El confinamiento que provocó la pandemia de coronavirus en 2020 también tuvo algunos aspectos positivos. Por ejemplo, fue vital para la supervivencia de las tortugas verdes y, por extensión, para el equilibrio de la vida acuática. La gran puesta de huevos de estos reptiles es uno de los grandes espectáculos de la naturaleza.
"La primera vez que vi romper un cascarón, lloré lloré ante estas criaturas de dios. La madre vino a enterrar sus huevos en la orilla y los dejó sin mirar atrás", señala Djibril, dueño de un chiringuito en una playa de Senegal y voluntario del cuidado de tortugas. Cada año, miles de tortugas dejan sus huevos en las costas africanas. Estos animales casi siempre regresan a la misma playa donde nacieron para depositar sus huevos, a veces realizando viajes épicos de varios años para llegar a la misma pequeña zona de arena. Pero cada vez es más raro que vengan a esta playa. Y eso que antes se contaban por decenas cada día.
El aumento de la pesca, del turismo y de la construcción han provocado que las tortugas busquen otras zonas más confortables. Solo durante el confinamiento del covid de 2020, aumentó el número de tortugas que llegaron a esta playa. "El año pasado las fronteras estuvieron cerradas y había menos gente en las playas y los hoteles. Había menos luces y más tortugas vinieron a dejar sus huevos. Por eso desde el año pasado hemos visto más tortugas", dice este cuidador de la zona protegida.
Las tortugas actúan como limpiadoras de los océanos. Su alimentación a base de algas, garantiza un equilibrio en el ecosistema marítimo. Si la puesta de huevos vuelve a caer a los niveles previos a la pandemia y sigue en descenso hasta su desaparición, toda la vida acuática correrá un grave peligro.