Un intenso debate recorre la sociedad de Estados Unidos de un tiempo a esta parte. La responsable es la Teoría Crítica de la Raza (CRT, por sus siglas inglesas). Ésta no sólo es “movimiento intelectual” reducido a los círculos universitarios de las ciencias sociales en los que se ha forjado desde hace décadas.
De hecho, su influencia va más allá de las universidades. Lo prueba que haya organizaciones de padres y especialmente políticos republicanos preocupados ahora por la formación inspirada en la CRT que pueden recibir los escolares. Actualmente, las ideas de esa teoría – como que “las instituciones” estadounidenses “son racistas de forma inherente”, según recoge la Enciclopedia Británica – están siendo debatidos casi a diario en los grandes medios de comunicación en Estados Unidos.
Intelectuales críticos con la CRT señalan que los planteamientos de dicha teoría, que inspiran hoy día a parte del movimiento anti-racista en Estados Unidos, caen paradójicamente en el racismo.
Recientemente, el Gobernador de Florida, el republicano Ron DeSantis, prometía sacar las enseñanzas de la CRT de las escuelas públicas de su estado por que, a su entender, enseña al los niños a “odiar a su país”. En defensa de la CRT sale en NIUS el profesor de la Universidad Internacional de Florida Ediberto Román (Nueva York, 1963), toda una autoridad académica en el mundo del derecho.
“La CRT lo que hace es ocuparse de temas que no se abordaban antes de que se viera la diversidad en la profesión de la abogacía y en los profesores de derecho. Antes, no se hablaba de ver cómo las leyes afectan a las personas de color o de la influencia del tema racial en el sistema”, sostiene Roman.
Él es autor de varios libros de referencia sobre cómo viven minorías en Estados Unidos, como los inmigrantes, bajo un sistema que a su entender no reconoce todos sus derechos. Su libro titulado The Other American Colonies (Ed. Carolina Academic Press, 2006) o “Las otras colonias estadounidenses”, un volumen sobre el colonialismo estadounidense, fue considerado en su momento uno de los mejores trabajos de historia del derecho.
La CRT, como tal, empezó como un movimiento surgido en los campus universitarios, aunque hoy tenga mayor una capacidad de influencia en la sociedad. Román no ve la amenazante deriva que denuncian los críticos de esa teoría. Al contrario. A su entender, la CRT está siendo objeto de “ataques” porque sus opositores ven en ella una supuesta y amenazante “revolución”.
En la CRT, se trata de “alcanzar los derechos que este país [Estados Unidos, ndlr.], dice otorgar. No estamos hablando de una gran revolución”, plantea Roman. “La CRT está generando una discusión para ver si se pueden cambiar las leyes y el sistema de gobernar además de conocer los fallos en nuestro país”, añade.
P: La CRT es algo de lo que se habla desde hace relativamente poco en los medios de comunicación en Estados Unidos. Usted conoce este bien este tema ¿Cuándo empezó a estudiarla?
Soy profesor desde hace ya 25 años y, desde el principio de mi carrera, he estado hablando de los temas relacionados con la comunidad de latinoamericanos, la ciudadanía y los derechos de estos ciudadanos. Empecé con los puertorriqueños y luego seguí estudiando otros grupos raciales en Estados Unidos. Cuando hice esos estudios, yo y otros profesores no lo hacíamos pensando en estar haciendo CRT, sino que nos ocupábamos de temas de los que nadie se estaba ocupando, porque hay que tener en cuenta que los grandes profesores de derecho en Estados Unidos son blancos y los temas de la gente de color no se tocaban.
P: Sin embargo, de un tiempo a esta parte, la CRT sí está muy presente en los medios de comunicación estadounidenses. Hay noticias recurrentes sobre la oposición que está generando en políticos republicanos, por ejemplo.
Le diré por qué se oye tanto ahora sobre la CRT en los medios y en lo que dicen los políticos. Es muy fácil provocar el miedo y la preocupación de la gente en Estados Unidos que no son personas de color ni de una minoría racial o étnica. Se está tratando de generar un punto de vista según el cual hay unos estos profesores que son unos radicales, socialistas o comunistas, que quieren rechazar el sistema democrático de gobierno que tiene Estados Unidos. Pero no entienden, en realidad, lo que dice la teoría. Y la CRT lo que hace es ocuparse de temas que no se abordaban antes de que se viera la diversidad en la profesión de la abogacía y en los profesores de derecho. Antes, no se hablaba de ver cómo las leyes afectan a las personas de color, o de la influencia del tema racial en el sistema. La CRT es justamente eso.
P: ¿Qué otros temas puede abordar la CRT?
