Los desafíos de Boris Johnson para el 2021

  • El primer ministro está negociando tratados de libre comercio con Australia y Nueva Zelanda, pero el más importante es con los Estados Unidos

  • Deberá lograr un acuerdo a parte para el sector financiero, un sector clave porque genera la décima parte de todos los impuestos del país

  • El afán independentista de Escocia, la exigencia de los brexiteros de sentir que mejora su vida y frenar la covid son los otros tres retos

Después de cuatro años y medio de promesas y dimisiones, de peleas y tensiones, desde el referéndum del Brexit de junio de 2016, el Reino Unido ha salido de la Unión Europea (UE). Ya se han acabado las palabras. Es la hora para Boris Johnson de dar forma a este nuevo país del que tanto ha hablado en los últimos años. La nueva etapa del Reino Unido fuera de la UE después de cuarenta y siete años ya ha comenzado. Y lo ha hecho con unos espectaculares fuegos artificiales desde diferentes puntos de Londres y con un mensaje de optimismo del primer ministro.

“Nuestra libertad está en nuestras manos y depende sólo de nosotros sacarle el máximo partido” —dijo Johnson en un vídeo—. Ahora podemos hacer las cosas diferentes y, si es necesario, mejor que la UE”. Pese a este mensaje de optimismo, hay muchas dudas en el país. No hubo muchas celebraciones entre los brexiteros. Y es que el Brexit genera incertidumbres y sombras. Existe el temor entre el 52% de la población que votó Brexit en 2016 que la salida de la UE no sea lo que se imaginaba. Y el 48% que se oponía está preocupado por lo que ha perdido.

El ansiado Brexit ha llegado en medio de una terrible pandemia que está castigando el país de forma brutal y después de lograr un acuerdo en el último momento. Este tratado garantiza una salida ordenada, que era lo que más preocupaba al sector empresarial. Existen muchas dudas sobre si es el que querían los euroescépticos cuando depositaron su voto en las urnas en 2016. En cualquier caso, ya no hay marcha atrás. Johnson asegura que es el acuerdo que quería, que les devuelve la independencia y les debe permitir construir su futuro y derrotar al virus. Estos son los cinco principales desafíos de Boris Johnson para este 2021.

Tratados de libre comercio internacionales

Johnson afirma que, a partir de ahora, tendrán libertad para hacer tratados comerciales con cualquier país del mundo sin ninguna limitación por parte de la UE. Ya han firmado hasta 62 tratados. El último es con Turquía, un tratado de continuidad. El Reino Unido importa metales preciosos, vehículos, textiles y equipos eléctricos de Turquía. Este acuerdo está valorado con 18.600 millones de libras (20.890 millones de euros). Es su quinto mayor tratado de libre comercio tras los de Japón, Canadá, Suiza y Noruega.

El tratado con Japón fue firmado el 22 de octubre y tiene un valor de 31.600 millones de libras (35.490 millones de euros), un 2% de todo el comercio británico. Johnson está cerrando pactos con Nueva Zelanda y Australia. El gran acuerdo para este año es el que debe firmar con los Estados Unidos. El valor del negocio con los Estados Unidos es de 273.000 millones de dólares (224.000 millones de euros). “El tratado está hecho, no está lejos”, dijo en un tweet en embajador estadounidense en Reino Unido, Woody Johnson, tras materializarse la salida de la UE. El acuerdo lo negoció Donald Trump y deberá cerrarlo Joe Biden cuando asuma el cargo el 20 de enero.

Sin embargo, el tratado más importante es el que ha sellado con la UE. Tiene un valor de 660.000 millones de libras (741.275 millones de euros). El 43% de las exportaciones británicas van a la UE (en comparación con el 12% que van a Estados Unidos) y el 52% de las importaciones proceden de la UE.

Acuerdo separado para la City

Después de que se anunciara el acuerdo con la UE, las acciones de los principales bancos británicos cayeron en bolsa. El acuerdo no aclara el futuro del sector financiero, de la City de Londres. Este sector supone un 6,9% del PIB del país, en relación con el 0,1% de la pesca que fue al final el último escollo para darse la mano. El sector financiero es un pilar para la economía del país. Da trabajo a un millón de personas y en 2018 pagó 75.000 millones de libras (84.235 millones de euros) en tasas, prácticamente una décima parte de todos los impuestos.

Reino Unido está sufriendo la peor recesión en más de tres siglos y no puede permitirse dañar más al sector financiero. En los últimos años todos los bancos han abierto oficinas en el continente europeo y en Dublín para prepararse para el Brexit. La esperanza entre banqueros, reguladores y políticos británicos es que el acuerdo comercial con la UE ayude a desbloquear y sea la base un acuerdo separado para la City.

