Venezuela toma la delantera en América Latina y declara la cuarentena en Caracas y seis estados del país

  • El presidente venezolano anuncia medidas drásticas contra el avance del Covid-19

Venezuela se atrinchera ante lo que se avecina. La tarde del domingo Nicolás Maduro salió en cadena nacional por televisión y radio para informar de que había siete nuevos casos positivos en el país y que Caracas y otros seis estados entran en cuarentena desde el lunes a las cinco de la mañana.

En total, ya suman 17 enfermos en el país caribeño y las medidas tomadas por el presidente chavista son las más drásticas puestas en marcha hasta el momento en el continente latinoamericano, que comienza a darse cuenta de la magnitud de lo que se viene en las próximas semanas.

"O vamos a la cuarentena o la pandemia podría abatir inclemente y trágicamente a nuestro país como está sucediendo en Europa. Vamos a una situación que no hemos vivido", expresó el mandatario venezolano.

Mientras Nicolás Maduro anunciaba la cuarentena desde el Palacio de Miraflores, el país lo escuchaba y lo miraba perplejo. Esperaban las noticias del presidente y en varias redes se había difundido que se anunciaría precisamente eso: la cuarentena por regiones. Se sabía que vendrían medidas más drásticas a las anunciadas el pasado viernes cuando se conocieron los dos primeros casos positivos, y el fin de semana ha sido de concienciación y acopio en Venezuela.

En Caracas, los domingos suelen ser días muertos, como si la capital caribeña fuese un pueblito de la provincia de Huesca en agosto. Casi todo cierra y hay poca agenda de ocio, pero este domingo de preocupación ante la emergencia sanitaria se tomó en serio. Permanecieron abiertos menos restaurantes de lo habitual y prácticamente el cien por cien de los lugares que estaban abiertos al público solo servían pedidos para llevar tal y como se estipuló el pasado 13 de marzo, cuando salieron a la luz los dos primeros casos de COVID-19 en el territorio nacional.

Los corrillos de la gente que se animó a salir a la calle el domingo solo hablaban de qué hacer en caso de que aumenten los contagios. "Mira España cómo está", "¿Y cómo vamos a trabajar?", "¿Cerrarán todo?", "¿Por qué no llevas mascarilla?", eran solo algunas de las afirmaciones y preguntas recurrentes en un día, eso sí, de calor caribe esplendoroso. Cuántos caraqueños no habrán mirado hacia arriba desde sus ventanas, hacia el cielo azul impoluto y el sol del trópico que calienta los huesos pero no quema; y no se habrán repetido como un mantra aquello de "pero el virus no aguanta el calor". ¿Mito o realidad?

El domingo se veían más tapabocas por la calle, menos gente caminando, los mercados de comida callejeros redujeron su horario de apertura y las farmacias ya no estaban abarrotadas. Lo que se tenía que comprar ya se compró y ahora solo queda la prevención y la fe (de Dios y de encomendarse a él suelen hablar mucho los venezolanos en momentos de crisis y ahora no es una excepción).

La cuarentena en Caracas y en el resto de Estados designados por Maduro es indefinida por el momento, no tiene fecha de fin. Estarán exentos de hacerla los trabajadores del sector salud, la seguridad y la distribución de alimentos. Por el momento, no se cancelará el transporte público, pero será obligatorio el uso de tapabocas o mascarillas.

A las ocho de la noche del domingo, después del anuncio de estas medidas, eran pocos los establecimientos que permanecían abiertos en Caracas, y los que aún esperaban (de una manera tan optimista que rozaba el altruismo) púbico respiraban incertidumbre.

Ricardo, con mascarilla y mantel blanco, está detrás del mostrador de una arepera (las arepas de harina de maíz precocido son una de las comidas más tradicionales de caracas) que parece resistir el paso del tiempo, de la crisis y de lo que venga (¿del coronavirus?). Ricardo sirve unas cervezas medio calientes a unos clientes que preguntan si tienen comida para llevar. El relleno para las arepas se ve detrás del mostrador: carne mechada, pollo, ensalada de gallina (es como una especie de ensaladilla rusa pero con pollo), aguacate, quesos por doquier…

Ricardo no sabe si puede abrir en la cuarentena. Se supone que sí porque está considerado un distribuidor de alimentos. También está muy preocupado por el futuro. "Esto va a suponer unas pérdidas económicas enormes. No sé qué vamos a hacer". Al venezolano, con una economía completamente deprimida y que solamente en los últimos meses consiguió empezar a ver un poco de luz, todavía la crisis y el hambre le asustan más que la pandemia del virus.

Dentro del plan de contingencia, el gobierno de Maduro ha decretado que 47 hospitales de los 300 públicos que tiene el país, sean hospitales centinela, custodiados por las Fuerzas Armadas y puestos a disposición de los pacientes con síntomas de COVID-19.

En Caracas hay cuatro, una cantidad que, desde el colectivo de profesionales de la salud, consideran insuficiente para una población con una densidad demográfica como la de la ciudad capital.

Al mismo tiempo, trabajadores médicos y enfermeros de estos hospitales habilitados en Caracas se han quejado de que estos centros no cuentan con las condiciones necesarias para atender esta emergencia.

Carlos González, médico residente del Hospital El Algodonal, uno de estos cuatro centros habilitados en la capital, sostiene que "este Hospital no tiene las condiciones necesarias de infraestructura, personal, soporte nutricional… Tampoco tenemos las barreras de protección individuales necesarias para trabajar, aire acondicionado que funcione regularmente tal y como dicta la normativa de la OMS; y no tenemos agua continua las 24 horas".