No hay signos de vida en la isla donde se ha producido la erupción del volcán en Nueva Zelanda. Algunos turistas consiguieron abandonar la isla a tiempo. “Hemos vivido lo que nunca esperas vivir”, cuenta una superviviente. Las autoridades dan por muertas a las ocho personas desaparecidas. Por el momento se han recuperado cinco cadáveres y hay una treintena de personas heridas.
Después de que un helicóptero de la policía, otro de rescate y un avión del Ejército de Nueva Zelanda hayan realizado varios vuelos de reconocimiento sobre el cráter del volcán Whakaari, las autoridades confirman que no hay signos de vida en la Isla Blanca.
El balance es de 13 muertos muertos y una treintena de heridos después de que las autoridades dieran por fallecidos a los últimos ocho desaparecidos.
Una cámara web grabó a varias personas cerca del cráter tan solo un minuto antes de la fuerte erupción, de la que se salvó este grupo de turistas, a los que les pilló cuando estaban abandonado la zona en barco tras visitar el cráter. Ya en el autobús Aline y Alessandro, una pareja brasileña, nos cuenta su pesadilla. “Hemos vivido lo que nunca esperas vivir, la erupción de un volcán”, dice ella todavía aterrada, “diez minutos después de embarcar se produjo la erupción”.
En el momento de la explosión había 47 personas en la isla. La mayoría turistas que venían en un crucero, aún atracado en el puerto, procedentes de Australia, Reino Unido, China, Malasia y Estados Unidos.
Tras visitar la zona y a los equipos de emergencia que participaron en las labores de rescate, la primera ministra neozelandesa ha dicho que la prioridad es recuperar los cuerpos de las víctimas.
Mientras sigue la alerta ante posibles nuevas erupciones del volcán.