El 3 de noviembre los estadounidenses están llamados a las urnas para decidir principalmente quién será el presidente que ocupará la Casa Blanca durante los próximos cuatro años. Votarán también por un vicepresidente, elegirán a 35 de los 100 senadores y a la totalidad de los miembros de la Cámara de Representantes. Pero más allá de eso, los ciudadanos, en según qué estado, el mismo día de las elecciones presidenciales tomarán también otras decisiones que afectan directamente a la vida cotidiana con temas que tienen que ver, por ejemplo, con las leyes de control de alquileres, las tasas de los impuestos sobre la renta, e incluso la legalización de la marihuana.
A las puertas de las que se consideran una de las elecciones más importantes de la historia de un país dividido entre demócratas y republicanos, cinco estados llevarán a cabo consultas populares para decidir la legalidad del consumo de marihuana medicinal o recreativo. Estos son los estados de Arizona, Montana, Nueva Jersey y Dakota del Sur, donde los votantes podrían legaliza el cannabis con fines recreativos. En Mississippi y Dakota del Sur (en una iniciativa electoral separada de la medida de legalización total), los votantes también podrían legalizar la marihuana medicinal.
Actualmente la mayoría de la población en Estados Unidos viven en estados donde la marihuana es legal de una forma u otra. De los 50 estados que conforman el país, en 33 de ellos el cannabis está permitido para uso médico o terapéutico. Y en 11, en los estados de Alaska, California, Oregon, Washington, Nevada, Colorado, Michigan, Illinois, Massachusetts, Maine y Vermont, además de Washington, D.C., se puede consumir con finalidad recreativa.
De aprobarse las medidas en los próximos comicios, Estados Unidos pasaría a tener 15 estados en los que la marihuana es legal tanto para fines recreativos como medicinales. Esto supondría que más de un tercio de los estadounidenses vivirían en un estado con marihuana legalizada, en comparación con un cuarto hoy.
Nick Kovacevich, CEO de la empresa KushCo Holdings, que suministra productos y equipos para el consumo de la marihuana, calificó los referéndums como “monumentales” en la historia de la legalización, y es que las iniciativas electorales representan un cambio masivo en la política de drogas.
Hace una década, en ningún estado estaba permitido el consumo de marihuana hasta que en 2012, Colorado y Washington se convirtieron en los dos primeros estados en legalizar el cannabis para uso recreativo y venta.
A día de hoy, las posturas de los líderes políticos estadounidenses, no se alinean con la opinión pública. A pesar del aumento de las legalizaciones y de la actitud tolerante bajo la presidencia de Donald Trump, el Senado, bajo dominio republicano, se ha negado a aprobar toda reforma en cuanto a la marihuana a nivel federal, sugiriendo que el tema debería dejarse en manos de los estados por lo que la droga sigue siendo ilegal a nivel federal, como si fuera heroína o LSD.
Por su parte, el exvicepresidente Joe Biden, candidato demócrata a la presidencia, ha pedido la despenalización del cannabis, derogando las sanciones penales, particularmente la prisión, por posesión, pero no por su venta, aunque también se ha opuesto a la legalización a nivel federal.
La Cámara de Representantes tenía previsto llevar a votación en septiembre un proyecto de ley de despenalización federal, llamado Ley de Reinversión y Eliminación de Oportunidades de Marihuana (Ley MORE sus siglas en inglés), pero esta se retrasó hasta después de las elecciones. Esta ley eliminaría la marihuana de la lista de sustancias controladas, borraría los antecedentes penales de aquellos con cargos de marihuana y reinvertiría las subvenciones en programas comunitarios para las personas afectadas por la guerra contra las drogas.
Las encuestas indican que las medidas serán aprobadas en los cinco estados donde se llevará a cabo el referéndum. Según un estudio realizado en septiembre por Pew Research Center, el 67% de los estadounidenses, cree que la marihuana debería ser legal para uso recreativo, mientras que el 91% considera que debería ser permitida al menos para fines medicinales.
En Arizona, el cannabis medicinal es legal desde 2011. La propuesta para estos comicios se basa en La Ley de Arizona Inteligente y Segura, que legalizaría la venta y posesión de marihuana para uso de adultos mayores de 21 años. A los residentes se les permitiría poseer hasta cerca de 28 gramos de cannabis, y cinco gramos de concentrado de THC, además de la posibilidad de cultivar hasta seis plantas de cannabis en una casa. Además, podrán también solicitar que se borren los antecedentes penales por ciertos delitos relacionados con el cáñamo. Los productos de cannabis estarían equiparados al tabaco o al alcohol, con un impuesto especial del 16% además del impuesto estatal sobre las ventas del 5,6%.
En Mississippi, unos de los estados más conservadores de los Estados Unidos, donde se debate si la legalización es para uso medicinal, en caso de ser aprobada se permitiría recetar marihuana para tratar una serie de patologías que abarcan el cáncer y la enfermedad de Crohn, entre otras afecciones. Los votantes encontrarán en sus papeletas electorales otra opción alternativa que restringe el uso de cannabis medicinal a los enfermos terminales.
Los residentes de Montana, que tendrán que abordar el consumo recreativo, ya aprobaron una medida de cannabis medicinal en 2004. De salir airosa la votación, a los residentes se les permitiría tener hasta cuatro plantas de cannabis y hasta cuatro plántulas o plantas de semillero en sus casas. También en este caso sucedería que cualquier persona que esté cumpliendo una condena de prisión por delitos relacionados con el cannabis, podría ser despenalizada.
En el estado de Nueva Jersey, donde se plantea la legalización del uso recreativo de la marihuana, el consumo medicinal está permitido desde 2010. La pregunta que se lanza al electorado se basa en la legalización de la venta y posesión de cannabis para adultos mayores de 21 años. Sus productos y derivados, estarían gravados a la tasa de impuesto estatal sobre las ventas del 6,6 %, aunque los gobiernos locales tendrían la opción de aplicar un 2% adicional.
Los analistas consideran que la aprobación del cannabis recreativo en Nueva Jersey favorecería la economía del estado teniendo en cuenta la proximidad con Nueva York y Pensilvania, donde aún no se han aprobado medidas de legalización. Además, la tasa impositiva ayudaría a los dispensarios de Nueva Jersey a competir contra el consolidado mercado negro de la zona.
Por último, en el estado de Dakota del Sur, donde los ciudadanos votarán tanto por el uso recreativo como medicinal, tiene actualmente una de las leyes más duras del país en cuanto a la posesión de la droga. La llamada “ley de posesión interna” indica que si alguien
da positivo en la prueba de cannabis, incluso si se consumió en un estado donde es legal, el individuo puede ser considerado penalmente responsable por la posesión en Dakota del Sur.
Aunque el consumo de marihuana en la práctica no tiene tanto que ver con el color político que se respalde, en los últimos años, el Partido Demócrata ha atraído más a los defensores de la legalización del cannabis, y en especial a los votantes más jóvenes.
Este año, uno de cada 10 electores forma parte de la llamada Generación Z (los nacidos entre 1996 y 2010, después de los millennials). Los analistas prevén que estas generaciones consumirán el doble de cannabis que el promedio estadounidense.
Según el análisis de Pew Research Center, más de las tres cuartas partes de esta generación desaprueban la forma en que el presidente Trump está desarrollando su mandato y se espera estos superen las expectativas de participación de los votantes para expresar sus opiniones políticas, sociales y económicas en la papeleta. Posiblemente, dicen los expertos, tener más de esos votantes en las urnas podría inclinar la balanza a favor de los demócratas, especialmente en estados clave como Arizona.