La policía argentina ha detenido este jueves dos narcotraficantes sospechosos de vender la droga adulterada que ha dejado 23 muertos y más de una treintena de hospitalizados en Buenos Aires, capital de Argentina. Uno de ellos es Joaquín Aquino, un capo de la droga, que fue arrestado en su casa junto a otro de los miembros de la banda que dirige.
En varias redadas por la provincia bonaerense, los agentes se incautaron de más de 15.000 dosis de cocaína, armas y dinero. Las víctimas sufrieron una intoxicación opiácea de graves consecuencias, según han informado las autoridades.
"Empecé a vomitar sangre y me vine al hospital", dice uno de los afectados. Las autoridades argentinas han declarado la alerta epidemiológica y han reforzado la distribución de medicinas para los pacientes hospitalizados.
Se trata de de una crisis de salud sin precedentes en Buenos Aires. "Este hecho es absolutamente excepcional, no tenemos ningún antecedente", afirmaba el fiscal general de San Martín, Marcelo Lapargo. Las autoridades advierten de que puede aumentar el número de víctimas.
Las primeras ocho muertes se registraron el martes por la noche. En total, alrededor de 12 personas han sido detenidas por su vinculación con los hechos. El Gobierno de la Provincia de Buenos Aires también exhortó a la población a acudir a los centros médicos si empezaban a tener dificultad para respirar o un aumento súbito del sueño tras haber consumido cocaína en las últimas 24 horas. El mensaje es que todo aquel que haya comprado droga en las últimas horas o días, que no la consuma, que se deshaga de ella. Es muy peligrosa, mortal.