Su nombre es Graham Clark, es oriundo de Tampa, Florida, EEUU, y con tan solo 17 años ha sido identificado por las autoridades estadounidenses como el artífice de uno de los mayores ‘hackeos’ de la historia de la red social Twitter.
El menor de edad, presuntamente, es el pirata informático que ha puesto en jaque la cuenta de más de una treintena de rostros reconocidos, incluyendo figuras que precisamente dominan el mundo de los ‘unos’ y los ‘ceros’, como es el caso de Bill Gates.
Concretamente, la lista de víctimas incluye famosos como el magnate Jeff Bezos, director ejecutivo de Amazon, Elon Musk, Joe Biden, Kayne West, Kim Kardashian, Warren Buffet, Michael Bloomberg o el mismísimo expresidente de Estados Unidos, Barack Obama, entre otros.
Una vez con el control de las populares cuentas de las víctimas, el joven se aprovechaba de la gran difusión que tenían sus perfiles, gracias al elevadísimo número de seguidores, para intentar que le enviasen dinero en Bitcoins a cuentas de las que presuntamente era dueño.
Así, por ejemplo, llegó a tuitear desde la cuenta de Barack Obama aprovechándose además de la pandemia para intentar recabar la máxima cantidad:
“Estoy devolviendo dinero a la comunidad debido al COVID-19. Todos los Bitcoint que se envíen a la siguiente dirección serán devueltos por el doble de cantidad. Si mandáis 1.000 dólares, os enviaré de vuelta 2.000. Solo lo haré durante los próximos 30 minutos”, escribió, llegando a tentar todavía más a quienes se hubiesen creído el mensaje: “Acabo de enviar 40.000”.
De esta forma, según refieren las autoridades, llegó a hacerse con más de 100.000 dólares, casi 85.000 euros, en un solo día.
“Estos delitos fueron perpetrados usando los nombres de personas famosas, pero no son las principales víctimas. Este ataque fue diseñado para robar dinero de los ciudadanos estadounidenses de todo el país, incluso de aquí, en Florida”, ha manifestado el fiscal del Condado de Hillsborough, Andrew Warren, como recoge New York Post.
Para dar con el paradero del hacker, precisaron una “compleja investigación a nivel nacional” que involucró al FBI, el Servicio Secreto de los Estados Unidos, el Departamento de Aplicación de la Ley de Florida y el Servicio de Impuestos Internos de Estados Unidos, entre otros.
Por sus actos, sobre Graham Clark pesa un cargo de delito de fraude organizado, 17 cargos de fraude de comunicaciones y uso fraudulento de información personal con más de 30 víctimas, así como otros cargos asociados a un fraude que involucra más de 100.000 dólares.