Estrategia alemana contra el COVID-19: test, test, test

  • Los datos de infectados y fallecidos por la COVID-19 en España y Alemania dan cuenta de dos realidades diferentes

  • Al contrario que España, el país de la canciller Angela Merkel parece haber evitado, de momento, los tremendos golpes al sistema sanitario de los que se sabe es capaz el coronavirus

  • Alemania hace 350.000 test a la semana

España contaba este martes al mediodía 140.510 contagiados por el coronavirus SARS-CoV-2, según los datos presentados por María José Sierra, jefa de área del centro de coordinación de alertas y emergencias sanitarias del Ministerio de Sanidad.

En España son ya 13.798 los fallecidos por el coronavirus. Ese dato convierte a España en el segundo país del mundo donde más muertes ha causado la COVID-19. Sólo está por detrás de Italia (16.523 fallecidos).

España es, desde hace semanas, uno de los países más golpeados por el nuevo agente infeccioso. Su ejemplo sirve en Alemania para poner en alerta a la población. En el país de Angela Merkel, se contaban este martes 99.225 casos, según las cuentas del Instituto Robert Koch (RKI por sus siglas alemanas), la agencia gubernamental germana encargada de controlar y prevenir enfermedades.

De acuerdo con sus datos, en Alemania han fallecido 1.607 personas desde que llegara el coronavirus al país allá por el mes de enero. Aunque la cifra de muertes por la COVID-19 en Alemania diste mucho de la española, asusta a los alemanes la posibilidad de que en su suelo se repitan escenas como las que se aún se viven en España o Italia.

Estados Unidos, Italia y España están siendo golpeados de forma particularmente dura. Las imágenes de esos países con hospitales abarrotados, con doctores al límite de sus capacidades y el transporte de cuerpos sin vida son perturbadoras”, se leía a principios de mes en el diario económico Handelsblatt.

Tal vez por eso desde las autoridades alemanas no se cansan de subrayar públicamente el potencial destructor del coronavirus. “El momento de mayor infecciones aún está delante de nosotros”, ha dicho al dominical Frankfurter Allgemeine Sonntag el ministro responsable de la Cancillería Federal, Helge Braun.

En su opinión, a “Alemania ya le pesan mucho” los números que está dejando la COVID-19. Esto, a pesar de que la tasa de mortalidad en Alemania estaba este martes en un 1,5%. Ese porcentaje está lejos de la tasa de mortalidad española. España ya se ha convertido en el país del mundo con más muertes por millón de habitantes por la COVID-19.

Resultan llamativas afirmaciones como las de Braun en un país donde tras las primeras tres semanas del “semi-confinamiento” que se ha impuesto en el país para implementar el distanciamiento social ha rebajado ostensiblemente el incremento de los contagios. Ese crecimiento ronda actualmente el 4%.

Reducción del aumento de infectados sin confinamiento

Desde principios de abril, ese porcentaje está por debajo del 10%, según las cuentas del RKI. España, en estado de alarma desde el pasado 13 de marzo y confinada desde hace algo más de tres semanas, el crecimiento de los infectados es ahora algo menor al 4%.

En este contexto Braun y otros responsables gubernamentales alemanes no quieren que la población se relaje ante la COVID-19.

La propia Angela Merkel ha hablado de una crisis sólo comparable a lo que supuso para el país la Segunda Guerra Mundial . Su ministro de Sanidad, Jens Spahn, ha comparado la situación que vive el país en la presente crisis con “la calma que precede a la tormenta”.

La tormenta, sin embargo, aún no ha pillado de lleno a Alemania. El país aún no lamenta un repunte en la mortalidad que iguale a Alemana con Italia o España. Nadie sabe explicar del todo el porqué de esta tendencia ni si se mantendrá.

“Alemania, por lo menos por el momento, todavía está experimentando una tasa de mortalidad más baja que en otros países. Pero no sabemos cuál será la evolución. Alemania está en la fase inicial de la epidemia”, dice a NIUS una portavoz del RKI. “Sabemos que, hasta que se produce la muerte de un paciente gravemente enfermo [por la COVID-19, ndlr.], pasa un tiempo, añaden desde el RKI.

El infectado alemán tiende – o tendía – a ser más joven

En la agencia gubernamental alemana mencionan varios factores que pueden explicar esta baja mortalidad. Por ejemplo, que la población de más edad no se haya visto tan afectada por la enfermedad como sí parece haber ocurrido en España e Italia.

