La pandemia de covid-19 está complicando el objetivo de Unicef de reducir en los altos índices de mutilación sexual de mujeres en el mundo, según ha declarado Henrietta Fore, directora ejecutiva de este organismo internacional de defensa de los niños.
Fore y la directora ejecutiva del UNFPA, Dra. Natalia Kanem, con motivo del Día Internacional de Tolerancia Cero con la Mutilación Genital Femenina, que se conmemora el este sábado 6 de febrero han alertado de que, en el transcurso de la próxima década, podrían producirse dos millones de casos adicionales de mutilación genital femenina a medida que la pandemia continúa obligando al cierre de escuelas e interrumpiendo los programas que ayudan a proteger a las niñas de esta práctica nociva.
Incluso antes de que la covid-19 trastocara el progreso, la meta de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de poner fin a la mutilación genital femenina para 2030 ya era un compromiso ambicioso.
Según estas representantes, lejos de disminuir los objetivos previstos, la pandemia ha fortalecido la determinación de proteger a más de 4 millones de niñas y mujeres que se enfrentan un alto riesgo de padecer mutilación genital cada año. La manera de lograrlo es poner en práctica una serie de medidas.
Entre ellas destacan aumentar la colaboración a nivel internacional de todos los actores implicados, desde las pequeñas organizaciones de base comunitaria y los grupos a favor de los derechos de la mujer hasta las organizaciones no gubernamentales internacionales. A los agentes del cambio, desde docentes y trabajadores sanitarios hasta líderes religiosos y personas de la tercera edad locales, lo mismo que a funcionarios judiciales y de las fuerzas del orden. Los hombres y los niños también tienen un papel fundamental que desempeñar. Juntos, amplifiquemos las poderosas y persuasivas voces del número cada vez mayor de supervivientes que lideran un cambio transformador en sus comunidades.
Se necesita también un esfuerzo de financiación a un nivel igual al del compromiso propuesto, Incluso en aquellos países en los que ya están disminuyendo los casos de mutilación genital femenina.
También es necesario multiplicar el avance por diez para cumplir con el objetivo mundial de su eliminación para 2030. Esto requerirá alrededor de 2.400 millones de dólares en el transcurso de la próxima década (cerca de 2.000 millones de euros), lo que representa menos de 100 dólares por niña. Este es un precio muy pequeño a pagar para preservar la integridad corporal de una niña, su salud y su derecho a decir “no” a esa violación de sus derechos. Sin embargo, la mayor parte de este dinero no se ha recaudado todavía.
Una actuación rápida es necesaria, aseguran, para garantizar que las niñas tengan acceso a educación, a atención sanitaria –incluidos servicios de salud sexual y reproductiva– y a medios de subsistencia, y también que estén protegidas por leyes, políticas y nuevas normas sociales. Todo ello, alentando las habilidades de liderazgo de las adolescentes y sus pares masculinos inspirandos su poder para hablar y decir “basta” a todas las formas de violencia, incluidos los ataques violentos a sus cuerpos.
Las representantes de Unicef están convencidas de que las mismas intervenciones que pondrán fin a la mutilación genital femenina también contribuirán al poder y la capacidad de decidir de las niñas y las mujeres para ejercer sus derechos humanos, desarrollar su potencial y contribuir plenamente a sus comunidades y futuros. La eliminación de la mutilación genital femenina y la igualdad de género implica objetivos interdependientes y complementarios. Dicho de otra manera, si la igualdad de género fuera una realidad, no habría mutilación genital femenina. Este es el mundo al que aspiramos y los Objetivos de Desarrollo Sostenible trazan el camino para llevarnos ahí.