Por unos motivos u otros, los cimientos del mundo temblaron al conocerse la noticia: Donald Trump había ganado las elecciones de Estados Unidos y se proclamaba presidente –tras jurar el cargo el 20 de enero de 2017–, para la desolación de los demócratas, que veían en Hilary Clinton una potencial vencedora que, además, estaba llamada a romper por fin el “techo de cristal” de ver por primera vez a una mujer al frente en el Despacho Oval.
Pero, injerencias rusas aparte, el destino reservaba una sorpresa que, habida cuenta de la controvertida y polémica campaña del magnate republicano, casi nadie esperaba. Para ilustrar la situación y el momento, apenas un mes después de que Trump llegase a la Casa Blanca, la revista 'Time' publicaba en su portada la creación del dibujante y colaborador Tim O’Brien, a quien se le solicitó dibujar a Trump en medio de una tormenta, en un presagio y avance del complejo panorama político y social que iba a afrontar Estados Unidos con su llegada, ante el abrupto cambio de modelo con respecto a su predecesor, Barack Obama.
Y del pasado a lo presente, lo cierto es que la situación no ha variado demasiado en su esencia: Trump sigue generando un enorme revuelo mediático, tanto con sus declaraciones como con algunas de sus políticas, y por ello, 'Time' ha vuelto a acudir al dibujante Tim O’Brien para rediseñar la portada que un año y dos meses atrás confeccionó. Esta vez, Trump sigue sumido en una tormenta, pero en esta ocasión el temporal le ha pillado de lleno. También en el Despacho Oval, con su igualmente mediática cabellera despeinada por el viento y los papeles de la burocracia presidencial volando por los aires, ahora, sin embargo, no hay mesa sobre la que apoye sus codos: se ha cubierto de un agua que amenaza con llegarle al cuello.
Prevista para su entrega del 23 de abril, como informa Mashable, 'Time' acompaña la nueva reinterpretación de la situación con un mensaje en Twitter que deja ver cuál es la razón esencial de este cambio: “Donald Trump confió en Michael Cohen para lidiar con la tormenta. Ahora el presidente está solo”.
Un tuit que encierra varias claves: La primera señala a Michael Cohen, –el abogado personal y hombre de confianza del presidente–, ‘cercado’ por el FBI, que este lunes registraba sus oficinas en una investigación llevada a cabo por una presunta estafa financiera y financiación ilegal, según ha informado The Washington Post. La segunda, relacionada directamente con la anterior, tiene que ver con un sutil juego de palabras cargado de doble sentido: Efectivamente, Trump lucha contra una nueva ‘tormenta’ tras conocerse el citado cerco de la policía federal estadounidense a su abogado. Y de ‘tormenta’, que en inglés se escribe ‘storm’, a --‘Stormy’--, hay un paso. Stormy Daniels, la actriz porno que ha denunciado presiones, amenazas y extorsiones de Trump y su entorno para silenciar la relación que mantuvo con el mandatario.
De hecho, tras conocerse el escándalo, el propio Michael Cohen reconoció públicamente haber pagado 130.000 dólares a la actriz unas semanas antes de las elecciones de 2016, si bien Trump dijo, por supuesto, no estar al corriente de dicho pago.
Así las cosas, en los registros efectuados por el FBI, los archivos y documentos recopilados estarían relacionados, entre otros, con dicha entrega de dinero a Stormy (Stephanie Clifford).
LA INJERENCIA RUSA
Más allá, la injerencia rusa en las elecciones en favor de Trump es otra de las cuestiones contra las que lidia el presidente. La investigación a este respecto la encabeza el fiscal especial Robert Muller, pero Trump ya ha dado también una respuesta a esto a través de su secretaria de prensa, Sarah Sanders: cree tener autoridad y "poder" para cesarle; algo a lo que, precisamente, ha demostrado estar acostumbrado (con un largo historial de ceses a su espalda).
TENSIÓN BÉLICA
Por último, sin entrar en la tensión con Corea del Norte y continuando con Rusia para saltar al campo bélico, las últimas declaraciones de Donald Trump retan al Kremlin a derribar los “misiles” que sugiere que empleará en Siria como respuesta al ataque químico en Duma, Siria, por los que culpa directamente a los de Putin y el régimen de Bashar al Ásad.