Boris Johnson reconoció, en una entrevista con el Sunday Telegraph, que cuando se trata de servicios financieros, “el tratado [con la UE] quizás no llega tan lejos como quisiéramos”. El ministro de finanzas, Rishi Sunak, dijo que continuarán las discusiones con Bruselas sobre el acceso a los servicios financieros.

Retener a Escocia

En su mensaje de año nuevo, Johnson también dijo que espera que la salida de la UE permita la unidad de las cuatro naciones que integran el país. Su optimismo contrasta con las palabras de Nicola Sturgeon, la ministra principal escocesa, que escribió en Twitter: “Escocia volverá con vosotros pronto, Europa, mantengamos la luz encendida”. Y ese será el gran reto de Johnson este año: mantener a Escocia dentro del Reino Unido.

El 62% de los escoceses votaron seguir en la UE en 2016, por el 48% de los británicos. Uno de los principales argumentos de los unionistas en el referéndum de independencia de 2014 fue que si se marchaban se quedarían fuera de la UE. Los independentistas perdieron con solo en 45% de los votos. Dos años más tarde el Reino Unido votó salir de la UE y les arrastró a fuera. El apoyo a la independencia ha crecido hasta el 58% desde el Brexit.

El 6 de mayo hay elecciones regionales en Escocia. Los nacionalistas de Sturgeon incluirán en el programa electoral un nuevo referéndum de independencia. Y son los favoritos. El gobierno de Johnson no permitirá la nueva consulta. Pero deberá cambiar de estrategia para convencer a los escoceses, que ven el Brexit como una forma de nacionalismo inglés, y salvar la vieja unión de 1707.

Mejorar la vida de los brexiteros

Boris Johnson consiguió la victoria en las elecciones del 12 diciembre de 2019 gracias al voto de los ciudadanos de clase trabajadora, laboristas y brexiteros de las zonas industriales del norte de Inglaterra. Renegaron de Corbyn y de los laboristas y entregaron prestado su voto a Johnson porque les prometía salir de la UE y una importante inversión en infraestructuras en toda la región. Les prometió la descentralización del país.

Durante las últimas décadas los ciudadanos del norte, del llamado “muro rojo (laborista)” han visto como se precarizaban sus condiciones de vida y cada vez se invertía menos en la región en pro de otras zonas como Londres y el sudeste de Inglaterra y de Escocia, donde se ha incrementado la inversión para frenar sus ansias independentistas. Los norteños asociaron su precariedad con la llegada de inmigración. Esperan que fuera de la UE se incrementen los salarios y el trabajo, pese a que el paro es de tan solo el 4,8% en todo el país (solo ha subido un 1,2% en los nueve meses de pandemia y de cierres). Johnson alimentó este sentimiento en la campaña del referéndum europeo de 2016 y en las elecciones generales de 2019.

Ahora ya están fuera de la UE y quieren ver cómo mejoran sus vidas. No le será fácil a Johnson por el alto coste de la pandemia y porque el norte es la zona más castigada por las restricciones. Las próximas elecciones no son hasta el 2024. Tiene margen de maniobra, pero un incremento del malestar de los votantes brexiteros puede volverse contra él.

Frenar los contagios de la covid

La recuperación económica está muy relacionada con el control de la pandemia. El propio gobierno ha reconocido que la pandemia está descontrolada con más de 50.000 contagios y mil muertes diarias. El número de muertos es de 73.512 desde que empezó la pandemia. Tres cuartas partes de la población se halla en una situación técnica de confinamiento con el cierre de todas las tiendas que no son esenciales.

El problema es esta variante británica originada en el condado de Kent, en el sudeste, tremendamente contagiosa y que ya se expandido por todo el territorio y fuera. Se ha detectado ya en España. La parte positiva es que, de momento, no se ha probado que sea más mortífera ni que afecte a las vacunas. El gobierno ya ha destinado 280.000 millones de libras (314.500 millones de euros) en ayudas relacionadas con la covid. El 80% en el pago de los sueldos de los trabajadores. La popularidad de Johnson se ha desplomado por su mala gestión de la crisis. Ha caído del 63% en marzo al 39% actual.

Su gran esperanza es la vacuna de Oxford y AstraZeneca, la vacuna que se fabrica en suelo británico, porque es más barata y más fácil de almacenar y transportar. Se empezará a administrar este lunes. Permitirá llevarla a las comunidades locales y a las residencias de ancianos. Han encargado 100 millones de dosis. Requiere de dos dosis por persona. El gobierno espera haber inmunizado a buena parte de la población de aquí a la primavera. Solo así podrá empezar la recuperación económica.