Corea del Norte celebró el sábado un inusual desfile militar con motivo del 75º aniversario de la fundación del Partido de los Trabajadores, actualmente en el poder. Vestido con un traje gris, el líder norcoreano Kim Jong-un se jactó de su músculo militar y exhibió el mayor misil intercontinental visto hasta la fecha.
Cada uno de los misiles balísticos intercontinentales (ICBM), los más grandes del mundo de este tipo según los analistas, fue transportado por un vehículo de 11 ejes de largo por la plaza Kim Il Sung, donde Kim observaba el acto desde una tribuna, según las imágenes retransmitidas por la cadena pública KCTV.
Las unidades de soldados de diferentes cuerpos desfilaron por la plaza, mientras el líder norcoreano sonreía o bromeaba con los generales. Los aviones de guerra sobrevolaron la zona, lanzando bengalas; los vehículos blindados recorrieron las calles; los misiles se exhibieron y ninguno de los participantes ni nadie entre el público llevaba mascarilla.
Después, en un gesto poco habitual, Kim Jong-un agradeció entre lágrimas al Ejército su rol en las labores de reconstrucción tras el paso de las últimas tormentas. También envió un mensaje a los “queridos compatriotas del Sur” , deseándoles que logren “superar la crisis sanitaria” y que ambos países puedan volver a “darse la mano”.
Además, aseguró una vez más que Corea del Norte no ha detectado un solo caso de covid19, y afirmó que deseaba “buena salud a todas las personas del mundo que luchan contra los males de este funesto virus”. El desfile se celebró en la madrugada del sábado, pero fue emitido en diferido unas 20 horas más tarde.
Las palabras de Kim Jong-un suponen el primer mensaje público de conciliación hacia Seúl desde que en 2019 Pyonyang empezara a endurecer el tono tras el fracaso de una cumbre con EEUU sobre desnuclearización en Hanói.
El nuevo ICBM tiene una envergadura mayor que la del Hwasong-15, el proyectil de mayor alcance probado por el régimen hasta la fecha, y según los expertos es el misil de combustible líquido más grande del mundo. En las últimas semanas, las imágenes por satélite captadas de los preparativos hacían presagiar que Corea del Norte mostraría al mundo la “nueva arma estratégica” que Kim mencionó en su discurso de Año Nuevo, en el que advirtió a Washington que, sin acuerdo de paz, el plan es seguir perfeccionando los recursos militares del país.
Entre las novedades exhibidas en el desfile se han contado también unas lanzaderas erectoras móviles (TEL) de gran tamaño transportando el mencionado nuevo misil, aunque de momento se desconoce si se trata de la enésima modificación de unas unidades adquiridas de China en 2012 o de un nuevo desarrollo autóctono o importado.
Pyonyang también mostró otro nuevo proyectil de alcance intermedio y combustible sólido (lo que agiliza su despliegue y dificulta su detección en contraste con un proyectil de combustible líquido) aparentemente llamado Pukguksong-4A, además de nuevos sistemas de radar anti-aéreos o lanzaderas con tracción de oruga.
Todo ello plantea dudas sobre el cumplimiento de las sanciones (especialmente por parte de China, principal socio comercial de Corea del Norte) impuestas por la ONU como castigo a las pruebas de armas de Pionyang, y con las que se pretende cortar el suministro de materiales y tecnología para el programa nuclear y de misiles norcoreano.