También se ocupa de temas como la inmigración. O la separación de familias. Me refiero a la política que empezó Donald Trump, en la que se tomaba a los niños inmigrantes en Estados Unidos y los encarcelaban separados de sus padres y madres. La CRT dice que si eso fuera una política que afectara a no inmigrantes, el mundo entero se rebelaría aquí. La CRT explica que estas políticas se pueden a aplicar a inmigrantes porque vemos a esas personas como “otros”, como personas sin derechos que no son válidas como los demás.
Esa política se aplica porque son indocumentados y, en parte también, porque no son blancos. Imagínese que vienen niños rubios de ojos verdes los que vienen y a los que se hace eso de la separación de sus padres. Esa situación duraría un día, porque el sistema se pararía inmediatamente al conocerse esa realidad. Yo he escrito sobre este asunto diciendo que la razón que explica que esto pase a menores sin generar peleas o debates es que hay una motivación para tratar a esas personas como “otros”.
P: ¿Hasta qué punto juega un papel en la CRT esa idea según la cual la sociedad es racista?
En parte juega un papel. Seríamos necios si pensáramos que un país con la variedad étnica y de nacionalidades que tiene Estados Unidos no iba a tener racismo. Hay países que dicen que no son racistas pero no tienen diversidad. Lo complicado es una situación como la de Estados Unidos o, en Europa, ya sea Francia, Alemania o España, donde vienen refugiados y esto genera debates sobre los inmigrantes que buscan el exilio. La CRT no sólo dice que el sistema en el que vivimos tiene una base racial, y prejucios raciales, sino que es importante discutir y debatir sobre ello.
P: ¿A qué se refiere?
Le voy a dar varios ejemplos. Las mujeres, en Estados Unidos, ganan más o menos 70 centavos por cada dólar que gana un hombre. Hay que preguntarse por qué se produce esa diferencia. Hay algo que está pasando con las oportunidades de las mujeres que es diferente con lo que pasa respecto a los hombres. Otro ejemplo: la cuestión de por qué una persona joven de color afroamericano, en un encuentro con la policía, tiene tres veces más posibilidades de acabar muerto que un joven blanco. Esto nos está indicando que algo está pasando en Estados Unidos. La CRT está generando una discusión para ver si se pueden cambiar las leyes y el sistema de gobernar además de conocer estos fallos en nuestro país.
P: ¿Qué opina de las críticas que se están formulado contra la CRT?
Tal vez me equivoque, pero a Donald Trump, del que me imagino no ha leído muchos libros en su vida, le resulta muy fácil atacar la teoría para provocar un miedo que no está basado en la realidad. Porque si recordamos temas de los que se ocupan movimientos sociales, de derechos humanos en Estados Unidos y en el mundo, a gente como Martin Luther King, lo atacaban, no sólo los blancos, el gobierno o el FBI, también la gente de su propia religión. Lo acusaron de socialista y de comunista. Pero él, lo que quería era llegar a un nivel en el que se pueda vivir como las leyes del país dicen que se puede vivir: en igualdad de derechos y de oportunidades.
Lo mismo pasó con las sufragistas, los periodistas y el gobierno las criticaban porque eran muy radicales y querían cambiar el sistema. Lo mismo pasa con la comunidad homosexual y la comunidad trans cuando se trata de movimientos por tener los mismos derechos que el resto de personas. La CRT se ocupa de todo esto. No es una teoría que trata de generar odio, como dicen tantos ignorantes. Es muy fácil decir, como dicen algunos en entrevistas o en campañas políticas, que la teoría promueve el odio a Estados Unidos. Pero no, no es así.
P: Entonces, desde la CRT en las universidades, ¿se quiere cambiar la sociedad?
Eso lo dicen quienes nos atacan. Pero no es cambiar la sociedad. La CRT quiere que se hagan realidad las sentencias y las leyes de nuestro país, para poder llegar así al nivel de igual de derechos. Yo no veo nada radical en eso. Yo he sido profesor de derecho durante casi 30 años ya. Yo no doy clases de CRT. Lo que yo hago es dar charlas y escribir sobre temas de derechos de minorías, los inmigrantes o las mujeres. Con eso, quiero apoyar para que en este país se puedan alcanzar los derechos que el país dice otorgar. No estamos hablando de una gran revolución ni nada parecido.
P: La Real Academia de la Lengua dice en su diccionario que sólo hay una raza, la humana. Pero en la CRT se asume que existen varias razas. ¿Cómo se explica esto?
No sólo la CRT hace eso. Los temas raciales no son un invento de las personas de color o los que escriben sobre CRT. Esto es algo que está, en Estados Unidos, integrado en los documentos oficiales. Cuando uno rellena un formulario del Gobierno, por ejemplo, para la jubilación, uno pone en ese documento si uno es blanco, negro, latino u de otros grupos. Nuestras leyes siempre han tratado el tema racial. Los primeros inmigrantes que podían venir a Estados Unidos, por ejemplo, eran personas blancas y eso estaba escrito en la leyes migratorias de entonces. En la de 1793, por ejemplo, se hablaba de “gente blanca libre”.
