La decisión temeraria del gran calculador: el efecto del aislamiento personal de Putin
Putin, un líder duro pero pragmático hasta ahora, ha ido aislándose cada vez más hasta tomar su decisión más arriesgada, invadir Ucrania
¿Ha perdido el sentido de la realidad Vladimir Putin? ¿Se ha vuelto loco? ¿Hasta cuándo será capaz de resistir? Son preguntas que algunos analistas internacionales del The New York Times, Financial Times y The Guardian se plantean tras su decisión de invadir Ucrania y con ello lanzarse a una guerra cuyas consecuencias podrían ser catastróficas para el mundo entero.
Hasta ahora todos los pasos que había dado el presidente de Rusia –su intervención en Georgia o Siria- habían estado perfectamente medidos. ¿Cómo es posible que se meta ahora en esta jugada tan arriesgada que supone invadir Ucrania y que podría desencadenar nada menos que la Tercera Guerra Mundial?
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Lo cierto es que Putin (69 años) se ha ido aislando cada vez más y más. Aparte de la soledad habitual de cualquier dirigente autócrata, algunos analistas sostienen que la pandemia le ha trastocado definitivamente y le ha hecho "más paranoico, agraviado e imprudente que nunca".
Más aislado que Stalin
“Está incluso más aislado que Stalin", dice en el Financial Times, Gleb Pavlovski, un exasesor del presidente ruso. "En los últimos años de su vida, Stalin no acudía al Kremlin, vivía en su dacha, pero el Politburo acudía a verle, hablaban y bebían con él. Putin no tiene ni siquiera eso. Vive en el máximo aislamiento. Y en esa situación lo racional se vuelve irracional."
Recluido por la pandemia
Durante estos meses su obsesión por no contagiarse de covid le ha llevado a recluirse en una especie de búnker, sin apenas contacto con el exterior, y a mantener reuniones a través de viodeoconferencias o con una exagerada distancia de seguridad con sus interlocutores.
La camarilla de Putin
Por si fuera poco, apenas se ha rodeado de una camarilla cada vez más pequeña -integrada por ex agentes como él de la KGB o los militares más duros- incapaz de llevarle la contraria. "El círculo de contactos de Putin se está reduciendo. Afecta su mente", ha asegurado un ex funcionario de su gobierno al Financial Times. "Solía ver las cosas en 360 grados, ahora lo hace a 60".
Putin humilla en público a un colaborador
Su autoritarismo, quizás por esa falta de contrapeso, es cada vez más evidente. Solo hay que ver la escena de Putin humillando públicamente al jefe del servicio de inteligencia exterior, quien literalmente perdió la facultad de hablar por miedo, para darse cuenta del pánico que inspira también entre sus colaboradores.
¿Adiós al pragmático Putin?
Occidente siempre le ha tenido por un mandatario autoritario pero, aun así, pragmático con el que siempre conseguía finalmente entenderse. Pero la imagen de un estadista sobrio, que hacía caso omiso a los agitadores nacionalistas que lo instaban a que se anexionase más territorios de Ucrania, ha saltado por los aires.
Putin se ha ido cerrando cada vez más y más. Lo reconocía el propio presidente francés, Emmanuel Macron tras reunirse hace unas semanas con él durante cinco horas, aunque separados por una inmensa mesa de 15 metros. Macron reconoció que no era el mismo Putin que había conocido en el palacio del Elíseo en diciembre de 2019. Era "más rígido, más aislado", condicionado por una "deriva ideológica y de seguridad".
Por la estrategia que ha llevado a cabo está claro que su ambición puede ser muy grande pero su lógica también (Ernesto M. Pascual)
Ernesto M. Pascual, profesor de los Estudios de Derecho y Ciencia Política de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), reconoce que es difícil juzgar el estado mental de Putin. "Por la estrategia que ha llevado a cabo está claro que su ambición puede ser muy grande pero su lógica también", asegura.
"Ha preparado este escenario con antelación, lo cual no parece que sea obra de alguien meramente loco. Ha viajado a China para asegurarse de que ese país mantendrá el flujo económico con Rusia, incluso para ampliar el suministro de petróleo y de gas previendo que Europa iba a poner este tipo de sanciones y le iba a quedar este excedente. Y ha reservado fondos para intentar paliar la caída del rublo y la bolsa en general", explica Pascual.
El revanchismo de Putin
Lo cierto es que los últimos discursos del presidente ruso han estado impregnados de una mentalidad despótica, revanchista, basada en el pasado y en el trauma de la disolución de la Unión Soviética. Pero, ¿hasta cuándo podrá aguantar esta actitud imperialista Putin? La invasión de Ucrania puede pasarle una factura muy alta. Ya no solo por las sanciones impuestas por Estados Unidos y la Unión Europea, también por el hartazgo de su propia nación cuando empiecen a llegar cadáveres de sus propias filas.
"Las sanciones no van a impedir la invasión pero sí van a traer penuria. Habrá que ver entonces si la teoría de la camarilla estrecha es real o no", sostiene el profesor de la UOC. "Si estas sanciones empiezan a dificultar la vida de los oligarcas rusos que viven por toda Europa, es posible que empiecen a presionar a Putin para dar marcha atrás en estas decisiones. Habrá que ver además qué hace China, porque si le compra el excedente de gas e hidrocarburos, Rusia recibirá dinero y podrá mantener más tiempo la guerra", señala.