El coronavirus asesta un duro golpe a una economía china desacelerada
China depende en buena medida de su consumo interno, que supuso el 57,8% del crecimiento del PIB el año pasado
El señor Wang, que vive en Wuhan, iba a pasar las vacaciones por el Año Nuevo Chino en familia. “Mi hermana iba a venir de Jiangxi y canceló su viaje. Un amigo tenía ya comprado el billete, pero lo devolvió. En mi familia acordamos quedarnos todos en casa por separado y celebramos la cena de fin de año a través del móvil, en nuestro grupo de WeChat”, cuenta.
La situación de la familia de Wang se repite por toda China. A él, los mercados bursátiles le pillan lejos, pero sus caídas de este lunes están íntimamente relacionadas con el hecho de que se haya tenido que quedar en casa por la amenaza del coronavirus. Shanghái cayó un 7,7% y Shenzhen, un 8,5% en su reapertura tras las fiestas, a pesar de la inyección de capital de 1,2 billones de yuanes -unos 158.000 millones de euros- que el banco central chino ha llevado a cabo para garantizar liquidez y suavizar turbulencias.
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Las vacaciones del Año Nuevo Chino, equivalentes a las Navidades en España, son una de las épocas de mayor gasto en el país asiático. Cientos de millones de personas vuelven a sus pueblos o aprovechan para hacer turismo. Y China depende en buena medida de su consumo interno, que supuso el 57,8% del crecimiento del PIB el año pasado.
Sin embargo, este año la epidemia lo ha cambiado todo. Tiendas cerradas, incluyendo las grandes cadenas internacionales, cines apagados en su mayor época de recaudación y lugares turísticos vacíos cuando deberían estar a rebosar. Según la agencia de noticias económicas Caixin, en la primera semana tras el brote, el coste para el sector servicios chino podría rondar los 130.000 millones de euros. Uno de los datos clave es el número de viajes. En estos días rondan los 15 millones de desplazamientos diarios, alrededor de un 80% menos que en años anteriores.
Para varios expertos consultados por el periódico estatal chino Global Times, el impacto del coronavirus podría ser mayor que el de la epidemia del SARS de 2002 y 2003 porque ahora el consumo pesa bastante más. Este año podría llevarse por delante en el primer trimestre, por lo menos, los dos puntos del crecimiento que se llevó entonces, eso contando con que la crisis no se alargue. Sin embargo, muchos también creen que, al igual que hace dos décadas, la economía se recuperará rápido tras la enfermedad.
La vuelta de las festividades tampoco está siendo como se esperaba. Las vacaciones escolares se han alargado varias semanas y los centros de trabajo están cerrados, reduciendo las jornadas o pidiendo a sus empleados que trabajen desde casa. Algo que está afectando de lleno a la producción. El Gobierno ha anunciado que va a comprar los excedentes de ciertas fábricas para mantener su capacidad máxima.
Aun así, los datos que se tienen todavía son escasos y están aderezados, además, con la perenne opacidad china.
El menor crecimiento en tres décadas
China creció en 2019 un 6,1%. La cifra, impensable para otros países como España es, sin embargo, la menor de las últimas tres décadas para un país que se acostumbró a crecer en tasas de dos dígitos durante años.
El Gobierno chino ha acuñado el término nueva normalidad para quitarle hierro al asunto y denominar así una etapa de crecimiento “más lento pero de mayor calidad”. China quiere pasar de ser una fábrica exportadora de productos baratos con sueldos bajos a potenciar la innovación y la manufactura de tecnología en una sociedad de clases medias basada en el consumo interno. Y recuerda que el PIB del país es mucho mayor ahora que hace años así que, aunque el porcentaje de crecimiento sea menor, en términos absolutos la economía se expande más.
Sin embargo, Donald Trump era alguien con quien China no contaba. La guerra comercial con EEUU y la consecuente escalada en los aranceles ha perjudicado al comercio bilateral de las dos mayores potencias mundiales. Por ejemplo, los ingresos industriales chinos cayeron un 3,3% en 2019 y un estudio de Naciones Unidas apunta a que China podría haber perdido el año pasado hasta 32.000 millones de euros en exportaciones a EEUU, del que sigue siendo principal socio comercial.
Aunque ambos firmaron un primer acuerdo en diciembre para ponerle fin al conflicto, todavía quedan muchos flecos por resolver.
Golpe al turismo
El peso de China en la economía internacional es enorme. El país representa el 18% del PIB mundial, por lo que una reducción de su crecimiento tendría también un impacto fuera de sus fronteras, todavía incalculable.
Uno de los sectores más golpeados podría ser el del turismo, con rutas aéreas cerradas, cruceros suspendidos y viajes en grupo prohibidos. Los chinos cada vez viajan más fuera de sus fronteras y gastan más que nadie. 160 millones de personas viajaron al extranjero desde China en 2019. En 2018, según la Organización Mundial del Turismo, los turistas chinos gastaron en el extranjero 250.000 millones de euros.
Algunos países, cuyas economías dependen del sector, están seriamente preocupados, en especial en el sudeste asiático. El turismo supone una quinta parte de la economía de Tailandia y, de esto, cerca de un 25% lo aportan los chinos. Las autoridades estiman ya las pérdidas en 1400 millones de euros. El Gobierno tailandés se resiste a cerrar sus fronteras al turismo chino, a pesar de su fuerte exposición al virus, algo por lo que ha recibido duras críticas internas.