar la foto a expertos para que la analizaran.
Dijo que aquella tarde fue a la fiesta de cumpleaños de una amiga de su hija Beatriz en un Pizza Express en Woking, en el suroeste de Londes, que se acordaba "inusualmente" de la fecha y que, por tanto, no pudo haber estado en la casa de Maxwell. También negó haber estado en Nueva York el día en que Roberts señaló que fue el segundo encuentro.
Andrés hizo la entrevista para limpiar su imagen, pero el efecto fue el contrario. Se mostró nervioso y poco convincente, e incrementó aún más las suspicacias sobre su culpabilidad. Tras la entrevista, numerosas instituciones y empresas que patrocinaban a organizaciones del príncipe, le retiraron su apoyo financiero. Andrés fue apartado de sus funciones como príncipe por decisión de la reina, pese a ser su hijo predilecto, por el temor de que el caso acabara salpicando a la casa real, y se le retiró el sueldo público asignado.
Las amistades peligrosas
En la entrevista, Andrés dijo que nunca sospechó que Epstein pudiera tener relaciones con menores a pesar de los numerosos testigos que certificaban la constante presencia de niñas en sus casas. “Quizás cambiaba sus patrones de actuación cuando yo estaba allí”, se justificó. Jeffrey Epstein era uno de los financieros más poderosos de Nueva York y de los Estados Unidos con amigos tan influyentes como Donald Trump, Bill Clinton o Harvey Weinstein. Y uno de los hombres más ricos del mundo con un jet privado y mansiones de lujo.
Fue investigado por primera vez en 2005, acusado de abusos por una treintena de menores. Contrató a los mejores abogados para defenderle y llegó a un acuerdo con la fiscalía para declararse culpable de solo uno de los abusos a cambio de librarse de las otras acusaciones. En 2008 fue condenado a dieciocho meses de cárcel por delitos de pederastia, aunque cumplió solo trece meses y con permiso para ir solo a dormir a la prisión.
En 2010 fue puesto en libertad y organizó una fiesta en su mansión neoyorkina a la que asistió el príncipe Andrés. Epstein y Andrés fueron fotografiados juntos en Central Park. En la entrevista, Andrés explicó que le fue a decir que no se podían ver más, que cenó en su casa pero no para celebrar su liberación. Se quedó cinco días más “por conveniencia”, aunque aseguró que ya no se vieron. Y dijo no arrepentirse de haber conocido a Epstein.
Se queda sin coartadas
En las últimas semanas diversas investigaciones periodísticas han desmontado sus coartadas. El Daily Mail ha tenido acceso a registros de aviones y viajes. Publicó que había estado en Nueva York y en la casa de Epstein por las fechas que decía Virginia Giuffre y que había aplazado tres días unas vacaciones a las Bahamas con sus hijas para escaparse a una fiesta de Epstein en su isla privada donde coincidió con Giuffre. También ha trascendido que Beatriz, la hija del príncipe, no recuerda la fiesta de cumpleaños en el Pizza Express de Woking en 2001, según habría confesado a amigos. Tampoco la familia organizadora de la fiesta recuerda su presencia.
En 2019 Jeffrey Epstein fue acusado de tráfico sexual infantil. Fue encontrado muerto, colgado en su celda el 10 de agosto de 2019 mientras esperaba el juicio. La policía determinó que había sido un “aparente suicidio”. El periodista estadounidense Barry Levine investigó a fondo el caso y publicó un libro llamado ‘The Spider’ (la araña) en el cual hablaba con víctimas y compañeros de cárcel de Epstein. El libro cuestiona que su muerte fuera un suicidio. También dice que Epstein tenía cámaras en todas las habitaciones y cuartos de baño de sus casas para que nadie le pudiera delatar.
En agosto se desclasificaron parte de los documentos del caso. Incluían un listado de nombres de alto perfil implicados en la investigación. Entre ellos estaban, además del príncipe Andrés, Alan Dershowitz (uno de los abogados de Epstein), Sarah Kellen (considerada la lugarteniente de Maxwell), el multimillonario financiero Glen Dubin y su esposa, el agente de modelos Jean Luc Brunel, la piloto y propietaria de una aerolínea Nadia Marcinkova, el expresidente de los Estados Unidos Bill Clinton, el eminente psiquiatra Henry Jarecki, la exmodelo Naomi Campbell, Ron Eppinger (el pederasta que captó a Virginia cuando tenía trece años) y los científicos Marvin Minsky y Stephen Hawking.
El FBI sigue investigando la red de pederastia de Epstein. El pasado mes de julio fue detenida Ghislaine Maxwell. La acusación contra ella es de diecisiete páginas y pesan seis cargos, entre ellos el de captación y transporte de menores para participar en actos sexuales ilegales. En cualquier momento el FBI puede implicar al príncipe. El cerco sobre él se estrecha cada vez más.