Qué sería de una cumbre entre los principales líderes mundiales sin un Donald Trump decidido a volver a ser el centro de atención y acaparar todos los focos... Pese a que Mohamed bin Salman, el príncipe heredero saudí, –quien ha levantado una enorme expectación–, y el presidente ruso Valdimir Putin han amenazado con quitarle el protagonismo al mandatario estadounidense tras dejar la imagen del día con un insólito saludo entre ambos, Trump ha logrado cobrarse su instante de (dudosa) gloria en la Cumbre del G20 en Buenos Aires, Argentina.
Ha sido cuando, manifestando su enfado y junto al anfitrión, Mauricio Macri, presidente argentino, –al que por cierto ha dejado plantado en el escenario antes de la foto con los líderes–, ha decidido tirar al suelo el aparato por el que escuchaba la traducción, cargando contra esta: “Entendí mejor en su idioma que a través de la traducción”, dijo.
La imagen es la enésima polémica que monta Donald Trump en una cumbre internacional. Sonado fue aquel ‘manotazo’ al primer ministro de Montenegro, Dusko Markovic, para hacerse un sitio en primera fila antes del inicio oficial de la reunión de los jefes de Estado y Gobierno de la OTAN en el pasado mayo de 2017.
Más cercana en el tiempo fue la polémica que montó en el G7 del pasado mes de junio de este año. Dejó una imagen para el recuerdo que definía exactamente la situación: Trump sentado, cruzado de brazos, con la cabeza alta y esbozando una sonrisa triunfalista. Frente a él, el resto de líderes, con Angela Merkel a la cabeza, erguida hacia adelante, con las manos sobre una mesa y mirando con el ceño fruncido al inquilino de la Casa Blanca. Fue la imagen del ‘Trump contra todos’.
El mandatario reprochó a todos que “algunos países no pagan lo suficiente” y estalló contra Justin Trudeau, primer ministro de Canadá, después de la cumbre, tachándole de “deshonesto y débil” antes de defender la política de aranceles de EEUU.