La estrategia de "los nombres escritos" en la votación del Quirinal

  • La candidatura de Berlusconi por el centro derecha ya es oficial y ahora toca determinar la estrategia a seguir

  • No hay un "hombre pactado" por los partidos de izquierda

  • La manera de escribir el nombre en el voto diferenciará el partido de cada votante

No vale solo con conseguir los votos, en la elección al presidente de la República en Italia es casi tan importante asegurárselos desafiando a l"os esquiroles" que se esconden tras el voto secreto. A partir del próximo lunes las votaciones que se seguirán en Montecitorio, para el sustituto de Mattarella se leerán en voz alta por el presidente de la Cámara, Roberto Fico y por sus ayudantes, que en un ya tradicional canto de nombres comunicarán verbalmente los 1009 votos que previamente los ‘grandes electores’ habrán escrito a mano. Este proceso se repetirá hasta que se den las condiciones para un próximo Presidente.

La candidatura que el viernes lanzaba conjuntamente como nombre de consenso de la coalición de derechas al ex primer ministro Silvio Berlusconi necesita precisamente eso, consenso sin fisuras. Los números serían favorables para el presidente de Forza Italia si todos los parlamentarios de la Lega y de Fratelli d’Italia lo votasen en bloque, sin francotiradores, y contando con los votos que sacaría a otros parlamentarios como los del grupo mixto. ¿Cómo puede asegurarse que esto ocurra de verdad?

"La traición", la historia que se repite

Entre las 12 elecciones de presidentes en la historia de la República italiana se esconden historias e historias de traiciones, que acaban cambiando las cartas sobre el tablero de las votaciones y manejando los números a su medida. La estrategia que ahora mismo estaría barajando el equipo de Berlusconi, según la prensa italiana, es la conocida por los “nombres en los votos” y que consiste en lo siguiente: a los parlamentarios de Forza Italia se les estaría indicando escribir simplemente ‘Berlusconi’, a los de la Lega de Salvini ‘Silvio Berlusconi’ y a los de Fratelli d’Italia, el partido de Meloni y el tercero en cerrar el triángulo de derechas, ‘Berlusconi Silvio’. Todos estos votos sumarían 451 ‘grandes electores’ y a eso se le añadirían los 54 restantes con los acuerdos en los que esta semana trabaja incansable el propio Berlusconi, según fuentes cercanas, en lo que la prensa ha llamado la estrategia del “puerta a puerta”.

Esta estrategia se basa en el procedimiento seguido por la presidenta de la Cámara en las últimas dos ocasiones, 2013 y 2015, Laura Boldrini, que decidió leer todo lo que encontraba en la papeleta. Entre los votos que hicieron a Sergio Mattarella presidente hace siete años, en el cuarto escrutinio, se encontraba de todo: Onorevole Mattarella, Sergio Mattarella, Matterella… Así se distinguían entre ellos sus 665 votantes en aquel 31 de enero.

Todo lo que esta estrategia puede dar de sí se encierra en lo que decida un hombre: Roberto Fico, el presidente actual de la Cámara de diputados. Al factor determinante de los contagios, y de los consecuentes grandes electores que no podrían asistir por estar en cuarentena, se une la estrategia a seguir en la normativa, determinada en última instancia por Fico. La Constitución italiana deja en las manos de quién representa su cargo la convocatoria y las prácticas a seguir. Es un as en la manga que puede guardarse hasta el momento final, incluso una horas antes del próximo 24 de enero.

Se habla de que la estrategia que podría estar planteándose en el equipo de Fico sería la de leer únicamente el apellido del candidato, eliminando las diferenciaciones citadas. Una decisión así cambiaria completamente las reglas del “juego” más importante de la política italiana.