Miles de personas en el Reino Unido han decidido ahora ganarse la vida con una actividad con la que nunca habían pensado hacerlo: la recogida de frutas y verduras. En el último mes, la agencia “Totaljobs” asegura que el número de solicitudes para trabajar en el campo ha aumentado un 83%.
Según esta compañía, se han registrado en su página web 50.000 búsquedas de este tipo en una semana. En concreto el término “recolector de fruta” ha experimentado una subida del 338%. Otra agencia, “Indeed”, ha visto cómo entre el 18 de marzo y el 1 de abril el incremento ha sido del 6.000 %.
A la desesperación por la búsqueda de empleo en la situación de incertidumbre que vivimos, se une la falta de mano de obra en este sector, que ya se enfrentaba a un futuro incierto por el Brexit. Y es que, “en los últimos años un 98% de los temporeros han venido de países de Europa del este, como Bulgaria o Rumanía”, explica el Presidente de ‘Frutas de Verano Británicas’, Nick Marston, en declaraciones al diario “Telegraph”. Algunas compañías habían fletado ya aviones que las restricciones del transporte han dejado en tierra.
Hace unos días una serie de productores británicos lanzó una llamada de socorro: millones de toneladas de frutas y verduras podrían echarse a perder. Y pidieron formar lo que han denominado un “Ejército del campo” para que este verano haya alimentos en las estanterías de los supermercados del país.
La Asociación de Agricultores asegura que necesita “unos 70.000 trabajadores para cubrir las vacantes que han dejado los migrantes temporales”. Y apelan a aquellos en los sectores más afectados por esta crisis, como el entretenimiento, la restauración o el turismo, para “recolectar por el Reino Unido” y contribuir a “la salud de sus ciudadanos”.
La organización sin ánimo de lucro Concordia, que organiza experiencias para jóvenes en el extranjero, ha creado el programa “Alimenta a la nación”, al que se han apuntado ya más de 10.000 personas. Alrededor del 70% no ha trabajado nunca antes en el campo. Son especialmente estudiantes, pero también se han sumado carpinteros, cocineros y empleados del sector de servicios.
Aún así, algunos dicen que esto no será suficiente y piden al Gobierno que les ayude a organizar vuelos chárter. Se calcula que de Sofía a Londres puede costar unos 45.000 euros. En Bulgaria se ha impuesto el confinamiento, pero los trabajadores del campo son considerados esenciales y pueden moverse por el país. Y, aunque "easyJet" ha suspendido sus conexiones, la aerolínea de bajo coste "Wizz air" sigue volando desde la capital búlgara y desde Budapest (Hungría) al aeropuerto de Luton al norte de Londres.
En el Reino Unido la temporada empieza en abril y mayo con las fresas, luego las frambuesas, los arándanos y las moras. Arranca así ahora la época del año en la que el país es autosuficiente en cuanto a producto fresco: genera el 95% de los frutos del bosque que consume y un 100% del brócoli y de las zanahorias. Y el 23 de abril arranca la temporada del espárrago.
“Ahora que hay aquí personas que han perdido su trabajo y necesitan ingresos debemos contratar en el Reino Unido. Necesitamos su ayuda y ellos la nuestra”, incide Marston, que explica que el salario va de los 12.5 a los 17 euros la hora, dependiendo de la productividad.
El agricultor James Porter, que gestiona “Angus Growers”, ha asegurado al diario “Guardian” que la mayoría de las 19 fincas con las que él trabaja en Escocia ha cubierto las vacantes, tras el llamamiento que hicieron para encontrar trabajadores. En su mayoría son estudiantes universitarios.
Porter explica que “es un trabajo exigente y requiere habilidad, además de rapidez, destreza y saber qué fruta coger. Es una labor que temporeros migrantes, que son extremadamente rápidos, han estado haciendo durante 10-15 años”. Los nuevos deben aprender a utilizar la maquinaria y ahora, además, mantener la distancia de seguridad para reducir el riesgo de contraer el coronavirus.
Los productores reconocen que llevará tiempo formar a los nuevos y costará que puedan trabajar al nivel de los veteranos. Tampoco está claro que se vayan a quedar si encuentran que el trabajo es demasiado exigente. Y cuando las universidades reabran, los agricultores deberán buscar una alternativa.