Hasta no hace tanto, se daba por buena la afirmación según la cual la edad del paciente positivo por coronavirus en Alemania era, de media, de unos 45 años, según ha apuntado Tobias Kurth, experto en salud pública del hospital universitario Charité de Berlín, a la cadena de televisión internacional alemana Deutsche Welle.

En el RKI sostienen que, de los alrededor de 100.000 infectados que presenta Alemania, cerca de un 44% tienen entre 35 y 59 años. Otro 23% aproximado tienen entre 15 y 34 años.

Estos datos, sin embargo, podrían estar cambiando. “Ahora vemos cada vez más casos mortales de COVID-19. Hemos vistos crecer la tasa de mortalidad, lo que puede explicarse por un creciente número de casos en hospitales y centros de mayores”, dicen en el RKI. “Ahora los positivos por coronavirus son cada vez más mayores. Muchos de ellos están ahora en el hospital y tememos que la mortalidad aumente”, abundan en la agencia gubernamental germana.

Sea como fuere, en la última semana, el número de muertes por coronavirus se ha duplicado en Alemania. De los 909 fallecidos que contaba la Universidad John Hopkins el pasado 1 de abril, este martes dicha institución daba cuenta de 1.822 muertes.

El ejemplo español ha dejado claro que la edad es un factor que explica mucho sobre la letalidad de la COVID-19. En España, la tasa de mortalidad del coronavirus entre las personas mayores de noventa años alcanza el 23,2%. En las personas con edades comprendidas entre 80 y 89 años la letalidad ronda es el 20%.

Una estrategia alemana basada en muchos tests

Otro de los aspectos que se han señalado como clave para entender por qué la COVID-19 no ha golpeado aún a Alemania como sí lo ha hecho a España tiene que ver con el número de pruebas que se realizan en ambos países.

Así, fuentes del Ministerio de Sanidad de España confirman a NIUS que actualmente se realizan en suelo español entre 15.000 y 20.000 pruebas de coronavirus diarias. En España a la semana, en el mejor de los casos, se harían, por tanto, 140.000 tests.

Esa cantidad es inferior a la que se daba por buena en Alemania a principios de la última semana de marzo. A saber, entre 160.000 tests semanales, según estimaciones de la revista Stern, y los 500.000 tests semanales estimados por Christian Droste, uno de los referentes germanos en esta pandemia y jefe de virología en el Charité. Según indican a NIUS desde el RKI, sólo “en la semana que fue del 23 de marzo al 29 de marzo se llevaron acabo en Alemania 354.000 pruebas de coronavirus”.

“Es posible que comparativamente en Alemania se estén haciendo pruebas en mayor número y de manera más generalizada. Esto significa que la infección es detectada en gente con síntomas más suaves que en otros países, donde sólo los casos de personas muy enfermas son sometidos a pruebas en los hospitales”, apuntan desde el RKI.

Una desafío al sistema sanitario

En cualquier caso, no hay dudas de que la incidencia de la COVID-19 dependerá de cómo reaccione en los próximos días el sistema sanitario alemán. “Si los hospitales se saturan, el número de personas a las que no se podrá ayudar crecerá”, comentan en el RKI.

De ocurrir eso, el número de muertes por el coronavirus en Alemania podría crecer como lo ha hecho en otros países afectados por la nueva enfermedad. Alemania, eso sí, cuenta con 800 unidades de cuidados intensivos por cada 100.000 habitantes. En España, las 297 camas de cuidados intensivos por 100.000 habitantes no han impedido unas cifras de fallecidos por coronavirus a todas luces trágicas.

En Alemania, los hospitales se esfuerzan de un tiempo a esta parte en ampliar sus capacidades. No obstante, ya hay noticias de hospitales que han dejado de aceptar nuevos pacientes.

A finales de marzo, la Clínica Wolfsburgo, con capacidad para algo más de medio millar de enfermos en el centro del país comunicaba que dejaba de aceptar nuevos pacientes. La medida es una respuesta ante el impacto del coronavirus. En Potsdam (este germano), la clínica Ernst von Bergmann – el hospital más grande de la capital de Brandeburgo – anunciaba una medida idéntica la semana pasada.

Retomando el término del ministro de Sanidad alemán, aún está por ver qué tipo de “tormenta” será la COVID-19 en Alemania y cómo responderá su sistema sanitario.