Veintiséis detenidos por lapidar a una mujer acusada falsamente de quemar el Corán

Su padre se abraza al consuelo que le dan sus vecinos y niega antes de enterrarla que su hija, de 32 años, hubiese quemado hojas del libro santo para los musulmanes. Un mulah acusó a Farkunda de quemar el sagrado Corán. Ahora lo han detenido y ha confesado que había mentido. Al parecer el religioso difundió el bulo porque quería vengarse de la chica que estaba distribuyendo tawiz, trozos de papel con versos del Corán, que son usados como amuletos para alejar la mala suerte. Y allí mismo, cerca de la mezquita, la torturaron con piedras y la mataron a golpes ante los ojos de todos, incluída la policía que no movió un dedo para detener a la multitud medieval que la asesinaba despacio. Su ataud lo han cargado mujeres, algo inédito en el Afganistán salvaje donde ellas valen poco, poco. El mismo grupo de valientes ha cogido las palas para enterrarla y evitar así que su dignidad también quede bajo tierra.