Largas colas y pasajeros desesperados reflejan el bloqueo por tierra y aire en Hong Kong. Aeropuertos, autovías bloqueadas y redes ferroviarias como objetivo de los sabotajes. En estaciones de tren como la de Tung Chung, una de las más importantes, las protestas callejeras avanzan entre actos vandálicos contra puntos de venta automáticos, ventanillas, ascensores y todo lo que encuentran a su paso. Un nuevo peldaño en la escalada violenta que enfrenta a los manifestantes contra la policía. Protestas por la democracia, defienden, que se alargan desde junio por un proyecto de ley del régimen chino sobre extradiciones que está suspendido y del que exigen su retirada.
La respuesta de los agentes antidisturbios este domingo, de momento, dista bastante de la ofrecida este sábado en el metro, con cargas violentas, múltiples heridos y, al menos, 63 detenidos, uno de ellos de tan solo 13 años de edad. La acción más contenida para atajar su vandalismo según la portavoz policial en Hong Kong, que asegura que todos ellos disponían de explosivos y armas caseras para atacarles. La peor crisis en décadas en la excolonia del Reino Unido. Precisamente, ante su consulado, se han manifestado cientos de hongkoneses para recordar su ciudadanía británica, con el objetivo de recuperar, dicen, los derechos perdidos tras su devolución a China.