Se referían a blancos que no eran esclavos. Esto duró más de un siglo en las leyes. Mi compañero Ian Haney López ha escrito un libro que se llama White by Law [ o “Blancos por Ley”, Ed. New York University Press, 2006, ndlr.] centrado en que las propias leyes diferenciaban ya entre los colores de la gente. Luego están todas las leyes de segregación racial de la doctrina “separados pero iguales”. Éstas permitían la existencia de escuelas públicas para blancos y para personas de color, especialmente los afroamericanos. En teoría, las escuelas eran iguales pero los blancos siempre tenían los mejores medios y oportunidades. Esa ley se atacó con éxito en 1954. Entonces la Corte Suprema dijo que un sistema que diferenciaba entre los blancos y los negros era un sistema en el que nunca se iba a llegar a un punto en el que todo el mundo iba a tener los mismos derechos.
P: ¿Qué relación guarda la CRT con esto?
Lo que le decía, que quienes escriben sobre CRT apoyan que quizá un día podamos llegar a ese nivel en el que haya igualdad, y también provocar el debate. Porque hay que darse cuenta de que en la diversidad en Estados Unidos, aunque pienso que estamos aquí más avanzados que en otros países, todavía no hemos llegado a ese punto de igualdad. Hemos tenido personas de color como presidente y vicepresidente. Pero eso no significa que la igualdad haya llegado para todo el mundo. Y los académicos que apoyan este punto de vista están apoyando el que todo el mundo sea igual.
P: Una cuestión que convendría aclarar es el tema de la igualdad, de la que venimos hablando, y la equidad, algo de lo que habla la CRT y donde no se trata a todo el mundo igual. ¿Qué apoya más la CRT, la igualdad o la equidad?
Esa es una pregunta sofisticada. No sólo se trata de buscar la igualdad y la equidad en los procesos, sino también en los resultados. Cuando hablamos de igualdad, hablamos de igualdad en los resultados, o sea, dar la oportunidad de que se los miembros de la sociedad obtengan los mismos resultados.
P: ¿Por qué se está hablando de la presencia de la CRT en las escuelas de Estados Unidos, cuando en principio estamos ante una disciplina universitaria?
Para mí esto se debe a los ataques contra la CRT. Se está tratando de generar miedo a la gente con eso de una gran revolución en marcha. Porque en lugar de hablar de la igualdad o del maltrato que sufren los afroamericanos, como ocurría ya en tiempos de Martin Luther King, se acusa de comunismo.
P: ¿Pero para qué tiene que formarse en CRT un profesor de escuela o un funcionario de la administración
A mí esto me da risa, porque eso no es cierto. Hay profesores que, por ejemplo, en mi universidad no han podido ser profesores porque hablaban de estos temas. Está pasando lo contrario de lo que dicen que está ocurriendo. Hay que mirar quién lidera las universidades. De las miles de universidades que hay en Estados Unidos, unos cien han de ser afroamericanos o latinos. La gran mayoría de las universidades, y sus líderes son blancos, incluso en la mía pasa eso, en Miami, donde el foco está puesto en la comunidad latina. ¿Cómo va a ser eso así, de que hay que aprender la CRT cuando todos los líderes e las universidades son blancos?
P: Le hago la pregunta porque hasta en Alemania hay trabajadores de ministerios que hacen talleres en los que se habla de cosas como el “racismo sistémico”, algo de lo que venimos hablando.
Yo nunca he oído que haya una obligación de estudiar la CRT en ningún trabajo que haya tenido en mi vida. Encuentro que los trabajadores, sobre todo los de color, si aplican una posición y hablan de tema de diversidad o de asuntos raciales, pueden estar seguros de que no van a conseguir el trabajo. Yo no conozco que para acceder a un cargo de la administración haya que apoyar un punto de vista o una teoría. Uno tiene que darse cuenta de la igualdad entre hombres y mujeres, entre blancos y negros. Eso no es una teoría tan radical. Son las leyes. Yo he hecho más de diez entrevistar en escuelas de derecho para ser decano y le puedo asegurar que, si hablo mucho de los temas de diversidad o de los temas raciales, estoy seguro de que no voy a avanzar en mi carrera profesional.
Pero es muy fácil meter miedo a la gente, especialmente a la que no sabe y oyen a un político que habla de que hay un movimiento radical como la CRT. Si hay una escuela o universidad que sea tan radical en temas de diversidad, que me manden el número de teléfono, que me den el e-mail o la dirección de esa escuela porque me presento para trabajar allí. Pensé que usted me iba a preguntar si quienes escriben sobre la CRT son socialistas o comunistas. Esa pregunta me la hacen mucho: y yo siempre digo que tal vez alguno lo sea. Pero yo, con orgullo, le digo que yo no defiendo ese punto de vista. Porque el comunismo o el socialismo suenan a bonita utopía, pero nunca han triunfado en este mundo.