EEUU: Unas elecciones únicas que pasan por el Senado
Actualmente el Senado tiene mayoría republicana
El próximo 3 de noviembre los ciudadanos estadounidenses podrán elegir nuevo presidente, algo que ya es suficientemente importante. Pero ese mismo día también estará en juego la elección de la totalidad de los miembros de la Cámara de Representantes y de un tercio del Senado, que serán quienes determinen la formación de las tres ramas del gobierno estadounidense (ejecutivo, legislativo y judicial) para la próxima generación.
Temas tan destacados como la elección del próximo juez del Tribunal Supremo, los jueces federales de otros tribunales y los límites legislativos y del Congreso están sobre el tablero en una confluencia de competencias que no se da en todos los comicios. El alto alcance de estas 59 elecciones presidenciales en Estados Unidos ha desatado una auténtica batalla por el voto entre los dos partidos principales porque los demócratas necesitan mantener la mayoría que ahora tienen en el Congreso y los republicanos la del Senado. Hay que tener en cuenta que si gana Biden y conserva el Congreso, podrían revertirse muchas de las decisiones tomadas por los republicanos a lo largo de estos cuatro años. Pero incluso ganando Trump, si su partido no conserva el Senado, se enfrenta a la posible pérdida de una mayoría de jueces conservadora.
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Y esta es la paradoja: aún ganando el actual mandatario, si los demócratas obtuvieran mayoría en las dos cámaras, podrían frenar o retrasar significativamente las decisiones del presidente, como pasa ahora en el Congreso. Por eso no extrañaron las palabras de Mitch McConell, líder republicano del Senado cuando dijo en la convención de su partido: “Estoy inmensamente orgulloso del trabajo que ha hecho el senado republicano, somos el cortafuegos de la agenda de Nancy Pelosi”, en referencia a la dificultad de aprobar las leyes propuestas por la política demócrata, presidenta de la Cámara de Representantes del Congreso y la tercera mujer más poderosa del país tras el presidente y vicepresidente.
Cómo funcionan Congreso y Senado
El Congreso está formado por la Cámara de Representantes (cámara baja) y el Senado (cámara alta). Cada estado obtiene una representación proporcional a su población siendo California, el estado más poblado, el que tiene un mayor número de representantes (53). El número total de estos es de 435 y cada uno de ellos es elegido por un período de dos años.
Actualmente el Senado tiene mayoría republicana. Este partido cuenta con 53 escaños por 45 de los demócratas. Hay dos independientes aliados con estos últimos, por lo que los demócratas tendrían que recuperar cuatro asientos para conseguir una mayoría de 51 en las próximas elecciones. En el caso de una victoria de Biden, el vicepresidente del partido podría ser presidente del Senado y ganar el voto de desempate si este se diera, por lo que necesitarían conseguir solo tres escaños de ventaja.
En estos momentos, de un total de cien asientos, diez parecen menos seguros a la hora de garantizar la repetición del resultado y podrían cambiar de dueño pero se da la circunstancia de que ocho de ellos pertenecen a los republicanos, por lo que la batalla está servida. Georgia, Iowa, Montana, Colorado, Maine o Arizona podrían ser algunos de los estados que cambiaran su voto hacia los demócratas ya que las encuestas les otorgan ventaja desde hace meses lo que hace que la batalla esté servida.
La cámara de Representantes, sin embargo, es de mayoría demócrata pero los republicanos están intentando revertir esta situación. En el caso de California, por ejemplo, donde Trump perdió en 2016 por unos 4 millones votos, la estrategia en estos momentos está centrada en denunciar la mala gestión del estado, táctica que tiene su réplica por los candidatos al congreso. Estos han empezado a basar sus críticas en el manejo de los incendios en un estado cuyo gobernador es demócrata. " No quiero que mi país pase a ser aquello en lo que mi estado se ha convertido," dijo el congresista Mike García que disputará el escaño a la demócrata Christy Smith.
Las convenciones de ambos partidos
Pero a pesar de la importancia de mantener el senado y las palabras de McConell al respecto en la convención republicana, el partido no dio especial importancia a este tema y centró el encuentro en una reivindicación de la figura de Trump. El líder del partido en el Senado, sin embargo, trató de llamar la atención sobre ello en un discurso de dos minutos y medio grabado con antelación en el que avisó de que “lo que está en juego nunca ha sido tan grande”.
Por parte demócrata, la convención reservó algunos momentos para las llamadas de atención tanto del senador Chuck Schumer, de Nueva York, como de la senadora Catherine Cortez por Nevada, que además es jefa de campaña del partido en el Senado. Ambos señalaron la necesidad de “ganar esta batalla” para garantizar el alma de la nación, mientras que Sara Gideon, que se enfrenta a la republicana Susan Collins por Maine, y Gary Peters, que se presenta por Michigan, tuvieron una fugaz intervención.
A nivel económico el Center for Responsive Politics revela que un 72% del dinero recaudado por el partido demócrata para los candidatos al Senado proviene de fuera de sus estados, lo que desvela un interés mayor también de sus votantes por contribuir a conseguir la victoria de la cámara alta que los del partido republicano, cuya recaudación fue del 64%.
Pero el dinero y la estrategia no van a tener mayor importancia si, llegado el día de las elecciones, estos no se traducen en votos. Y el recuento de los mismos, con unas circunstancias tan complejas y un contexto especialmente complicado, puede deparar sorpresas.
Si en 2016 Trump tuvo que esperar a medianoche para celebrar su victoria, este año puede que la espera dure varios días. En estas circunstancias lo que parece muy probable es que el ganador de estos comicios, tanto a la presidencia como al Senado, será el suspense.