Se ha comportado en una batalla jurídica entre dos países, España y Uruguay, y en un tema particularmente polémico. Una madre decidió coger a su hija y huir con ella a Uruguay mientras acusaba a su marido de maltrato y de cometer abusos sexuales sobre la pequeña de siete años. Su exmarido defendió siempre su inocencia y la denunció por sustracción de menores, desde entonces la batalla judicial se ha desarrollado entre los dos países. Y esta continúa según desvela El Periódico de Cataluña. De hecho, el juez de Vielha (Vall d'Aran) ha aplazado hasta el próximo miércoles la entrega de la niña a su padre después de que el consulado uruguayo en Barcelona se haya negado este viernes a entregar a la menor.
La paradoja es que Uruguay cree a la madre y sus acusaciones mientras que España no. En Uruguay sí dieron crédito a las denuncias de abuso sexual sobre la niña en base a unos dibujos de la pequeña, pero no así en España, donde ya se archivó el caso en febrero del 2019. Pero hay más, porque en la batalla por la custodia de la pequeña, la madre también ha perdido. La niña tendrá que volver a España para vivir con su padre. Un juez de Vielha (Vall d'Aran) lo ha ordenado así. Y este viernes la niña debía ser devuelta. Pero no ha sido así porque el Consulado uruguayo no ha hecho entrega de la misma.
La madre de la pequeña no ha negado nunca que la separación fue traumática y que la niña fue testigo de situaciones poco recomendables. Defendía que la hija prefería estar con ella. La justicia española no está de acuerdo. Y ataca duramente la forma de actuar de la madre a la que considera "alguien que interfiere en el vínculo con el padre, que ejerce una práctica alienadora nociva para la menor y que presenta “una baja escala de sinceridad" e inciden en el "alto riesgo para la menor" de continuar viviendo exclusivamente con la mujer. Al padre, por el contrario, los psicólogos españoles lo ven como "alguien angustiado por la situación" y "con niveles altos de sinceridad”.
No se parece en nada a lo que en 2016 firmó la directora del Instituto Técnico Forense de Montevideo redactó el 23 de agosto del 2016 que sí dio crédito a las denuncias de la madre y observó "miedos a la figura del rol paterno, ausente y agresivo".
El asunto acabó en un litigio internacional que resolvió que madre e hija tenían que regresar a España y desestimó las acusaciones contra el padre. Lo hicieron en verano del 2018. El consulado de Uruguay en Barcelona le buscó un trabajo en Castelledefels.
Finalmente la custodia de la menor ha fallado que sea íntegramente para el padre. A partir de este viernes será la mujer quien podrá ver a su hija únicamente en visitas supervisadas de dos horas, una vez a la semana, en puntos de encuentro neutrales. En medio, la batalla judicial entre Uruguay y España deja heridas.